Política
Ver día anteriorMiércoles 15 de diciembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La verdad
L

a verdad, obra ganadora del Gran Premio Internacional de Pensamiento Crítico, fue publicada con seudónimo. A pedido expreso del autor, la editorial patrocinante ocultó su identidad. Las premisas del certamen eran novedosas: convocaban a reflexionar en la hoja de ruta de la izquierda platónica occidental (IPO).

El jurado estimó que a más de la singularidad en el desarrollo del asunto, la obra respetaba el escaso tiempo libre de las personas que trabajan de verdad. Con permiso de la editorial, la transcribo:

“Todo empezó cuando las llamadas leyes naturales se infiltraron en la contabilidad moderna. Como es sabido, estas ‘leyes’ imaginan a la sociedad y el Estado en forma de pirámide, sobre la cual reina una elite elegida por Dios. Las ‘leyes naturales’ empezaron a intervenir en los asuntos económicos.

“A finales del siglo XVIII, la IPO proclamó la ‘universalidad’ de sus ideas. La Iglesia dio un paso al costado, y pocos años después recuperó la iniciativa. Sin embargo, el caldero volvió a encenderse cuando la IPO creyó que el proletariado europeo y la burguesía (así como antes el cristianismo romano y la empresa feudocolonial) eran portadores de valores ‘universales’. ‘Catholicus’, justamente, quiere decir ‘general’, ‘universal’.

“Cautiva de tan nefando prejuicio, la revolución rusa chovinizó a la IPO. Entonces, los disconformes fundaron otra instancia universal a la que, igualmente, le resultaba imposible, a fuerza de meras ideas, contener las tendencias centrifugadoras de lo universal. Desconcertada, la IPO recurrió a exorcismos y conjuros, y en la guerra de España se desangró a sí misma.

Fue demasiado. De la Gran Revolución al No pasarán de Madrid habían transcurrido, apenas, 150 años. Hitler se alzó con el santo y la limosna. A un costo descomunal en vidas humanas, el patriotismo ruso derrotó a los nazis. Pero de los escombros emergieron los auténticos vencedores de la guerra: el sionismo y el paleocristianismo anglosajón. Dejo a ustedes, la conclusión final.

La verdad triplicó las ediciones de Harry Potter. Voraz, la editorial aturdía al autor: ¡Danos más! Y él respondía que sólo podía dar más de lo mismo. Hasta que un día, le dijo a su mujer salgo a comprar cigarros, y desapareció. Intrigado, perseguí sus huellas. Por fin, lo encontré en el Establecimiento de las Breves Palabras, logia misteriosa que, a cambio de la entrevista, me prohibió revelar su paradero. A continuación, el diálogo.

–Me sorprende usted. ¿Renunció al éxito?

–Para nada. Después de terminar el libro, quedé exhausto.

–¿Se arrepiente?

–¿De qué?

–Los críticos deploran su excesiva parquedad.

–A Pitágoras le bastaron tres palabras para inventar el neoliberalismo: todo es número.

–Y también lo acusan de engreído.

–Que se lo digan al Jesucristo de Yo y el Padre uno somos. No les haga caso. Los hechos que relato ya los habían pensado otros con más talento y… palabras.

–¿Qué lo movió a escribir La verdad?

–Una pintura de El Bosco: La nave de los locos.

–Me refiero a pensadores con obra publicada.

–¡Ah! Veo que para usted los pintores no piensan.

–¿Kant, Hegel, Nietzsche, Heidegger, la Escuela de Fráncfort?

–Perdón… ¿a usted le paga la rive gauche?

–Le ruego que deponga su cínismo.

–¡Cínico! El moralista Sócrates dijo que nada sabía, y en su agonía el racionalista Descartes envió por un sacerdote.

–Defíname la IPO en tres palabras.

–En dos: pensamiento sicolineal.

–Ayúdeme.

–Mire usted: por su naturaleza, la IPO desliga el conocimiento en relación con la totalidad de las cosas, y en lugar de los azares del compromiso le da cuerda al bulo de las utopías.

–¿Se refiere al compromiso tipo Sartre?

–Sartre fue un típico exponente de la IPO: entendió a Fanon y al Che, pero frente a Chávez, Ahmadinejad o Nasrallah, su hipertropía hubiera devenido en ceguera.

–¿Fue por eso que La verdad empieza fustigando el puritanismo?

–Así es. El puritanismo empezó en la Escuela de Crotona, alzó vuelo con Platón y los chiflados de Alejandría, se consagró con San Agustín y negoció el escudo de armas con la banca de los Fugger, los Weysler, y otros demiurgos que pusieron proa a Wall Street en la nave de los locos.

–¿Qué opina de Wikileaks?

–Mi próximo libro breve se llamará Caos político programado y acciones sicológicas inducidas.

–¿Eje argumental?

–La ilusión de tener todo bajo control.

–¡Un auténtico desafío para la IPO!

–Ni tanto. Su karma es la escatología.

–¿Cómo llegó a esa conclusión?

–Sentido común. Frente a las urgencias de las personas de a pie, la IPO cincela sus ideas en libros de piedra, atándolas a las montañas como si fueran mandamientos.

–¿A qué le teme usted?

–¡Por fin, una pregunta sensata! Le respondo: temo que los viejos reflejos apodícticos vuelvan a imponerse.