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Baby Doc en Haiti
Indignación, júbilo y, sobre todo, tensión política por el regreso

Opositores: es maniobra del gobierno para bajar presión

Volvió como cualquier ciudadano, afirma el premier

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Jean Claude Duvalier, desde el balcón de un hotel en la ciudad de Puerto PríncipeFoto Ap
Enviada
Periódico La Jornada
Martes 18 de enero de 2011, p. 26

Puerto Príncipe, 17 de enero. Apenas se confirmaba el rumor el domingo por la tarde de que el ex dictador Jean Claude Duvalier había desembarcado en el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe, a 25 años de su huida de Haití, Radio Signal FM envió a distintos barrios de la capital a sus brigadas móviles para recoger el pulso sobre el inesperado retorno de Baby Doc. Decenas de personas reaccionaron indignadas. Pero hubo otras, especialmente de jóvenes, que expresaban júbilo.

La emisora dio voz a Michelle Montás –viuda del popular periodista Jean Dominique, de Radio Haití Inter, asesinado en 2000 por pistoleros de los remanentes tonton macoutes–, quien alertó sobre el peligro que entraña la presencia de Duvalier. Periodista también, Michelle advirtió que los jóvenes que hoy celebran este perturbador retorno ignoran lo que significó para el país el negro reinado de la casa Duvalier (1954-1986).

Sólo piensen que durante las tres décadas de dictadura no había libertad de ningún tipo. Y ustedes no hubieran podido expresarse con la libertad con que lo hacen ahora, dijo.

Hace tres días apenas no existía –al menos ante los ojos de la opinión pública– ningún indicio de que el ex dictador, a quien se responsabiliza de al menos 50 mil muertes de disidentes y el desfalco de las arcas públicas por más de 100 millones de dólares en 1986, haría su aparición en la tensa escena pública de Haití.

Hoy, sin embargo, está claro que su presencia, aún si fuera sólo por tres días, ha movido el tablero político de manera considerable. Por cierto, un tablero en el que René Préval estaba entre la espada y la pared. Esto parece haber cambiado en cuestión de horas.

Una opinión generalizada es que si Duvalier viajó e ingresó al país con pasaporte diplomático y desde su arribo fue escoltado por la Policía Nacional y tropas internacionales de la Minustah, eso demuestra que su retorno cuenta con el visto bueno de la Organización de las Naciones Unidas y los gobiernos haitiano, francés y estadunidense.

Sólo Canadá parece haber quedado fuera de la jugada, en vista de la indignada reacción de la ex gobernadora y actual embajadora especial de la UNESCO para Haití, Michaelle Jean: ¿Será que 25 años de un cómodo exilio con toda impunidad harán que se olviden los horrores, sufrimientos, injusticias, el costo humano y económico de décadas de dictadura?

Su postura es compartida por Amnistía Internacional y Human Rights Watch, que de inmediato exigieron al gobierno de Préval que se proceda judicialmente contra el ex dictador para llevarlo a juicio. Hace años Préval había hecho esa promesa, pero hoy día no parece tener la menor intención de cumplirla. Su primer ministro, Max Bellerive, se ha limitado a declarar que Duvalier viajó como lo haría cualquier ciudadano.

De la plena anuencia del presidente está convencido Edwige Lalane, ex diplomático, quien aseguró a Radio Metropol que detrás de la sorpresiva llegada de Duvalier hay una maniobra de distracción del presidente Préval, quien pretende restar presión al impasse poselectoral.

¿Concertación Préval-Duvalier?

Una recomendación de expertos electorales de la Organización de Estados Americanos (OEA) determinó la semana pasada que el delfín de Préval en las elecciones del 28 de noviembre, Jude Celestin –quien además de ser un funcionario favorecido por su círculo íntimo y padre de uno de sus nietos–, obtuvo de manera fraudulenta un alto porcentaje de votos, que deberían ser anulados. Esto deja al candidato del partido oficial Inité fuera de la segunda vuelta electoral, que se decidiría entonces entre la candidata Mirlande Manigat, con 31 por ciento de los votos, y Michel Martely, Sweet Mickey con 21 por ciento. Este último, popular animador de carnavales y cantante de compás, tiene el apoyo externo de la conservadora estadunidense Sarah Palin y de varios grupos evangélicos. Según se conjetura, también gozaría de las simpatías y el apoyo de Baby Doc.

En cuanto a la otra candidata, la señora Manigat, la abuelita de la contienda electoral, el sábado salió del país rumbo a Miami en un vuelo comercial.

El gobierno no ha respondido aún si acatará la recomendación de la OEA, pero con las expresas presiones de Francia y Estados Unidos el gobierno no parece tener margen de maniobra para ignorarlas.

Leslie Pean, economista, expresaba recientemente el lastre profundo del legado de los Duvalier en el país. “Las dificultades del país para transitar hacia una democracia viable se deben en buena medida a que no hubo una verdadera desduvalierización. Demasiado ávida de poder, la clase política se apresuró a olvidar y exonerar el pasado y dejó sin memoria a las nuevas generaciones”.

En consecuencia, agrega Pean en un artículo para Alter Presse, los jóvenes no saben hasta qué punto Duvalier persiguió cualquier expresión de oposición con medios represivos casi medievales, no conocen cómo el círculo cercano del dictador se relacionó con la mafia estadunidense y con el narcotráfico. No identifican el actual y gravísimo problema de la deforestación de todo el país con el contrabando de carbón que organizaron en su tiempo los grupos duvalieristas (que aún hoy les representa un ingreso de 230 millones de dólares anuales) ni tienen ninguna pista sobre cómo desde el propio palacio nacional se dirigía el tráfico humano de braceros, casi esclavos, a República Dominicana y Bahamas.

Pean advierte de los rasgos de los Duvalier replicados en el estilo de gobernar de René Préval: “No hay una diferencia real entre Préval y Baby Doc. Préval, como antes los dictadores, tiene una posición perversa, que acumula abusos de poder e imposiciones para encubrir las fallas de un status quo que ahondó las consecuencias de la catástrofe y que prevalecen 12 meses después”.