Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 2 de enero de 2011 Num: 826

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El profeta insumiso: William Blake (1757-1827)
RODOLFO ALONSO

Tras las huellas de Lowry en Oaxaca
ALBERTO REBOLLO

Los dos talleres de Nandino

Elías Nandino y Estaciones
GERARDO BUSTAMANTE BERMÚDEZ

Elías Nandino, entre poesía y bisturí
LEONARDO COMPAÑ JASSO

El poeta frente al espejo
GUADALUPE CALZADA GUTIÉRREZ

Leda Arias: búsqueda, compromiso y permanencia
INGRID SUCKAER

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGUELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Jorge Moch
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ACTA, lobo con piel de cordero

Para el matemático Villedas

México es un país donde la piratería es un negocio inmenso. No bien se estrena una película en Hollywood cuando ya podemos comprar a la salida del metro una copia pirata en DVD. Hay puestos por todos lados que venden productos pirata, clonaciones de calidad muy menor al original pero también de muy menor precio, desde perfumes hasta bestsellers literarios. Un negocio ilícito en que participan activamente ciudadanos de todos los estamentos posibles, desde el de muy a pie que encuentra en el comercio informal el único sustento posible ante la ineptitud del Estado dogmático y neoliberal para generar bienestar económico, hasta depredadores de cuello blanco ligados, se dice, a la familia del mismo presidente de la República (allí los escándalos que involucraron durante el sexenio pasado a los hijos de la mujer de Vicente Fox). En consecuente principio, un organismo que regule o combata la piratería es algo bueno, siempre que sirva para eso, para defender los derechos de un autor, del creador de una idea, un texto, una partitura, y no los intereses financieros de un consorcio extranjero. Esa es la piel de cordero con que se cobija un lobo que merodea a la sociedad moderna, el lobo del control férreo de los contenidos libres en internet –o para el caso en cualquier medio—, control que indefectiblemente habrá de traducirse en cooptación, por medio de vulgar censura, de los elementales derechos a la información y a la expresión libre. El espantajo tiene nombre: Acuerdo Comercial Antifalsificación o ACTA, por sus siglas en inglés, y en México su principal promotor es, vaya paradoja, un funcionario del (des)gobierno federal, Jorge Amigo Castañeda, director del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, organismo que depende de la Secretaría de Economía.

El origen del ACTA parece abrevar de una quinta columna estadunidense, esa política exterior beligerante, que extiende ámbitos de extraterritorialidad que no son sino un frente más de guerra con que justificar su voracidad económica. El ACTA es, quizá, como ha señalado el abogado y periodista mexicano León Felipe Sánchez –agudo crítico del ACTA y sus consecuencias con argumentos sólidos, difíciles de rebatir para los personeros de los consorcios promotores del bodrio—, una velada y peligrosa herramienta de la penetración comercial de las petroleras estadunidenses, de las grandes farmacéuticas de ese país y del corporativismo que intenta forzar la hegemonía sociopolítica de su imperio –allí precisamente los grandes consorcios de las telecomunicaciones, los grandes estudios cinematográficos, las grandes cadenas de almacenes o las compañías disqueras–; una de las herramientas más peligrosas para la libertad de los ciudadanos. Y es que un acuerdo como el ACTA no para en la defensoría de los derechos de autor, sino que pretende regular los contenidos mismos de la información que viaja, por ejemplo, en internet, o llevar su influencia a la propiedad industrial de las patentes de medicinas que se consumen en todo el orbe. Es pues, un brazo extraterritorial de la legislación estadunidense en materia de propiedad industrial y derechos de autor que, finalmente, está dirigida a sojuzgar a los consumidores libres, sujetarlos a una estricta férula equipada con ordenamientos legales feroces que puedan llevar, verbigracia, a quien “baja” música de la red en cualquier país, a enfrentar un proceso legal… en otro. Una aberración contra la que se han alzado no pocas voces como la de la bloguera, artista multidisciplinaria, miembro del FAT (Free Art and Technology Lab) y activista Geraldine Juárez, columnista asidua del sitio CríticaPura (www.criticapura.com), quien atinadamente identifica como una peligrosa herramienta de los corporativos detrás del ACTA a los cabilderos: “Las mega empresas de telecomunicaciones o de explotación de contenido invierten muchísimo dinero en cabildeo institucional para que sus intereses se conviertan en ley […] A través del cabildeo es como las empresas están modificando leyes internacionales, exportando legislación a países con sistemas democráticos más débiles y creando legislaciones que ponen en jaque la neutralidad de la red, su infraestructura y los derechos a la información, el conocimiento y la privacidad. Es en realidad devastador el poder que tienen.” Viéndolo con frialdad, podría decirse que Amigo Castañeda trabaja desde dentro del gobierno en contra de la sociedad mexicana. Qué raro, que un burócrata de derechas sea la avanzada del enemigo...