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Detuvieron a sus padres, acusados de tala ilegal y contrabando de madera

Niños de Tecoh, Yucatán, protestan contra la Profepa
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Pobladores de la comunidad maya de Pixyah, municipio de Tecoh, que se dedican a la venta de leña para vivir protestaron contra la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente. En la imagen, algunos niños que encabezaron la protesta por la detención de sus padresFoto Luis A. Boffil
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 6 de marzo de 2011, p. 27

Pixyah, municipio de Tecoh, Yuc., 5 de marzo. En esta comunidad de apenas 200 habitantes, el único sostén para las familias es la recolección y venta de leña; sin embargo, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) considera que incurren en tala ilegal y contrabando de madera.

Por lo anterior, este día hubo una singular protesta: niños, muchos descalzos, otros con huaraches o con zapatos de hule, encabezaron una manifestación contra la dependencia, debido a que sus inspectores acusaron de ese delito federal a seis adultos, quienes fueron detenidos por policías estatales, como si fueran narcotraficantes.

El jueves pasado, José Erick Pat Euán, Ervin Pech Pat, Graciano Azcárate Ku y Mercedes Chin Chan, vecinos de Pixyah, y Gregorio y Celso Uc, del pueblo de Telchaquillo, cortaron leña en el monte y la llevaron al municipio de Kanasín, donde la venderían por unos pesos, porque no hay actividad rentable en esa comunidad. El campo no da para comer, señaló Mercedes Chin.

Pech Pat dijo que Luis Balam, funcionario de la Profepa, fue quien levantó la denuncia y a los detenidos se les fijó una fianza colectiva de 80 mil pesos para no ser consignados ante el Ministerio Público Federal.

Pero los acusados son tan pobres que el presidente municipal, Joel Achach Díaz, tuvo que pagar la fianza para que salieran libres, y a las 70 familias que viven de esta actividad les regaló despensas.

Los menores se reunieron en la pequeña plaza del poblado, algunos cargando leña.

Casi 80 por ciento de la población se dedica a recoger leña para subsistir, pero Luis (Balam) nos pidió 50 mil pesos para hacerse el desatendido o, de lo contrario, nos advirtió que seguiría perjudicándonos, manifestó un adulto.

Esta chamba la hacemos conforme a las costumbres del pueblo y tampoco tenemos aserraderos y maquinarias para transportar toneladas de madera; sólo sobrevivimos con ello, agregó.

Vivimos de la leña, comemos y vestimos de la actividad, y todavía así, nos dan leña (castigo), externó. ¿Qué quieren que hagamos los campesinos pobres? ¿Vender droga?, preguntó.

Nada más hace falta que los inspectores de la Profepa acusen a nuestros hijos de vender leña y también los detengan y los metan a la cárcel, afirmó Azcárate Ku, en este poblado ubicado a 30 kilómetros del centro de Mérida.