Opinión
Ver día anteriorMartes 8 de febrero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El desastre
T

oda referencia a la educación mexicana que oigamos o leamos, provenientes de voces sensatas, ya no digamos críticas, no pueden sino desembocar, invariablemente, en la misma descripción sintética: el desastre.

He tenido ocasión de revisar la evaluación PISA 2009, aplicada a jóvenes de 15 años, y asistir a su presentación por Andreas Schleicher, asesor en política educativa de la OCDE, en la organización Mexicanos Primero. Las cifras y los argumentos son transparentes y contundentes, por más que el informe se esfuerce en utilizar un lenguaje sutil y amable acerca del desastre.

PISA no es una evaluación extranjera, sino una evaluación internacional, que es aplicada en 75 países del orbe. En México la aplica el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).

Los resultados desastrosos que PISA presenta resultan favorecidos por el desastroso hecho de que en México menos de la mitad del grupo de edad cursa el tercer año de lo que en México llamamos escuela secundaria, mientras en los países desarrollados esa cifra promedia 90 por ciento. Si en México fueran evaluados todos o 90 por ciento de los jóvenes de 15 años, los resultados serían indescriptiblemente desastrosos.

Frente a los resultados de Pisa 2009, el SNTE presumió tontamente la Alianza por la Calidad de la Educación para responder a los hechos críticos de Andreas Schleicher, y dijo que el gremio ha servido como pretexto para no hacer las reformas educativas que se requieren para mejorar la calidad de educación en México. Una respuesta procaz y cínica, si las hay. Sólo la maestra y su inmensa banda, las autoridades educativas y el gobierno en general, son capaces de tragar semejantes ruedas de molino.

Sólo esa tríada es capaz de pugnar por hacernos creer que los profesores y el sindicato son lo mismo. Nadie más en este país traga sapos como los que arroja el SNTE. Profesores, dignos de tal nombre, con seguridad hay muchos en México; pero la gigantesca banda del SNTE no pertenece a esa noble profesión –perdón por tanta obviedad–, son sólo inútiles políticos que bloquean la educación, aunque sumamente útiles para la tríada. Politiquillos y politicastros, zánganos que viven prendidos de la ubre del presupuesto que financia la población con sus impuestos.

En comprensión de lectura los jóvenes mexicanos que están en alguna escuela ocupan el lugar 34 de 34 países de la OCDE, el lugar 34 de esos 34 países, en matemáticas; el lugar 34 de esos 34 países en ciencias.

La evaluación PISA clasifica a sus evaluados según una escala que tiene los siguientes niveles: 1a, 1b, y 0 (cero); son los niveles más bajos, los de la ignorancia total; el nivel 2 identifica el mínimo para desempeñarse en las actividades simples de la sociedad contemporánea; el nivel 3, está arriba del nivel mínimo necesario, aunque nada deseable, para desarrollar actividades con algún grado de complejidad; los niveles 4, 5 y 6, son crecientemente, quienes se sitúan en los niveles más altos y poseen el potencial para realizar actividades de alta complejidad cognitiva u otras (accesibles a su edad).

México, en comprensión de lectura, tiene a 3.2 por ciento de sus jóvenes por debajo del nivel 1; al 37 por ciento en el nivel 1, al 33 en el nivel 2; al 21.2 en el nivel 3; al 5.3 en el nivel 4, y prácticamente a nadie en los niveles 5 y 6.

Referiré los extremos para matemáticas y ciencias, en los que los resultados son peores. Matemáticas: 21.9 por ciento por debajo del nivel 1 y a 29 por ciento en el nivel 1. A 4.7 por ciento en el nivel 4. Ciencias: A 14.5 por ciento por debajo del 1; a 32.8 en el nivel 1, a 3.1 por ciento en el nivel 4.

La evaluación está diseñada para ir más allá de examinar si los estudiantes pueden reproducir lo que les enseñaron, para evaluar así la capacidad que tienen de extrapolar a partir de lo que saben y aplicar creativamente su conocimiento en situaciones nuevas. Es decir, se explora si los estudiantes están aprendiendo a pensar, que es la razón central y fundamental de la escuela.

PISA encontró, a la vista de los resultados, que la escuela no está enseñando a pensar, porque los modelos pedagógicos de los profesores son inadecuados y obsoletos y porque los padres de los jóvenes no se involucran en la educación de sus hijos.

PISA aporta gran cantidad de sugerencias de políticas para mejorar la efectividad de la educación; pero se refiere siempre al ámbito estrictamente educativo, es decir, no está un su propósito tocar lo político: y ése es nuestro problema central. Políticos subdesarrollados tienen en sus manos la educación de los niños y jóvenes mexicanos: ¡es el SNTE, estúpido!

Y el colmo: el gobierno panista se propuso alcanzar como meta global 435 puntos PISA en 2009: alcanzó 425. Una meta cuyo puntaje queda por debajo del nivel 3. Shangai-China alcanzó 556 puntos.