jornada
letraese

Número 174
Jueves 6 de Enero
de 2011



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate


Hump’eel ikél
La prevención del VIH está en maya

Poco más de 77 por ciento de los municipios del estado de Yucatán son considerados indígenas, sin embargo, las autoridades encargadas de prevenir y atender el VIH/sida en la entidad reconocen que no existen campañas permanentes en lengua maya para informar a la población sobre el tema. La marginación social en la que viven estas personas, sumada a la necesidad económica que los hace migrar hacia las grandes ciudades y centros turísticos de la Península, las pone en una situación de vulnerabilidad frente a la infección.

Por Christian Rea Tizcareño

El señor Canul y la señora May se enfrentaron por primera vez al VIH/sida cuando murió su hijo, al año y medio de nacido. Al enterarse, la comunidad los aisló para evitar el “mal viento”. Los vecinos “no nos hablaban en la calle, nos ignoraban”. Tenían miedo de infectarse por intercambiar miradas o compartir alimentos, recuerda el matrimonio maya, que vive a unos 45 minutos de Mérida, Yucatán, en un pueblo de apenas “cinco cuadras pequeñas”.
La señora May tiene 31 años y es ama de casa. Canul, de 33, vendía gorras y sombreros en Cancún, Quintana Roo, estado a donde se dirige 92 por ciento de los mayas emigrantes de Yucatán, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Pero hace más de un lustro conoció al dueño de una tienda de artesanías en Chichén Itzá, a quien ahora le surte pedidos semanales de 100 o 150 piezas, de entre tres y cinco pesos cada una.
La pareja va cada mes al Centro Ambulatorio de Prevención y Atención en Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits) de Mérida, la señora May platica que su bebé ya habría cumplido 12 años de edad. Su esposo añade: “Yo tuve la culpa pero pus no me di cuenta”.

“Yo me cuido”
David Gáber Osorno, director del Capasits de Mérida y responsable del Programa de VIH/sida de Yucatán, explica que hay al menos un caso seropositivo en 94 de los 106 municipios del estado, 77.3 por ciento de los cuales, la Secretaría de Salud (Ssa) local identifica como indígenas. A la fecha, la dependencia a su cargo tiene registradas 87 personas con el virus pertenecientes a pueblos originarios, 52 hombres y 35 mujeres, entre quienes se encuentra un niño.
Cita que de las 32 entidades del país, Yucatán está en el lugar 14 en cuanto al número de casos acumulados de sida: 3 mil 379, y el séptimo sitio en incidencia acumulada: 173.7 casos por 100 mil habitantes, cifra mayor a la media nacional, que es de 130.4, según reporta la Ssa federal.
El INEGI indica que después del náhuatl, la segunda lengua indígena con mayor número de hablantes es la maya: 759 mil, de los cuales, 69.5 por ciento reside en Yucatán. Al respecto, Gáber reconoce que no hay campañas permanentes de información del VIH en ese idioma, ni existe un programa específico para atender este sector de la sociedad. “Sin embargo, el trato que nosotros damos es por igual a las personas”.
De acuerdo con el doctor, los servidores públicos que trabajan con indígenas deben estar preparados para entender la cosmovisión de los pueblos originarios, mas el funcionario desconoce qué porcentaje de su personal está capacitado para ello. En el Capasits, la enfermera Consuelo narra que su comunicación con los mayas monolingües es a través de señas. Por ejemplo, don Pedro, a quien le escribe sus indicaciones médicas en un papel, y en su pueblo, localizado a tres horas de la capital, los familiares le traducen el mensaje.
El doctor Gáber destaca que en noviembre de 2010 la Ssa local implementó la campaña “Yo me cuido”, mediante la cual, la dependencia impartió un curso de ocho horas sobre VIH a 150 enlaces municipales de la Secretaría de la Juventud de Yucatán, instancia que el 1 de diciembre, Día Mundial de Lucha contra el Sida, organizó un evento de clausura en el Complejo Deportivo “La Inalámbrica”, donde el conductor de televisión Kristoff dio una plática de sexualidad a las y los muchachos.

Diálogo intercultural
José Cauich, activista indígena del Oasis de San Juan de Dios, que es un albergue para personas con VIH ubicado en el municipio de Conkal, cuestiona las campañas gubernamentales: “¡Cuídate! ¡Protégete! ¿De qué? ¿Del ciclón? ¿Del sol? No se está haciendo nada con la población maya hablante”.
Dice que para prevenir el VIH e infecciones de transmisión sexual (ITS) en poblaciones indígenas, es necesario proveer de evidencia científica a los líderes de las propias comunidades originarias, de manera que sean éstos quienes repliquen la información en sus localidades, con un lenguaje claro y alejado de los tecnicismos de la epidemiología o de los escritorios burocráticos.
El sacerdote católico Raúl Lugo, quien desde hace dos décadas trabaja con campesinos indígenas en la organización civil Indignación, afirma que la prevención del VIH debe tener como eje el diálogo respetuoso entre occidente y la cosmovisión maya, la cual, “no es una pieza de museo”, sino una cultura sujeta a intercambios informativos.
Pero la herencia colonial de discriminación y desigualdad social a la cual están sometidas las comunidades originarias, limita el diálogo intercultural. Freddy Poot Sosa, responsable del Centro Regional de Información y Documentación del Pueblo Maya de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), ejemplifica que para la sociedad yucateca “nosotros somos los ‘huiros’ (término peyorativo) que nada más vamos a lavar la ropa, a trapear a las casas, planchar, cocinar, los albañiles, los peones, los que hacemos los mandados en las tiendas, camareras y jardineros en los hoteles”.
El investigador sostiene que los diferentes niveles de gobierno en México están obligados por la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas a usar las formas de interacción social de las comunidades, para así transmitir mensajes de interés público, tales como la prevención del VIH/sida. En el caso del maya, la difusión debe ser oral, pues la mayoría de los hablantes no lo escribe.
David Chávez Rivadeneyra, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, argumenta que según el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, en el país hay 68, de las cuales, no se escribe ni el 10 por ciento. En consecuencia, la mejor manera de difundir información sobre VIH e ITS es la oralidad, mediante las radios locales o las bocinas de anuncios montadas en los pueblos.

