Opinión
Ver día anteriorDomingo 12 de diciembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Desde otras ciudades

Sopa popular en París

Foto
Uno de los restaurantes del corazón, en la capital francesaFoto Yuriria Iturriaga
L

a sopa popular es una comida caliente gratuita para las personas sin ingresos o a un precio simbólico para quienes los tienen precarios. Servida en la calle, rara vez en una mesa con sillas, fue instituida a finales del siglo XIX en Europa y extendida a Estados Unidos y Canadá a raíz del crack bursátil de 1929. Dependiente de un voluntariado y de donativos privados, fue también asumido por muchas alcaldías en el siglo XX, habiendo salvado de la muerte por hambre a millones de obreros desempleados e inmigrantes.

Los llamados Restos du Coeur (restaurantes del corazón) fundados en 1985 por el cómico francés Coluche, distribuyen comida en camionetas: sopa, guisado y café calientes, en 10 puntos de París por la noche o, en el día, en seis direcciones se entregan paquetes con una despensa para cocinar y un café caliente; además de cuatro comedores colectivos abiertos a mediodía todo el año. Cada comida es completa y equilibrada para las necesidades de un adulto en 24 horas. En el lapso 2008-2009 los Restos du Coeur repartieron 100 millones de comidas entre 800 mil personas, gracias a donativos de millones de ciudadanos y a 60 mil voluntarios que trabajan en 1950 centros de Francia, Bélgica y Alemania. Siendo supervisados por contralorías oficiales, se sabe que más de 90 por ciento de sus egresos se traduce en el servicio gratuito de comida y sólo 8.5 en gastos de administración.

Otras asociaciones en París, como la Mezquita islámica o la Sopa de San Eustaquio –que reparte gratis bajo el porche de la iglesia sopa, guisado, postre y café, a una fila de personas anónimas durante el invierno– combaten el hambre al lado de la alcaldía capitalina que, mediante su operación Corazón de París, distribuye bolsas de comida incluyendo sopa caliente por las noches, desde camionetas que se estacionan en diversos puntos como frente al cementerio de Père Lachaise. Para este programa y para subvencionar las asociaciones de ayuda alimentaria, el Ayuntamiento destina 5.5 millones de euros.

A la luz de esta experiencia, Bertrand Delanoe no debe haberse impresionado cuando el Secretario de Desarrollo Social de DF dijo, hace unos días frente a los alcaldes de visita en la capital, según consignan los diarios mexicanos, que sus comedores populares eran un ejemplo para el mundo.

Yuriria Iturriaga, corresponsal