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Contra el Establishment
La Iglesia católica, indispuesta a desafiar al gobierno de Cuba, según reporte de EU

La estrategia de la jerarquía religiosa es capitular ante posturas oficialistas

Califica a Bertone de instrumento de propaganda por condenar el embargo

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 25 de enero de 2011, p. 35

La Habana, 24 de enero. La estrategia de la Iglesia católica es la de capitular ante las posiciones del gobierno de Cuba, concluyó la oficina diplomática de Estados Unidos, en un informe que despachó en octubre de 2008 y que ahora sale a la luz a través de Wikileaks.

El jefe de la Sección de Intereses estadunidense, Jonathan Farrar, había llegado a La Habana a finales de julio de ese año. Antes de cumplir tres meses en el cargo firmó el reporte, según el cual la impresión que uno se lleva es la de una iglesia extremadamente indispuesta a desafiar al gobierno, más allá de cuestiones mínimas.

Según el informe, la prioridad del cardenal Jaime Ortega era entonces aumentar las filas de sacerdotes y religiosos, reparar templos y concluir el nuevo seminario. En esto ha tenido éxito, añadió el cable. Pero estimó que el temor a provocar la ira oficial limita el alcance de los programas de la Iglesia a pequeños nichos.

El informe recordó que las autoridades tomaron el control de los inmuebles eclesiásticos, después del triunfo de la revolución. Más que expresar rencor, la jerarquía católica manifiesta su gratitud de que el gobierno no bloquea los fondos que vienen de fundaciones extranjeras y otras fuentes para construir y restaurar templos.

Farrar se entrevistó con Ortega y le preguntó sobre su actitud ante los presos políticos, señaló el informe. El cardenal respondió que en esta materia la Iglesia prefiere interceder en privado. Es difícil juzgar qué tan frecuente o qué tan efectiva es esa intercesión, reportó el diplomático.

Algo más de dos años después de ese despacho, Ortega ha logrado que el gobierno excarcele a 40 opositores y otro grupo de presos comunes. El nuevo seminario fue inaugurado en noviembre pasado.

El cable citó un ejemplo de primera mano de dificultades para el trabajo de la Iglesia católica: Cáritas aceptó una donación oficial estadunidense de 80 mil dólares para auxiliar a los damnificados por los huracanes de 2008, pero luego tuvo que cancelarla por indicación oficial.

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En imagen de diciembre pasado, el cardenal cubano Jaime Ortega, criticado en cables diplomáticos estadunidenses –revelados por Wikileaks– por decir que en materia de presos políticos la Iglesia prefiere interceder en privadoFoto Ap

Unos meses antes de ese informe, en marzo de 2008, aún estaba a cargo de la Sección de Intereses Michael Parmly. A él correspondió informar sobre la visita a Cuba del secretario de Estado del Vaticano, el cardenal italiano Tarcisio Bertone.

Según sus conclusiones, la visita fue decepcionante para todas las fuentes con las que hablaron los diplomáticos estadunidenses. Sin embargo, el informe admitió que la gira probablemente alcanzó el objetivo principal de la Iglesia de preservar y aún la de expandir ligeramente su espacio en la isla.

De acuerdo con el cable, Ortega manifestó decepción ante Parmly por el tono más bien doctrinal de las homilías de Bertone, en lugar de que hablara de lo que los cubanos necesitaban o querían oír sobre el momento.

Parmly contó que el arzobispo de La Habana esperaba convencer al Vaticano de que el papa Benedicto XVI visitara Cuba. La ocasión sería el regreso del pontífice de su proyectado viaje a México, para asistir a un encuentro mundial de familias, en enero de 2009. Esa gira papal finalmente se canceló.

En su informe, Parmly mostró en esencia la misma opinión sobre la jerarquía católica cubana que pocos meses después expresó su sucesor Farrar. Aunque reconoció que para los fines de la Iglesia la visita de Bertone era exitosa, consideró que podría tener el costo de una pérdida de confianza entre los creyentes cubanos. Si esos fieles sienten que la Iglesia católica no es suficientemente sensible a sus expectativas, pueden empezar a separarse, quizá para ser reclutados por los movimientos emergentes evangélicos y pentecostales en la isla.

El diplomático estadunidense consignó su propia decepción por el hecho de que el cardenal permitió que el régimen lo usara como un instrumento de propaganda para golpear a la política de Estados Unidos, cuando Bertone, en una conferencia de prensa, condenó el bloqueo comercial contra la isla, repitiendo una antigua posición del Vaticano.