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Desde la Presidencia se impulsa la fobia al PRI

la lideresa considera el presente como uno de los momentos más difíciles del país, no sólo por la incapacidad de quienes gobiernan la nación, sino por la crisis social y de inseguridad

 
Periódico La Jornada
Martes 8 de febrero de 2011, p. 13

En el esquema de hacer de la fobia electoral su táctica política, el gobierno federal juega a polarizar a la sociedad y se muestra incapaz de percibir y menos atender los grandes y graves problemas que tiene el país. Esa estrategia de optar por el éxito electoral a costa de lo que sea es una negación de la ética y de la moral políticas, advierte la dirigente del PRI, Beatriz Paredes Rangel.

Condena la etapa de las fobias en contra del priísmo que se impulsa desde la Presidencia de la República, y afirma que no sólo le está haciendo mucho daño a la sociedad, sino que descubre un tufo de autoritarismo en el presidente Felipe Calderón.

En entrevista con La Jornada, Paredes Rangel considera el presente como uno de los momentos más difíciles del país, no sólo por la incapacidad de quienes gobiernan la nación, sino por la crisis social, de oportunidades y de inseguridad.

–Desde fuera, da la impresión de que el gobierno federal está dispuesto a hacer lo que sea con tal de no dejarlos volver a Los Pinos.

–La construcción de la democracia significó el esfuerzo de la sociedad y en todos los partidos hay personajes democráticos y autoritarios. Pretender que un partido no llegue por el sólo hecho de ser el PRI es una actitud antidemocrática. La etapa de las fobias le hace mucho daño a las sociedades, siempre supone un rechazo irracional del otro, de lo distinto, y siempre se corre el riesgo de una repercusión autoritaria.

–¿Asume el gobierno federal acciones facciosas y partidistas?

–Nos parece incomprensible que el partido en el gobierno nos ofenda y descalifique, y simultáneamente diga que quiere construir. En ningún momento hemos cerrado la disposición al diálogo. Tenemos la capacidad de mirar a la sociedad desde la perspectiva del desarrollo y de la vida institucional, no por intereses de coyuntura o corto plazo. Estamos molestos, sorprendidos, agraviados, porque en muchos frentes no encontramos consecuencia. Es lamentable que quienes pregonaban tanto que era fundamental un desempeño neutral y una actitud apegada a derecho, asuman actitudes facciosas o partidistas. Creo que en realidad no quieren ningún acuerdo.

–En lo que respecta a su paso por la dirigencia del PRI, ¿cuál es su evaluación?

–Hace mucho tiempo que un dirigente del PRI no terminaba su gestión. Me siento insatisfecha con algunas cosas; entiendo que avanzamos en otras, pero creo que a los políticos se les debe evaluar por sus resultados. Tomé las riendas de un partido cuando era la tercera fuerza política, hoy es la primera fuerza territorial. Recuperamos varios estados y municipios, con lo que se comprobó que el PRI sí puede funcionar desde la oposición. Pasamos de 105 diputados a 240. Si se nos evalúa por nuestros resultados electorales, me parece que el saldo es positivo.

Lo verdaderamente trascendente es que fue un logro de todos los priístas. Un resultado importante es la recuperación del orgullo priísta, es un renacer del orgullo priísta, es un motor para que un partido político funcione bien.

–Sin embargo, cuando gana un priísta ganan todos, y cuando pierden, pierde usted.

–Es parte de la naturaleza humana. Y como los que están en la trinchera y no sólo mirando desde fuera los acontecimientos políticos saben la verdad, nunca me he entretenido en eso. Creo que si yo tengo plena conciencia de que estoy cumpliendo con mi responsabilidad, estoy poniendo toda mi pasión, mi capacidad y estamos haciendo un esfuerzo grande todos, los resultados electorales son parte de la normalidad democrática. En la democracia nunca se gana o se pierde para siempre.

