Capital
Ver día anteriorSábado 5 de febrero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Reformas forzadas
L

a Comisión de Procuración y Administración de Justicia de la Asamblea Legislativa del DF tuvo el tino de detener, para estudiar a fondo, el proyecto de ley en materia de procedimientos judiciales, que, entre otras novedades, pretende establecer los juicios orales en la capital del país, como ya se hizo en materia mercantil a nivel federal y en materia civil y penal en varios estados, entre ellos Chihuahua.

En el estado norteño se tuvo la malhadada experiencia de tres jueces que absolvieron a un hombre, que según los medios y el público inducido por ellos, es culpable de un homicidio, en un proceso confuso y plagado de equívocos.

La decisión de la comisión trajo a mi memoria una anécdota que cuenta Joseph Schlarman en México, tierra de volcanes”; es la siguiente: “Eulogio Gillow heredero de la marquesa de la Selva Negra, y que fuera arzobispo de Oaxaca, llevó una vez a Chautla, una de las hacienda que heredó de la marquesa una máquina desgranadora de maíz, que en 1876 había ganado medalla de oro en la Exposición Mundial de Filadelfia; con desencanto, la maquina, con el maíz de México, no pudo trabajar y fue arrumbada en un rincón. Varios años después, con motivo de la visita de unos viajeros norteamericanos a la hacienda, uno de ellos, mecánico, apostó 20 mil pesos a que podría ponerla a funcionar; Monseñor Gillow aceptó la apuesta con la condición de que si perdía el mecánico estadunidense, como sucedió a la postre, mandaría hacer a su costa un cartel con esta leyenda para ponerlo en la desgranadora: ‘Esta máquina premiada con medalla de oro en Filadelfia, resulta enteramente inútil para México’.”

Caso perecido es el de las reformas judiciales que se han venido imponiendo en nuestro país desde hace unos años, que han sido severamente criticadas por conocedores, pero que han sido aceptadas y elogiadas por otros; se trata de establecer en nuestro país un sistema de justicia que sea copia del de nuestros vecinos del norte. Cuidado, nosotros somos otra cosa y tenemos nuestra propia tradición jurídica y nuestras instituciones, y si hemos de corregirlas, que lo requieren, no necesitamos ni de consejeros, ni de expertos de fuera, ni muchos menos de inducciones disimuladas, tramposas e interesadas.

La campaña se inició con un documental llamado El Túnel, que es más ofensivo para nuestro país que los malos chistes de los ignorantes conductores de la BBC; se trata de una verdadera acción orquestada y pagada por extraños, empeñados en corregirnos. El diputado Julio César Moreno, presidente de la Comisión, y sus colegas hicieron bien en frenar la reforma para meditarla bien. Desde hace ya varios años, quienes están empreñados en que seamos el reflejo de nuestros vecinos se han gastado talegas de dólares para que llevemos a cabo la imitación extra lógica, para usar el lenguaje de Gabriel Tarde.

El operativo se inició desde fuera, por conducto de fundaciones estadunidenses, una de ellas USAAID y fue rápidamente comprada en México, con singular entusiasmo, por el Tec de Monterrey, el periódico Reforma, el ITAM y varios gobernadores, entre ellos Natividad González Parás que lo era entonces de Nuevo León. Muchos estudiosos y otros no tanto, por diversas razones, aceptaron la idea, algunos sin duda de buena fe y pensando en la necesidad que tenemos de corregir errores, otros por la vanidad de ser innovadores y otros más porque por ahí soplaba el viento y había ocasión para estudios y viajes.

La verdad es que nuestro procedimiento es oral en buena medida, hay audiencias, careos, interrogatorios e informes periciales que le dan ese carácter; hay inmediatez, la ley obliga a los jueces a estar presentes en el juicio; hay transparencia y un sistema de garantías, nuestros procesos son controversiales, el juez resuelve oyendo a la parte acusadora y a la defensa.

¿Por qué no?, como dijo el maestro emérito de la UNAM don Rafael Preciado Hernández, aplicamos bien las leyes vigentes y comprobamos si así nuestras instituciones funcionan, antes de tirarlas por la borda y sustituirlas por las que nos tratan de imponer con argucias y dinero.