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El robot explorador captó las primeras imágenes del túnel hallado en la Ciudadela

Tlaloque I logró recorrer el pasaje bajo Teotihuacán

Su inventor, Hugo Armando Guerra Calva, revisará el sistema operativo del prototipo en busca de posibles daños

El joven egresado de la ESIME ya trabaja en otros proyectos para el INAH

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Sergio Gómez, director del proyecto Tlalocan (izquierda), y Hugo Armando Guerra, creador del robotFoto Archivo
 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de enero de 2011, p. 8

El robot explorador Tlaloque I, primero en su tipo que se utiliza en excavaciones arqueológicas, realizó un recorrido de más de 35 metros en un túnel bajo Teotihuacán y captó alrededor de 45 minutos de imágenes dentro del milenario pasaje subterráneo.

Construido por Hugo Armando Guerra Calva, el prototipo móvil que ha generado expectación tras su ingreso al túnel ubicado bajo la Ciudadela, será desarmado para revisar su sistema operativo, luego de su labor en el pasaje de cerca de 120 metros de longitud, el cual fue cerrado por los teotihuacanos con fines rituales hace más de mil 800 años.

La historia del diseño de Tlaloque I se inició hace casi seis meses. Fue construido ex profeso para el proyecto Tlalocan, camino bajo la tierra en sólo 90 días, con fondos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de (INAH) que ascendieron a 20 mil pesos.

El video y las fotografías captadas por el carro-robot se hallan en resguardo del instituto, y “Tlaloque ha concluido con su trabajo, hasta nuevo aviso”, explicó Guerra Calva, de 25 años de edad, y pasante de la carrera de Robótica Industrial de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

El propósito de Tlaloque I fue captar las primeras imágenes del interior del pasaje subterráneo, así como vislumbrar el terreno y las condiciones a las cuales se enfrentarán los expertos que trabajan en el proyecto Tlalocan camino debajo de la tierra, el cual dirige el arqueólogo Sergio Gómez Chávez.

El diseñador y constructor del robot describió lo que Tlaloque I transmitió durante su recorrido por el pasaje subterráneo: El robot pudo ingresar al túnel, porque la oquedad tiene entre 20 y 30 centímetros de altura; el robot se movió con irregularidad debido a las condiciones del terreno. Las imágenes subían y bajaban debido al desnivel del túnel. Después, el robot transmitió la señal de una piedra labrada. Retomó su camino y volvió a subir; finalmente, tras librar una serie de piedras, cayó sobre un gran fragmento.

Según Guerrera Calva, el tamaño del túnel aumenta de manera paulatina, hasta llegar a un punto en el que cabe una persona de pie.

El pequeño robot será desarmado para detectar si sufrió algún desperfecto durante el recorrido por el pasaje subterráneo en la Ciudad de los Dioses.

La colaboración con el INAH se concretó de manera fortuita. “En junio egresé de la carrera y ya tenía un proyecto de investigación para titularme, pero de repente decidí enfocar el prototipo a zonas arqueológicas de difícil acceso.

“Cierto día caminaba por el Centro Histórico y observé una leyenda del INAH; entré al inmueble y tras insistir me atendió Salvador Guilliem, coordinador Nacional de Arqueología.

Creo que llegué en el momento justo, porque en esos días estaba en boga lo del proyecto arqueológico en Teotihuacán.

Ese mismo día se concretó la oportunidad que le otorgó el INAH a Guerra Calva, tras las preguntas que le formuló Guilliem sobre la funcionalidad del robot. Después de escuchar la descripción del proyecto del joven, el funcionario describió las necesidades y las condiciones del terreno en las cuales debería trabajar algún prototipo móvil.

Enseguida, Guerra Calva fue enviado a Teotihuacán para dialogar con el líder del proyecto, Sergio Gómez, y así comenzó la colaboración del inventor con el INAH.

El robot fue presentado a las autoridades del instituto durante la conmemoración de los 100 años de la zona arqueológica, el pasado 23 de septiembre, recordó Guerra Calva, quien prefirió operar a Tlaloque I por control remoto, debido a que en el túnel podría perderse la señal o incluso el prototipo.

La polémica generada por el costo de construcción de Tlaloque I, así como por el material utilizado no inquieta a Guerra Calva, porque “una de las prioridades de cualquier proyecto es bajar los costos de producción y a la vez construir algo funcional.

En el caso de Teotihuacán, las expectativas se cumplieron en cuanto a la funcionalidad del robot en las condiciones del túnel.

Guerra Calva planteará otros proyectos al INAH para este año, y fue contratado por la ESIME, del IPN.