Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 20 de febrero de 2011 Num: 833

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora Bifronte
Ricardo Venegas

Monólogos Compartidos
Francisco Torres Córdova

El accidentado viaje
de Óscar Liera

Raúl Olvera Mijares

John Irving, la lupa estadunidense
Ricardo Guzmán Wolffer

Ver Amberes
Rodolfo Alonso

El cráneo crepitante
de Roger Van de Velde

La vida privada y
la vida pública

Laura García entrevista con Gustavo Faverón

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Columnas:
Señales en el camino
Marco Antonio Campos

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Miguel Ángel Quemain
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La polifonía teatral de Heiner Goebbles

Eraritjaritjaka, Musée des phrases, titula Heiner Goebbels este carnaval de géneros para la escena que concibió en su totalidad musical, plástica, visual y teatral. Eraritjaritjaka es “una expresión poética arcaica en lengua aranda, significa rebosante de deseo por algo que se ha perdido”, como lo indica Elías Canetti (Roustock, 1905-Zurich, 1994) en El suplicio de las moscas, un conjunto de aforismos lúcidos y sorprendentes.

Auto de fe y Masa y poder inspiran este montaje que para el público mexicano será una forma de mirar nuestro pasado. Cuando digo “mirar nuestro pasado” es porque la obra de Heiner Goebbels no es ajena en un medio artístico donde se han trazado lazos fecundos con la tradición mitteleuropea, con el teatro alemán y con la literatura germánica que va de Lichtenberg a Kafka, pasa por Grass y llega hasta Jelinek, Bernhardt y Heiner Müller.

Goebbels no sólo nos presenta, en ochenta y cinco minutos, un espectáculo de convergencia genérica, temática, filosófica, conceptual y profundamente ética y política, sino un acto de comunicación que evidencia, sin pudor y sin prejuicios, la multiplicidad étnica y multicultural de una Europa que se ha ocultado tras un eurocentrismo que durante muchos siglos se ha defendido de la diferencia, de la otredad y de las consecuencias de su propia voracidad colonial.

El modelo inspirador de Canetti coloca a Heiner Goebbels en la búsqueda plurilingüística y pluricultural que son resultado del propio origen y de las migraciones voluntarias y forzosas, migraciones por supuesto de la lengua (del ladino al búlgaro, el inglés y el eterno retorno al alemán). Es esa capacidad humana de fragmentar sus experiencias emocionales, reconstruirlas, superarlas, ficcionarlas, cantarlas. Es la tradición revivida de Bertolt Brecht que primero pasa por Canetti, luego por Müller, hasta llegar a Goebbels.

El camino que Heiner Goebbels ha recorrido será inspirador para aquellos artistas que indagan en las relaciones entre música y teatro. Quienes seguimos en México con admiración la obra de Heiner Müller, la aparición de Goebbels es consecuencia natural de la lección del dramaturgo, pero con una riqueza nueva en el panorama alemán: la incorporación del cine, del mundo audiovisual y musical, donde podríamos referirlos como conciertos teatrales.

Heiner Goebbels (1952) es un compositor y director que recoge una tradición y un contexto sociopolítico cultural muy complejo, dado que hereda una tradición artística de larga data, y por otra parte, recibe los cambios que definirán el rostro de la segunda mitad del siglo XX. Encarna una tradición literaria germánica que termina en Kafka. No es extraño que Goebbels encare una aventura creativa de gran aliento si la sujeción que elije para desplegar sus saberes, dudas e hipótesis es un enorme contenedor de la vida que llamamos bildungroman.

Esta reflexión es el eje de la nota al programa que se presentará el 15 y el 16 de marzo en el teatro Julio Castillo, atrás del Auditorio Nacional, a las 20:30 horas. Anticipo tanto la recomendación porque sólo dos días serán insuficientes para ver una creación teatral que incumbe a todos los partícipes del hecho escénico. Habrá mucho que aprender, además del disfrute. Entre otras cosas de la complicidad entre creadores, del diálogo de un director con sus actores y del modo de involucrar a los músicos, concertistas de primer orden que se someten al dictado de una necesidad artística.

A muchos melómanos les atraerá la consideración tan alta que un director puede profesar por un conjunto de músicos, que en otros casos suelen ser utilizados, o la música misma, como un acompañamiento y no como una confluencia discursiva. La intervención de un cuarteto como el Mondriaan también modifica las ejecuciones convencionales de un conjunto de solistas de tan elevada calidad para comprometerse con las temporadas teatrales donde interpretan en vivo y trabajan de modo permanente con el director.

No se puede dejar de mencionar un equipo de trabajo lúcido, creativo y totalmente compenetrado con las ideas de Goebbels como el de la extraordinaria diseñadora de vestuario, Florence von Gerkan, quien ha participado desde 2003 en las obras fundamentales de este director: En la escenografía y la iluminación Klaus Grünberg, se ha dado a la construcción de juguetes teatrales edificados con luces, texturas y una utilización del espacio que puede llevar sin dificultad a las lágrimas.