–¿ Y en Guerrero y Baja California Sur?

–No son estados que perdimos; son estados que no recuperamos. En el caso de Guerrero, la verdad es que el nivel de desaseo político de nuestros adversarios fue muy grave, grosero incluso, y yo creo a la larga muy costoso para ellos. Pero incluso allí, cuando yo tomé el partido, no gobernábamos muchos de los municipios más importantes, y ahora lo hacemos.

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La dirigente priísta Beatriz Paredes, en entrevista concedida ayer a este diarioFoto Cristina Rodríguez

En Baja California Sur llegamos a ser la cuarta fuerza. Aquí competimos contra un perredista que se pasó al PAN. Me parece que estamos en medio de una severa crisis de partidos, en donde muchas de las decisiones, por el oportunismo y la ambición, acaban por deteriorar a los partidos y desprestigiar a la política.

–¿Sin la directriz presidencial, cómo concilió la toma de decisiones con los gobernadores y militantes?

–El PRI es un partido en el que sus fricciones se procesan internamente. No es un partido de unanimidades, sino de generación de acuerdos internos, de intentar, mediante el diálogo, encontrar soluciones. Todo tiene su complejidad, nada es sencillo en la política actualmente, pero me ayudó que llegué a la dirigencia del tricolor después de haber tenido todas las experiencias posibles. Ya había sido gobernadora, coordinadora de los diputados federales, senadora, líder de sector y presidenta del área intelectual del partido; eso me permitía o al menos siempre lo intenté, ponerme en los zapatos del otro.

Mi estilo de liderazgo es sólo aplicable a mí. Tiene que ver no con un liderazgo unipresonal ni estridente, sino un estilo mucho más mesurado, más de coordinación y diálogo, más de director de orquesta que de solista.

–¿Que se reprocha?

–Me parece que el calendario electoral concentró mucho mi actividad en el partido, y el espacio de la construcción ideológica y de propuestas lo dejé en un segundo plano. Me parece que siendo una persona con condiciones objetivas para el debate teórico, no le puse todo el énfasis en función de la vorágine electoral. Afortunadamente los legisladores hicieron propuestas que nos permitieron estar en el centro del debate nacional.

–¿Qué pretende una vez que deje la dirigencia?

–Concentrarme en las actividades legislativas, seguir aportando a mi bancada, continuar mis actividades internacionales, soy vicepresidenta electa de la Internacional Socialista. Me interesa entender más cómo se está dando el tema migratorio en Estados Unidos hacia el mundo latino. Hay muchas aventuras intelectuales.

“Estoy convencida de que el país necesita grandes cambios. Me preocupa que el voto por el cambio en 2000 haya sido sólo alternancia en las personas, pero sin pensar en la transformación profunda. Tengo una enorme esperanza en la capacidad del pueblo mexicano para encontrar alternativas, pero percibo desánimo, desaliento. No comparto la política económica.

“Me parece, por ejemplo, que el gobierno es monotemático. Que aun cuando el problema de la inseguridad es una prioridad, ha perdido de vista otros problemas igual de graves, como el desempleo. Tenemos a la economía real muy castigada y a los indicadores macroeconómicos demasiado cuidados. Creo que podrían ser mucho más flexibles sin ser irresponsables. Claramente hay un gobierno que en las áreas operativas es lento, inepto, le cuesta trabajo tomar decisiones, y me parece que no se ha dado impulso a actividades estratégicas que no requieren reformas, porque se recurre mucho al expediente de echarle la culpa de todo al Legislativo.

También me inquieta que vivamos una involución democrática que tira por la borda biografías de verdaderos luchadores en cada partido. Este juego oportunista, este deslave de la izquierda verdadera, estas alianzas incomprensibles, cubren con maquillaje a personajes que antes criticaban severamente.

–¿Y respecto de contender por cargos públicos?

–No está en mi horizonte, pero no es un tema que esté descartado.