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Carlos Bosch vindica el juego en un libro editado por el FCE

Investigador coloca al billar como actividad al nivel de las ciencias
 
Periódico La Jornada
Viernes 31 de diciembre de 2010, p. 6

La reivindicación del billar, juego comúnmente asociado al ocio, es el principal planteamiento del libro El billar no es de vagos, escrito por Carlos Bosch, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), publicado por el Fondo de Cultura Económica.

Con el subtítulo Ciencia, juego y diversión, la narración, ambientada en un salón de clases, rescata el carácter del billar como lúdica herramienta de razonamiento, cuya existencia ha dejado marca incluso en las artes.

Durante la vida del cardenal Richelieu, en Francia (1585-1642), una de las épocas doradas, era necesario que los mosqueteros del rey, además de saber historia, matemáticas y tácticas militares, fueran hábiles jugadores de billar, describe el también investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México.

No pude menos que pensar que ponían a las matemáticas y a la historia al nivel del billar, o al revés, por lo cual cada vez estoy más convencido de que este juego no es de vagos.

Más allá de colocarlo como pasatiempo, Bosch aborda esta práctica, que ha acompañado a la sociedad occidental, al menos los pasados cinco siglos, a través de diversas materias que muestran su dificultad y encanto, como la historia, las artes, la física, la química y las matemáticas.

El texto del investigador del Instituto de Matemáticas de la UNAM se divide en 10 apartados que desmenuzan las implicaciones científicas de este juego y ofrecen un panorama histórico de sus rudimentos y evolución.

El billar no es cosa de vagos, volumen editado en la colección La ciencia para todos, muestra las expresiones de su injerencia en el arte, como su mención en la obra Antonio y Cleopatra, de William Shakespeare, donde la reina de Egipto lo practica, o en la pintura Le café de nuit, de Vincent van Gogh, en cuyo centro aparece una mesa de billar.