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Sin permisos, muchos levantan rejas, muros y casetas de vigilancia en accesos a barrios

Vecinos amurallan la capital de Chihuahua ante la delincuencia

En dos años, el robo a casa habitación se disparó en más de 300 por ciento, según informes

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Aspecto de una de las calles cerradas en la ciudad de Chihuahua, donde los vecinos se quejan de la alta incidencia delictivaFoto Miroslava Breach
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 19 de diciembre de 2010, p. 31

Chihuahua, Chih., 18 de diciembre. El alto índice de criminalidad ha convertido a la capital de Chihuahua en una ciudad amurallada. Vecinos de fraccionamientos y colonias construyen rejas, muros y casetas de vigilancia en las entradas de sus colonias y barrios, con la intención de que esa medida frene la acción delictiva.

Muchos ni siquiera esperan autorización de las autoridades, necesaria para estas obras: sin permiso proceden al cierre de calles y al control del tráfico vehícular en sus zonas.

Eloy García Tarín, secretario general del ayuntamiento, informó que hasta el 10 de octubre se otorgaron más de 300 permisos para el cierre de calles, los cuales tendrán que ser revisados por las nuevas autoridades debido a que en muchos casos no se cumplieron los requisitos del reglamento municipal, consistentes en respetar las dimensiones de las entradas para permitir el paso de los vehículos de servicios públicos o de emergencia.

El principal problema es que los cierres proliferan, con o sin permiso municipal, como ocurrió hace unas semanas cuando vecinos de la calle Alhelíes, en la colonia Tecnológico de Monterrey, levantaron una reja en la entrada que da a la avenida Heroico Colegio Militar, una de las de mayor tráfico. Hasta el lugar llegaron elementos de las policías estatal y municipales, pero no pudieron impedir la colocación de la reja.

La representante Gloria Leos Madrigal dijo que todos sus vecinos firmaron de común acuerdo y decidieron manifestarse ante la acción policiaca que pretendía tirar sus rejas: Son incompetentes, no protegen a los ciudadanos, escribieron en improvisadas cartulinas mientras mujeres, hombres y niños se colocaron ante los barrotes para impedir que los derribaran.

En otro casos, el amurallamiento ha causado confrontaciones entre los mismos vecinos, como en El Campanario, fraccionamiento de clase media alta que decidió controlar todos los accesos con rejas y casetas. Aun cuando lograron la autorización municipal, muchos residentes no están de acuerdo con la medida.

Lo mismo sucede en Residencial Campestre cuyos accesos están totalmente cerrados y ha generado inconformidad en algunos habitantes que ven entorpecida la circulación vial a la que estaban acostumbrados.

Otro problema es el congestionamiento vehicular en las avenidas aledañas a las zonas cerradas. Las autoridades no parecen encontrar una solución que concilie la demanda de los ciudadanos de mayor seguridad con la apertura de las calles que han sido cerradas.

Y es que en los dos pasados años el robo a casa habitación en la capital del estado se disparó en más de un 300 por ciento. Otro delito que creció es el robo de vehículos y colocó a la ciudad en el primer sitio a escala nacional en esa incidencia delictiva. En las dos semanas recientes han ocurrido al menos seis asaltos armados a domicilios, estando sus moradores dentro.

La gente no parece tener otra alternativa que levantar muros, rejas y casetas en busca de la protección que no brindan ningún nivel de gobierno.