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Santo y falso profeta
E

n 1956. Presentación de carta de denuncia al Vaticano de serie de seminaristas víctimas de abuso sexual por parte de Marcial Maciel y sobre su adicción a la morfina.

Octubre de 1996. Jason Barry viajó a México, enviado por The Hartford Courant; después de una lenta y minuciosa investigación, en febrero del año siguiente publicaría el testimonio de abuso sexual de ocho sacerdotes ex legionarios de Cristo por parte de Marcial Maciel.

Abril de 1997. El periódico La Jornada jaló la información y provocó el enojo de la jerarquía católica. El reportero Salvador Guerrero Chiprés abordó al cardenal Norberto Rivera en una entrevista de banqueta y le preguntó sobre las acusaciones lanzadas a Maciel. Rivera respondió: Son falsas, son inventos, y tú nos debes enterar cuánto te pagaron.

Mayo de 1997. Canal 40 presenta a cuadro el testimonio de los primero sacerdotes víctimas de abuso que rompieron el silencio en televisión: José Barba, Saúl Barrales, José Antonio Pérez Olvera y Alejandro Espinosa; esto después de advertencias, amenazas y súplicas para evitar que se transmitiera el programa por parte del secretario particular del presidente Zedillo, del secretario de Comunicaciones y Transportes, y de empresarios como Lorenzo Servitje y Alfonso Romo.

Junio de 1999. El sacerdote Alberto Athié envía carta al Vaticano denunciando los abusos de Marcial Maciel por la vía del obispo de Coatzoacalcos, quien ofreció entregar la carta al Vaticano, pero cuando volvió de Roma, Joseph Ratzinger le dijo: Lo lamento, pero el caso no se puede abrir porque Maciel es una persona muy querida por el Santo Padre. No es prudente hacerlo. Al enterarse Norberto Ribera se levantó y le dijo a Athié: ¿Qué no escuchaste lo que dije? Es un complot y no tengo nada más de que hablar. Hasta luego.

26 de noviembre de 2004. Carta de Juan Pablo II: “Al reverendo padre Marcial Maciel, superior general de la Congregación de los Legionarios de Cristo: Estoy feliz de unirme espiritualmente al gozo y a la acción de gracias que, desde usted, reverendo padre, y desde el corazón de todos los miembros de esta familia religiosa se eleva a Dios, fuente de todo bien, con ocasión del 60 aniversario de su ordenación sacerdotal (…) Sus 60 años de vida sacerdotal, reverendo padre, han estado señalados por una significativa fecundidad espiritual y misionera con diversas obras y actividades apostólicas como el Movimiento Regnum Christi, la red de escuelas denominada Mano Amiga, las numerosas instituciones educativas y caritativas –presentes hoy en 16 países de los cinco continentes– que tienen el objetivo de promover los valores de la familia y de la persona humana, los centros universitarios de estudio y de formación”.

27 de mayo de 2006. El cardenal Norberto Rivera Carrera sale a la defensa de Marcial Maciel. Asegura: todo lo que dicen de que fue condenado, de que fue impedido, etcétera, es puro cuento porque el documento sólo dice que lo invita a retirarse a la vida privada. Ese fallo no es una afrenta para los Legionarios de Cristo, porque el padre Maciel, dijo, siempre será su fundador, y un motivo de alegría el saber que sigue adelante.

30 de enero de 2008. Mensaje de los Legionarios de Cristo al morir Marcial Maciel: El padre Maciel pasó sus últimos años en una vida reservada de oración, con un espíritu de obediencia, sumisión y amor a la Iglesia católica a la que tanto amó y enseñó a amar, buscando que la congregación estuviese siempre centrada en el amor a Cristo y en la adhesión y servicio totales al Papa y a la Iglesia.

3 marzo de 2010. En entrevista con la periodista Carmen Aristegui en MVS Radio, dos hijos de Marcial Maciel hablaron de prácticas de abuso sexual perpetradas durante años por parte de su padre.

13 de diciembre 2010. Los legionarios ordenaron retirar de todos sus instalaciones las imágenes de su fundador.

El caso Maciel confirma que la Iglesia católica falsifica y fabrica mentiras para sacar riquezas y acrecentar su poder, como dice Uta Ranke-Heinemann: La Iglesia católica nos enseña lo que Dios ha revelado, pero los cristianos obtienen la verdad, si es que la obtienen, sólo de una segunda mano. Pero la verdad que ha pasado por manos extrañas es una verdad censurada. El Dios con el que se encuentra el hombre al final de la cadena de los distribuidores eclesiásticos es un Dios pasado por la censura.