Ver día anteriorDomingo 6 de febrero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Ver la portada en PDF
Portada
Una egipcia lanza consignas contra el gobierno de Hosni Mubarak, en las orillas de la plaza Tahrir –en El Cairo–, que es resguardada por militares para proteger a la población de ataques de los seguidores del presidente Foto Reuters
Robert Fisk y agencias
Integrantes de los poderes de la Unión conmemoraron ayer en Palacio Nacional el 94 aniversario de la Carta Magna Foto Yazmín Ortega
Toma a la democracia como rehén, acusan los escritores Saviano y Eco
hoy
Contraportada
Rayuela
Para el gran evento deportivo, que costará más de 6 millones de dólares, se montó en Texas un operativo de seguridad que incluye aviones de combate Foto Ap
Es un engaño; hacen suponer que es sana, afirma El Poder del Consumidor
Jorge Caballero
Con luminosa sonrisa, saco, camisa y pantalón negros, Joan Manuel Serrat construyó la pasada noche airosa del viernes un surco entre la cabrona poesía de Miguel Hernández y un puñado de sus canciones de siempre, en el Auditorio Nacional, dentro de su gira Hijo de la luz y de la sombra. Surco con varias bifurcaciones, interpelaciones de ida y de vuelta, coqueteos escénicos, introducciones, declamaciones, historia, regalos, luces y ramos de flores. Pero sobre todo ovaciones de pie para el artista.
Habían pasado 12 minutos después de la hora pactada para la nueva cita y escuchar la nueva propuesta poético/musical de Serrat, cuando las primeras muestras de impaciencia se dejaron escuchar entre el público que colmó el recinto de Paseo de la Reforma.
La sequía sin escuchar a Serrat había tardado unos cuantos años, pero la sed insaciable del respetable parecía de décadas. Por fin a las 20:43 la violinista Martha Roca, el guitarrista Israel Sandoval, el bajista Daniel Caselles, el baterista Vicente Clemente, en los teclados Ricardo Merallas y Josep Mas Kitflus en la dirección artística ocuparon sus posiciones y la voz de Serrat abrió el fuego recitando
El viernes Joan Manuel Serrat deleitó a su público en el Auditorio Nacional Foto María Luisa Severiano
tras bambalinas Llegó con tres heridas: Llegó con tres heridas: la del amor,/la de la muerte,/ la de la vida./ Con tres heridas viene:/ la de la vida,/la del amor,/la de la muerte./Con tres heridas yo:/la de la vida,/la de la muerte,/la del amor.
Serrat dio la bienvenida a su irreductible público: Buenas noches, iniciamos el concierto con la propuesta de Hijo de la luz y de la sombra, con un mano a mano de poemas de Miguel Hernández, muerto en las cárceles franquistas, celebrando el centenario de su nacimiento. Buenas noches a todos.
  •  
 
Cartones
 
Wikileaks en La Jornada
Publico
Carta Maior
Pagina 12
La Jornada en la ciencia
Indignados
Reflexiones de Fidel Castro
Las más...
  •