Opinión
Ver día anteriorLunes 31 de enero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Puñado de opiniones
C

omo prácticamente cada semana, abundan los temas a los cuales dedicarles una posible reflexión:

1. La visita a México de la señora Clinton, que corrobora la dirección estratégica estadunidense sobre la guerra contra el crimen y revela una vez más el propósito intervencionista de la potencia del norte. Comparar la situación de México con Colombia, y la necesidad de aplicar la Iniciativa Mérida, desnuda tal intención en que el factor militar es sólo uno, pero el preponderante, sobre todo en el momento en que se manifiestan con mayor fuerza las opiniones divergentes sobre el modo de contener al narcotráfico.

2. Incluso en voz de un ex presidente mexicano y de otros latinoamericanos: Ernesto Zedillo, Fernando Henrique Cardoso y César Gaviria, conociendo bien este último el control que ha ejercido el gobierno, el ejército y la inteligencia estadunidense sobre Colombia, a partir del plan para contener el narcotráfico en su país. Para los ex presidentes –en tiempo y a destiempo– el camino sería otro: la legalización gradual y controlada de las drogas, a lo cual, como ya sabemos, se oponen tajantemente quienes atesoran riqueza de esa plaga, que sobre todo golpea a los jóvenes. Oposición, aquí y allá, de quienes hacen riqueza incalculable del narcotráfico que ha penetrado hasta en círculos altos de los gobiernos. La legalización también disminuiría la corrupción y el trasiego de armas, es decir, la violencia, y sería tal vez el mejor (y único) camino, junto a la prevención, la educación y la creación de empleos, para detener el narcotráfico. ¿Por qué no?

3. Cubierto también nuestro periódico de artículos emocionados y emocionantes sobre la personalidad del obispo Samuel Ruiz, quien hizo de su vida una lucha inflexible en favor de los pueblos indios de México, y que mereció también, entre muchos otros, el elogio del EZLN, por boca del subcomandante Marcos y del teniente coronel Moisés, quienes recordaron que el obispo no sólo se preocupó por la grave situación de miseria y marginación de los pueblos originarios de Chiapas, sino que trabajó, junto con un heroico equipo pastoral, por mejorar esas indignas condiciones de vida y muerte. Lo definieron también como el Fray Bartolomé de las Casas de este tiempo. Sí, elogios merecidos y no desmedidos, salvo que muchos de los que hoy aplauden fueron severos críticos y llenaron de injustos agravios a don Samuel, que de todos modos pasa a la historia como ejemplo de hombre de grandes virtudes y autenticidad.

4. Sin olvidar el conciliábulo anual de Davos, en que se reafirma el (des)orden del capitalismo salvaje, sin mayor consideración de los estragos que ha causado en la mayoría de pueblos de la Tierra. Nuevamente la defensa de los intereses de los más ricos a costa de las desgracias de los más pobres, pero también de las clases medias en todas partes. Allí, cada año se reitera la vigencia supuestamente inmutable del manifiesto del capital.

5. Y, en México, la elección de gobernador en Guerrero, que anuncia ya la cerrada competencia que, con todas sus variantes, se manifestará en los comicios próximos (sobre todo en el estado de México), como preámbulo al que se anuncia como el más reñido de todos, la elección presidencial de 2012.

6. Pero tal vez lo más importante históricamente, y que nos recuerda que los poderes son por definición efímeros, es la rebelión popular incontenible que ha brotado en las calles y en los campos, principalmente de Túnez y Egipto, exigiendo regímenes de mayores libertades y de respeto a los derechos humanos. Pero, según reporta Le Monde Diplomatique, bien informado sobre estas cuestiones, también en Jordania y en Yemen hay ya manifestaciones en las calles que son causadas por la misma acumulación de problemas, frustraciones y aspiraciones comunes libertarias y democráticas, que parece ser el signo actual de un buen número de países árabes.

En casi todos esos países, a los que podemos añadir Marruecos, Siria o Libia, encontramos dirigentes con 30 años o más en el poder sin rendir jamás cuentas a sus ciudadanías, en los que son pisoteados sistemáticamente los derechos individuales, políticos y de expresión (sin hablar de los regímenes monárquicos-medievales, también torturadores, que ocupan el principal escenario en la península arábiga).

En esos regímenes, sin excepción, se ha concentrado el poder político y económico, convirtiéndose en verdaderos depredadores de esos países, sin control alguno pero siguiendo fielmente los lineamientos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (Egipto, Túnez y Jordania han recibido frecuentemente informes elogiosos de de los organismos financieros internacionales, no obstante su empobrecimiento creciente y el incremento de la corrupción). Sin hablar de las policías secretas en esos países, que han violado sistemáticamente el derecho de las personas multiplicando las torturas y los asesinatos de ciudadanos inermes.

No es fácil pronosticar el desenlace puntual de esta exigencia masiva de cambio político. El hecho es que en Egipto ahora, como unos días antes en Túnez, sectores de la policía y del ejército fraternizan ya con los rebeldes que han salido a las calles con tamaña valentía y decisión. En sociedades tan fragmentadas en las que se expresa ahora fuertemente esa demanda de libertad, el cambio deberá ser hacia regímenes democráticos y libertarios. Esperamos que así sea, también para honrar a quienes han dado ya la vida por esa renovación necesaria.