“Un bichito que entra en tu cuerpo para dañarlo”
El k’oja’anil le sidao se previene con el sol ton (funda para el pene), así promociona el uso del condón Pascual Vera Palomo, locutor y operador de la “XEPET, la voz de los mayas”, radiodifusora de la CDI que llega a 32 municipios de Yucatán, Campeche y Quintana Roo.
Vera dejó de trabajar como agricultor en su natal Santa Elena hace seis años, para integrarse a la XEPET, donde realiza cápsulas y programas de entrevista sobre el VIH/sida dirigidos a jóvenes mayas.
Los abuelos mayas creían que para “encargar niños” había que tener relaciones sexuales durante luna llena, pues la sangre que fluye es “segura, madura, con fuerza”, de manera que el hijo nacerá vigoroso e inteligente, expone el comunicador indígena.
En la XEPET, que transmite desde Peto –municipio ubicado al sur de Yucatán cuyo nombre significa “corona de la luna”–, también trabaja Ligia Marín, locutora y productora indígena de la radio-revista “Voces de mujer” (U t’aanilo’ob ko’olel). Entre los principales problemas de su público están la violencia machista y la migración masculina. “Se quedan solas a cargo de los hijos, del negocio y de las milpas. Vemos altos niveles de estrés y depresión en ellas”.
VIH es hump’eel ikél, es decir, “un bichito que entra en tu cuerpo para dañarlo”. Este virus ya llegó a las familias indígenas. En sus movimientos migratorios, los varones tienen prácticas sexuales sin condón. Cuando regresan, infectan a sus esposas. Mas si ellas exigen a sus parejas el uso del preservativo, son consideradas infieles, y cuando las mujeres desarrollan síntomas de ITS “las dejan a su suerte”, relata la comunicadora.
Abigail Uc Canche, directora general del Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya (Indemaya), refiere que las indígenas de Yucatán “no alcanzaron la mayoría de edad”. Están bajo la tutela del padre o del marido. Se les enseña a ser “cuidadoras” de su familia, aunque esté en riesgo en su salud. Se han registrado casos de mujeres que “no van ni siquiera a la revisión del papanicolau porque el marido no les ha dado permiso. Por eso es importante insistirles en que ellas son dueñas de su cuerpo”.
El matrimonio May-Canul se casó hace 14 años, la edad que tiene su hija, quien aún no sabe que sus treintañeros padres son seropositivos. “Yo tengo miedo, qué tal si le preguntan sus amigas: ‘¿qué enfermedad tiene tu mamá?’”, expresa aterrada la esposa. Su marido agrega: “no es fácil vivir con VIH”.
Canul viaja dos veces por semana a los alrededores de la Pirámide del Castillo, sitio donde los antiguos mayas rendían culto a Kukulkán y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en 1988. Durante enero y febrero, en el templo considerado hoy como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, el vendedor surte a su cliente hasta con mil sombreros. “¡Chispas!”, exclama el esposo de May al recordar las multitudes de turistas del país y el extranjero que durante esos meses acuden a la zona arqueológica.
“¡Déjalos!”, responde Canul a su esposa cuando ella manifiesta su malestar ante la discriminación de las demás personas. “Da trabajo explicarles qué es el VIH”. Pero May no se cansa de insistirle a sus amigas, sobre todo las más jóvenes, “que se cuiden y también a sus hijos. Hay muchos que se van a trabajar a otro lado y deben usar condón”. Sus planes como pareja son “seguir adelante” y lograr que su primogénita termine la escuela secundaria e ingrese al Colegio de Bachilleres del Estado de Yucatán.

 

 

 

SU B I R

Inexistentes, las políticas
interculturales contra el VIH

Patricia Ponce, investigadora del Centro de Investigaciones Sociales y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas) Golfo, advierte que en México no hay registros epidemiológicos ni una política intercultural que estudie y responda el impacto del VIH/sida en las poblaciones indígenas.
Menciona que en 2009, la CDI y el Ciesas levantaron una consulta con pueblos indígenas de seis estados fronterizos, donde 85 por ciento de los entrevistados reportó que jamás le han ofrecido la prueba de detección del VIH; 45 por ciento considera que lavarse la vagina después de una relación sexual evita las ITS, y 52 por ciento manifestó que los seropositivos ya no tienen derecho a procrear hijos ni a tener relaciones sexuales.
El Consejo Nacional de Población estima que la población indígena asciende a 13.7 millones de personas.
En 2004, el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida contabilizó la presencia de mil 786 casos acumulados de sida en los municipios que contienen 70 por ciento o más de población indígena.