DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   31 DE ENERO DE 2011 
NUMERO ESPECIAL


Portada

Presentación

Evolución milenaria del paisaje chinampero

La catalogación como herramienta

El empleo de métodos informáticos

Principales resultados del estudio

Algunas aplicaciones posibles

Un futuro posible para el territorio chinampero …y políticas para conseguirlo

Los seminarios-taller de salvaguardia y conservación de las zonas chinamperas


Correo electrónico:

[email protected]

  

Un futuro posible para el territorio chinampero
…y políticas para conseguirlo

Los resultados que arroja el trabajo de catalogación que se ha venido comentando muestran la realidad de lo que aún subsiste en la zona chinampera de San Gregorio Atlapulco y plantean diversas cuestiones relacionadas con la sostenibilidad de este paisaje cultural.

El tema no puede soslayarse porque está en el centro de las discusiones en torno a la calidad de vida en nuestra zona metropolitana. Tampoco es posible eludirse cuando se considera la pérdida no sólo de nuestro patrimonio, sino también de un extenso humedal que, junto con el área verde de Chapultepec, cumplen una importante función ambiental.

Además, ambos dan cabida a un patrimonio cultural que los reviste de una carga simbólica muy importante en el imaginario popular.

Consolidar las bases de conocimiento del problema

El conocimiento sobre las zonas chinamperas no es tema de una sola disciplina sino de muchas que convergen sobre esa realidad. Las instituciones de educación superior deben propiciar el contacto y las interacciones entre todos estos especialistas, así como la consolidación y difusión del conocimiento que han alcanzado en sus respectivos campos.

En este tenor, la continuación y terminación del trabajo de catalogación de las chinampas existentes puede ser un elemento decisivo para aglutinar varias de estas disciplinas.

Asegurar la participación de los chinamperos

La participación de los chinamperos debe ser condición obligada en cualquier proceso que pretenda conservar la chinampería. Son ellos los mejores expertos en esta materia. Se han ocupado ancestralmente de atender muchos de los problemas que han aquejado a las zonas chinamperas, y aún hoy hacen muchas labores de protección que están a su alcance.

Lo que requieren es asesoría técnica y apoyo financiero para algunas de las tareas que  podrían emprender por sí mismos. Esto, aparte de apoyos que organismos públicos o privados podrían brindarles para mejorar, estimular o financiar sus medios y procesos de producción y comercialización.

Resolver integralmente las carencias y el uso del agua

Por mucho que ya hayan hecho o puedan hacer individual o grupalmente los chinamperos, hay tareas que están más allá de su alcance. Incluso las autoridades delegacionales o las del Gobierno del Distrito Federal tienen límites para emprender acciones que abarcan no solamente la zona metropolitana de la Ciudad de México sino toda la región central del país.

Y ello es así porque lo que ocurre actualmente con el sistema de aprovisionamiento hídrico y la disposición final de aguas pluviales y servidas, se extiende más allá de los confines de la subcuenca Xochimilco-Chalco y de la gran cuenca del Anáhuac.

Si se opta por un modelo más racional de manejo del agua en el Valle de México, algunos de los problemas de fondo que aquejan a las zonas chinamperas podrían tener más cerca las soluciones que requieren.

Explorar y facilitar el avance tecnológico viable para la producción hortícola

Desde el siglo XVI, los chinamperos han sabido convivir con los avances tecnológicos que les han llegado de otras culturas. El azadón y los productos cultivados se adaptaron a las demandas de nuevas épocas, de igual manera que ahora los motocultores, las motobombas, las mallas, y los microtúneles, así como son cada vez más frecuentes y exitosos los cultivos de brócoli, de lechuga francesa o italiana. Son los mismos chinamperos los que se han apropiado conscientemente de esas novedades y así debe seguir ocurriendo.

Eso no implica que no puedan acercárseles algunos progresos que están registrándose en distintos campos tecnológicos para que los conozcan, los evalúen y decidan si los adoptan. Una manera de facilitar ese proceso sería crear un Centro de Experimentación sobre Agricultura Chinampera en la zona, con la obligación de difundir y extender los progresos que logre alcanzar. Sería el primer paso para avanzar hacia una institución más formal de capacitación, educación media y superior e investigación que sirva directamente a la población de las áreas chinamperas.

Recuperar la relación simbiótica entre la Ciudad de México y sus zonas chinamperas

A lo largo de muchos siglos, la capital mexicana y las zonas chinamperas de la subcuenca Xochimilco-Chalco, guardaron una relación simbiótica sin la cual ni el organismo urbano ni el prodigioso territorio chinampero habrían logrado progresar tanto y por tanto tiempo.

Hoy, cuando el crecimiento urbano se ha desbordado y la producción hortícola no parece ya indispensable para la supervivencia de una metrópoli que se surte de alimentos en todo el país y más allá de sus fronteras, es necesario restablecer esta interdependencia exitosa.

Lo anterior puede lograrse sobre nuevas bases que superen el creciente conflicto entre las metas inmediatistas del desarrollo urbano y los objetivos a mediano y largo plazo de mantener el equilibrio ecológico y de la conservación del patrimonio cultural.

En las discusiones al respecto, casi nadie ha recapacitado sobre lo que se apunta al inicio de este capítulo: la importancia que tienen las dos principales áreas verdes con que cuenta la capital del país: Chapultepec y las chinampas de Xochimilco-Tláhuac. Ambas zonas contienen un patrimonio cultural de rango metropolitano, nacional y mundial, y ambas constituyen poderosos pulmones que ayudan a mejorar la calidad del aire, infiltran agua pluvial al subsuelo y son hogar de múltiples especies endógenas y migratorias.

Si se conservan y se desarrollan adecuadamente: Chapultepec como bosque recreativo de primera importancia, y Xochimilco-Tláhuac como humedal productivo, podría superarse la aparente contradicción entre desarrollo urbano, por un lado, y la conservación de nuestro patrimonio y del medio ambiente, por el otro.

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