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El escultor australiano invita a reflexionar sobre el límite entre la realidad y la ficción

Abrirán en el Marco de Monterrey la primera gran exposición de Ron Mueck en AL
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 5 de marzo de 2011, p. 6

Monterrey, NL, 4 de marzo. El Museo de Arte Contemporáneo (Marco) de esta ciudad presentará, a partir del 18 de este mes, la primera gran muestra del escultor australiano Ron Mueck (Melbourne, 1958), que se exhibe en América Latina.

Sin embargo, no será la primera vez que el arte de Mueck se muestre en ese recinto cultural, pues durante la exposición Casa de la Escultura, en 1999, se exhibió la escultura sin título de una mujer sentada, la cual llamaba la atención del público no sólo por parecer una copia fiel de un ser humano, sino por el gesto cansado y adusto de la anciana, que invitaba a reflexionar sobre la vejez, según informa el Marco.

El australiano se ha ganado un lugar sobresaliente en la escena del arte mundial en relativamente poco tiempo, gracias a la impresionante verosimilitud en los detalles más increíbles de la anatomía de sus personajes, que llevan al espectador a reflexionar sobre el límite entre la realidad y la ficción.

Sus obras muestran a los individuos en los más expuestos y vulnerables estados que generan una profunda empatía física y emocional, y evocan experiencias humanas fundamentales, como el nacimiento, la niñez, la maternidad, el parto, la madurez, la vejez y la muerte, o bien ofrecen una narrativa enigmática, impregnada de metáforas y alegorías.

Metáfora de la vida

En 1997, Ron Mueck captó la atención de los críticos con la pieza Dead Dad (1996–1997), escultura a menor escala del padre del artista yaciendo desnudo, y logró notable éxito en la Bienal de Venecia 2001 al representar a su país con Boy (2000), escultura de casi cinco metros de altura de un adolescente en cuclillas.

Otra de sus obras, Hombre en bote (2002), muestra a un varón sin ropa dentro de un bote con el cabello cuidadosamente peinado, cuyo rostro denota expectación y recelo. “Pese a los meticulosos detalles de la escena, parece más la imagen de un sueño materializado que pudiera interpretarse como una metáfora de la vida, un viaje sin un destino definido.