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Doctor Fernando Díaz Infante, in memoriam

A

l recibir la noticia sentí que una parte muy entrañable de mi vida desaparecía con Fernando. Pero fue sólo un instante porque la verdad es que su presencia en nuestra vida es parte tan esencial de ella, de nuestra vida, que no podríamos entenderla sin todo lo que él la enriqueció a lo largo de más de 40 años de la más estrecha amistad, estrecha a pesar de la distancia que separa a nuestra casa de Oslo de la de los Díaz Infante en la ciudad de México.

Enriqueció nuestra vida con su sólida sabiduría científica y también con la gracia de su corazón, porque en los momentos difíciles –y también en los fáciles– nos ayudó, más que nadie nunca, a armonizar lo disonante, a compaginar lo diverso, a unir lo disperso, a conciliar lo opuesto, a reconocer el amor donde no sabíamos verlo, a festejar el cotidiano milagro de la vida.

La infinita bondad y generosidad de Fernando fue del tamaño de su inteligencia, de su sensibilidad y de su erudición. No he conocido nunca un espíritu más refinado que el de Fernando: en él se dieron cita las mejores estirpes culturales de nuestro México y en él florecieron con ese aliento que muchos llaman renacentista.

Al admirar la excelencia de sus pinturas y sus fotografías, de su cerámica y de su ebanistería, de sus textos históricos y de los sicoanalíticos, de sus numerosos e inagotables proyectos, de su formidable ánimo creador, me gustaba repetirle lo que mi papá decía: Fernando es un tipo del Renacimiento. Y él nomás se sonreía con esa humildad tan característicamente suya, tan característica de los seres verdaderamente superiores.

Su presencia seguirá siempre viva al lado de su Claudina –su más que única–, de Saray y Claudina Fernanda, de Denia y Lorena, de sus nietos y de todos los que tuvieron la suerte de ser sus amigos. Nosotros acá, tan lejos de México y tan cerca de Fernando, seguiremos preguntándonos frente a lo que nos pasa: ¿Qué diría Fernando? ¿Qué opinaría? ¿Qué nos aconsejaría? Y probablemente podremos adivinar el consejo de nuestro fraternal e incomparable guía hasta el día en que vayamos a reunirnos con él.

Juan Pellicer López

Aniversario de desaparición

Tristemente el 30 y 31 de diciembre se cumplen 29 años desde que nuestros compañeros luchadores sociales Austrebertha Hilda Escobedo Ocaña y Juan Carlos Mendoza Galos fueron detenidos-desaparecidos, sin haber de por medio orden judicial que justificara esta anticonstitucional forma con la cual procedieron las autoridades policiacas, en nuestro lastimado pueblo de México. Juan Carlos e Hilda formaban parte de una joven generación comprometida con las causas más sublimes, con las que cuenta todavía el ser humano, que fue la de soñar con un mundo de libertad plena, justicia y condiciones de vida material equitativas y la renuncia de todo tipo de formas de discriminación, desigualdad e inequidad. Nuestros compañeros pagaron con su desaparición física y por ende el alejamiento de sus familias, por tener esta toma de conciencia, que se tradujo en la luchar a favor de los campesinos pobres y de una práctica de ejercicios libres en el campo de la pedagogía a través de la lucha magisterial democrática e independiente.

Amigos y familiares seguiremos reclamando como cada año su pronta presentación y liberación y la de los más de mil compañeros detenidos desaparecidos por motivos políticos.

Yolanda Calixto García

Refiere diagnóstico equivocado

En marzo de 2009 mi hijo acudió a urgencias en el HGZ No. 8 del IMSS, donde perdió el conocimiento en dos ocasiones, por lo que fue hospitalizado. Permaneció dos días y de acuerdo con los médicos presentaba un cuadro severo de gastritis y colitis; en ningún momento dieron importancia a la pérdida de conocimiento. Al día siguiente de que fue dado de alta, presentó nuevamente un estado de angustia, sudoración extrema e hipotermia, por lo que fue a un médico particular y con los estudios que le fueron realizados se encontró una baja de azúcar que no fue detectada en el hospital. Las recomendaciones fueron elevar el nivel y una serie de estudios para determinar su estado, pero ya no se realizaron pues el día 25 del mismo mes alrededor de las 4 de la mañana llevé a mi hijo a urgencias al HGZ No. 8 del IMSS pues intentó suicidarse. El médico que lo atendió suturó las heridas y a pesar de haber perdido sangre por lo cortes que se realizó, ni por error se detuvo a revisar su estado. Recorrimos varios hospitales del sector salud en busca de ayuda, hasta que nos indicaron que necesitaba atención siquiátrica y afortunadamente lo recibieron de inmediato en urgencias del hospital Ramón de la Fuente, y después de una evaluación me notificaron que tenía que quedarse hospitalizado. Uno de los requisitos era que contara con una persona para atención las 24 horas; al no poder cumplir con esto nos sugirieron canalizarlo al hospital siquiátrico Fray Bernardino, donde fue recibido y atendido de manera inmediata en el área de cuidados intensivos. En la actualidad cuenta con un tratamiento y un diagnóstico (esclerosis mesial temporal que degeneró en depresión grave recurrente y trastorno al límite de la personalidad, y no problemas gastrointestinales como dijeron en el IMSS).

Es una pena que mi hijo tuviera que renunciar a un derecho por falta de interés y profesionalismo de algunos de los médicos que laboran en el IMSS. ¿Será que el objetivo de esta institución sea que nos fastidiemos por su ineficiencia y busquemos otras alternativas para preservar la salud?

(Carta resumida.)

Lourdes Vargas

Exhortación al SME

Salud a todos. El pasado año 2010 nos ha dejado muchas cosas buenas y otras no tan buenas, pero de todo ese bagaje estamos obligados a retomar lo mejor, puesto que en el año que apenas inicia debemos comprometernos a intensificar las acciones con la práctica de los pasados 14 meses, pero sobre todo con la experiencia de los primeros 96 años de lucha de este glorioso Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Ahora el movimiento electricista va más allá de la recuperación del empleo. Sabemos todos, y el mismo gobierno lo sabe también, que esto ya es un movimiento social que hoy traspasa las fronteras, estamos forzados a ganar y condenados a la victoria, esto no es casualidad sino oficio y práctica.

El año que ha empezado será decisivo en la realización de nuestros objetivos comunes, ya que el SME vive y vive y también la lucha sigue y sigue.

No olvidemos que tenemos un plazo para ganar, ya que no hay plazo que no se cumpla, y ese vencimiento es y debe ser hasta alcanzar la victoria. Ese es y debe ser nuestro plazo. Para ello los caminos que habremos de tomar será la decisión de todos como siempre lo ha sido, ya que para eso son las asambleas, se toman acuerdos y la mayoría manda. El Comité Central lo sabe, el compañero secretario Martín Esparza Flores lo sabe también, ya que el general dirige y manda obedeciendo. Así somos en el SME, por eso vamos a ganar.

Martín Juárez Vique, electricista jubilado