Política
Ver día anteriorJueves 6 de enero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

En tres casos se determinó suicidio; pero las necropsias no dicen cómo ocurrieron

En 8 años, siete reos fallecieron por ahorcamiento en El Altiplano

También se han reportado tres decesos por infarto, ocurridos en el penal de máxima seguridad

La SSP federal lleva 10 años sin dar a conocer incidentes de ese tipo en los documentos públicos

 
Periódico La Jornada
Jueves 6 de enero de 2011, p. 5

En los pasados ocho años, en el penal de máxima seguridad El Altiplano (conocido antes como La Palma o Almoloya), siete de los 14 prisioneros muertos lo fueron por supuesto ahorcamiento. De acuerdo con información obtenida de funcionarios federales, al menos en tres casos se determinó que fue suicidio, a pesar de que en los decesos se utilizaron, entre otros objetos, cables de los que usan las compañías telefónicas para tender redes en vía pública.

Sin embargo, en los certificados de defunción y en los peritajes de necropsia no se mencionan los objetos con que los reclusos se habrían quitado la vida o si los asesinaron.

El caso más reciente de asfixia mecánica por ahorcamiento fue el del colombiano Carlos Fabián García Castañón, ocurrido el 28 de octubre de 2010.

Estrangulados o baleados, muertes sin solución

En ese penal se han reportado tres casos en que los internos sufrieron infartos cardiacos, como el de Manuel Rafael Amavizca Huerta, un sonorense detenido por pertenecer supuestamente a un grupo de gatilleros al servicio del cártel de Sinaloa.

Los documentos que integran el acta ZIN/III/1231/2008, elaborada por personal del Instituto de Servicios Periciales del gobierno del estado de México, no hace una sola referencia al sitio donde fue localizado el cadáver de dicho interno ni cuánto tiempo transcurrió entre la declaración de su muerte y la práctica de la necropsia. Lo mismo ocurrió en los otros casos documentados.

Las causas de la muerte de Amavizca Huerta fueron alteraciones tisulares y viscerales producidas por infarto agudo al miocardio.

La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal no ha plasmado en algún documento de carácter público las muertes en penales federales desde hace por lo menos 10 años, y únicamente ha hecho públicos los casos ocurridos en centros penitenciarios del fuero común.

Sólo se tienen referencias sobre algunos decesos de internos por las copias de las actas de defunción y los dictámenes de las necropsias practicadas.

Otro caso es el del ex jefe de la extinta Policía Federal de Caminos, Enrique Harari Garduño. Se practicó la necropsia a sus restos en el Servicio Médico Forense de la ciudad de Toluca, se levantó el acta TOL/AC/II/7266/2004 y las autoridades mexiquenses dieron inicio a una investigación por el delito de homicidio. A la fecha se desconoce el resultado de las indagatorias.

El resultado de la necropsia refiere que Harari Garduño falleció por las alteraciones tisulares y viscerales producidas por neumonía lobar bilateral y pielonefritis.

En tanto, Alberto Soberanes Ramos, presunto lugarteniente de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, fue detenido en octubre de 2003 en Cuautitlán Izcalli, estado de México; su acta de defunción refiere que murió el 3 de mayo de 2004 por asfixia por estrangulamiento (seis minutos). La procuraduría mexiquense inició una investigación por homicidio, ya que su ahorcamiento ocurrió en la zona de sanitarios. El caso no se ha aclarado.

En octubre de 2004, Miguel Ángel Beltrán Lugo, El Ceja Güera, fue asesinado de cinco tiros en el comedor del penal por Juan Govea, otro interno sentenciado a 42 años de prisión. El dictamen de la necropsia sólo señala que los médicos tomaron muestras de sangre para estudio químico y toxicológico, alcohol y drogas de abuso.

El 31 de diciembre de 2004, un hermano de El Chapo Guzmán, Arturo Guzmán Loera, El Pollo, fue abatido a tiros por otro interno en el área de locutorios: recibió siete disparos y el dictamen indica que falleció por las alteraciones tisulares y viscerales producidas por tres heridas de proyectil de arma de fuego, penetrantes de conducto raquimedular cervical, torácico y adbominal.

Rogelio Salinas Valle, quien falleció el primero de octubre de 2005, a las 17:30 horas, de acuerdo con el acta de defunción, dentro de la penitenciaría La Palma, sufrió infarto agudo al miocardio.

Otro caso más de un interno que murió por asfixia por ahorcamiento es el del piloto de la Comisión Nacional del Agua, detenido en abril de 2006 luego de que la Policía Federal detectó un cargamento de 5.5 toneladas de cocaína en una avión DC-9. Aurelio Pérez Degracia Guzmán (de acuerdo con el acta de defunción) falleció por las alteraciones tisulares y viscerales producidas por asfixia por ahorcamiento.

Otros internos que murieron por algún padecimiento, fueron Modesto Pérez Dámazo, por insuficiencia respiratoria, y Abel Aranda Mendoza, por supuesta neumonía lobar, caso que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos consideró negligencia médica.