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El premio Cervantes 1984 vive alejado de la literatura desde la década de los 90

Proponen dedicar 2011 a Ernesto Sabato: cumple un centenario

La Sociedad Argentina de Escritores de Jujuy prevé organizar actividades y homenajes para honrar al autor de El túnel

Escritor humanista, se retiró de las letras por desencanto con la sociedad

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El escritor fue presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas y ha sido postulante del Nobel en tres ocasionesFoto Archivo
 
Periódico La Jornada
Sábado 8 de enero de 2011, p. 2

Ernesto Sabato cumple 100 años. El premio Cervantes 1984 nació en la ciudad de Rojas, provincia de Buenos Aires, el 24 de junio de 1911, y ahora vive en esa misma provincia, en la localidad de Santos Lugares, alejado de la escritura y la lectura desde hace ya varios años.

Con miras a su honomástico, la Sociedad Argentina de Escritores de la sección Jujuy propuso llamar a 2011 Año Sabatiano, y honrarlo con una serie de actividades como un acto de homenaje, mesas redondas acerca de las producciones fílmicas basadas en sus obras, como El poder de las tinieblas e Informe sobre ciegos, así como concursos literarios, y puestas en escena de obras como El túnel, publicada en 1948, y traducida a varios idiomas. Se prevé además la participación de especialistas argentinos e internacionales ([email protected]).

Sabato, quien en una época se dedicó al ajedrez, también autor de las novelas Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador, al menos dos libros de memorias: Antes del fin y España en los diarios de mi vejez, último que publicó hace ya seis años. El cuerpo mayor de su obra lo integran ensayos, entre los que se encuentran Uno y el universo, Hombres y engranajes, El escritor y sus fantasmas, y Entre la letra y la sangre.

Militancia contra la dictadura

El escritor, el décimo de 11 hermanos, participó con el cargo de presidente en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, encargada de investigar y redactar un informe acerca de los crímenes cometidos por la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983. Un resumen del documento final de la comisión se publicó con el nombre Nunca más. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, conocido como Informe Sabato, donde se da testimonio de la desaparición y muerte de 30 mil personas, y se hicieron recomendaciones para realizar acciones legales contra los responsables.

En 1998, durante un encuentro en Asunción con su amigo, el escritor, Augusto Roa Bastos, y publicado a manera de entrevista por un diario local, Sabato se refiere a ese informe: Yo objeté mucho el indulto, porque, después de ese gran trabajo que hicimos con la Comisión, era como quedar en la nada. Los militares, agregó, estaban condenados ya, y el hecho de que se haya encarcelado a Videla y la posibilidad del encarcelamiento de otros me hizo sentir que la justicia no está tan perdida como uno cree. Las dictaduras simulan que son regímenes para limpiar un país. Pero con esa clave de limpieza, donde los que limpian tienen, además, los bolsillos llenos. ¡Dios mío!

Ernesto Sabato es hijo de Juana María Ferrari y Francisco Sabato. Además de escritor y ensayista, fue físico, y después de anunciar su retiro de la escritura, en la década de los 90, se dedicó a la pintura, a la que llama sobrenaturalista.

A los 18 años comenzó sus estudios en la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la Universidad Nacional de La Plata, y en 1933 fue electo secretario general de la Federación Juvenil Comunista. Fue en ese año, en un curso sobre marxismo, cuando conoció a Matilde Kusminsky Richter, la mujer que lo acompañaría toda su vida. Matilde, con quien se casó en 1936 por el civil, falleció en 1998; a ella hay que agradecerle haber salvado del fuego numerosos textos que Sabato desechó. Las cosas que no quemé fue porque mi mujer me frenó, y lo que publiqué también fue por amor a ella.

En 1934 se separa del comunismo; huye de Bruselas a París y ahí escribe La fuente muda. Regresó a Argentina en 1936 y dos años después obtuvo el doctorado en Física, y consiguió una beca para realizar investigaciones en el laboratorio Curie, de París. Sin embargo, pronto abandona la ciencia, área de la que se separa por completo en 1943, y a partir de ahí se dedicó por completo a la escritura y a otra de sus pasiones: la pintura.

Uno y el universo, su libro de ensayos publicado en 1945, es una crítica a la ciencia, la cual, dijo en distintas ocasiones, trajo grandes calamidades al colocar a las técnica sobre la humanidad.

Además de la publicación de ensayos y novelas, ejerció distintos cargos en revistas y otros puestos públicos, como el de director de Relaciones Culturales en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, aunque renunció poco después por diferencias con el gobierno de Arturo Frondizzi.

Relacionado con grandes escritores, como Rosa Bastos y Jorge Luis Borges, con quien compartió una larga plática, fruto de una entrevista con Orlando Barone, publicada en 1976, con el título Diálogos, ha sido postulado en tres ocasiones al Premio Nobel.

Parte fundamental de su pensamiento está también en su libro de memorias Antes del fin, al que considera su testamento literario, y que se negaba a escribir por su desencanto con la sociedad y el futuro en un mundo donde la globalización hace de lado al ser humano.

Escribió en Antes del fin: “Todo hace pensar que la Tierra va en camino de transformarse en un desierto superpoblado (…) Este paisaje fúnebre y desafortunado es obra de esa clase de gente que se habrá reído de los pobres diablos que desde hace tantos años lo veníamos advirtiendo, aduciendo que eran fábulas típicas de escritores, de poetas fantasiosos”.

Para Sabato, quien tuvo dos hijos Jorge Federico (ya fallecido) y Mario, el principal reto que enfrenta ahora la humanidad es el de la solidaridad; se declaró hombre de izquierda, que siempre defendió la justicia social. He luchado siempre por la gente común, para que las pobres gentes sean consideradas seres humanos, dijo en una conferencia de prensa en 1998.

A la democracia, añadió en ese entonces, hay que cuidarla para que se fortalezca, porque es el mejor régimen.