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Ver día anteriorLunes 21 de febrero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Dos noticias y un silencio
D

os noticias de interés, distintas a las de la guerra contra el crimen: Carmen Aristegui regresa hoy a su noticiario contra los pronósticos de algunos colegas que festejaron su ausencia radiofónica y televisiva, le dedicaron calificativos ofensivos y la condenaron por hacer de un rumor noticia. Bienvenida. La otra es el nombramiento de Hernando Guerrero como procurador federal de protección al ambiente. Es el primero en el gobierno del cambio que no es un panista desempleado e ignorante del tema. Es ingeniero químico y ha trabajado en el campo de las energías alternas y otros temas ambientales. Estuvo varios años en la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte. Y los últimos cuatro fue coordinador de asesores del secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Precisamente por su último cargo el ingeniero Guerrero puede ayudar a desenredar la madeja que los intereses económico-políticos y la corrupción armaron en torno al proyecto de la empresa estadunidense Sempra en Baja California. Justo hace nueve años, dimos cuenta aquí por primera vez de las implicaciones ambientales, sociales, económicas y de soberanía al autorizar la construcción de una terminal de gas natural líquido en Costa Azul, a 30 kilómetros de Ensenada. Su objetivo: abastecer las necesidades de California. El proyecto tenía el aval de los gobiernos federal, estatal y municipal, pues sería un imán para atraer inversiones, ocupar temporalmente 2 mil personas y apenas 80 cuando la terminal estuviera trabajando. Los funcionarios parece que no se preguntaron por qué si la sede de Sempra está en San Diego, decidió construir la terminal en Ensenada, a 100 kilómetros de distancia. Una posible causa: en México las normas ambientales son más tolerantes que en el vecino país.

Tampoco repararon en que, como advertí entonces, ese proyecto y otros más en puerta no eran ambientalmente limpios, pues ocasionarían severos daños al mejor y más grande matorral costero que hay entre Ensenada y Los Ángeles y que la península de Baja California y sus mares adyacentes han sido declarados prioridad mundial para la conservación. La gasera y otros proyectos pensados para Ensenada dañarían la fauna costera y marina, la pesca ribereña y los concheros, las más antiguas evidencias de presencia humana en la península. El silencio oficial fue la respuesta.

El silencio fue también la marca cuando, en octubre de 2003, denuncié la posible presencia de otras trasnacionales en el norte de Baja California: Shell y Marathon. Ambas con el aval oficial. Se supo entonces que Sempra ofreció donar 5 millones de dólares al municipio de Ensenada, cuyo edil, el panista Jorge Catalán, defendió la presencia trasnacional, así como el gobernador Eugenio Elourdy, también panista, bajo el lema: Tú, trasnacional, me das dinero y yo, gobierno, te autorizo a que destruyas los recursos naturales de México y contamines. En cambio los científicos y ambientalistas insistían en el peligro de convertir la costa de Baja California en corredor industrial y fuente de contaminación, cuando legalmente el uso del suelo era para turismo de bajo impacto. Agregaban que los barcos que circularían en el área afectarían la ruta migratoria de las ballenas. 

Muchas denuncias ha habido desde entonces contra Sempra y otros proyectos en Ensenada. La gran sorpresa es que, recientemente, las autoridades de esa ciudad clausuraron la regasificadora precisamente por lo que denunciamos hace nueve años: la zona es de vocación turística, no industrial, y se violó el programa de desarrollo ecológico y urbano de la franja costera. En respuesta a esta medida soberana, el Ejército y la Policía Federal tomaron las instalaciones de la trasnacional. En paralelo, se refrendó que en la zona tienen intereses los ex secretarios de Estado Carlos Ruiz Sacristán y Luis Téllez, el actual gobernador, el ex gobernador Elourdy y su hija, y el empresario Gastón Luken, dirigente de Pronatura en la región.

Se espera que el ingeniero Guerrero no sea en su nuevo cargo un apéndice del secretario del Medio Ambiente, al que sirvió hasta hace poco. Una forma de mostrar su independencia es Sempra y numerosos casos más en todo el país.