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La periodista Irma Gallo comentó la novela más reciente de Luis Humberto Crosthwaite

Tijuana: crimen y castigo atrapa con la precisión aterradora de la realidad
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Irma Gallo, Crosthwaite y el actor Joaquín Cosío, en la presentación de la novela, el sábado pasado, en la feria del libro de MineríaFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de marzo de 2011, p. a11

El escritor Luis Humberto Crosthwaite propone en el libro Tijuana: crimen y castigo un juego de espejos, y recurre a actos mágicos para atrapar al lector y confrontarlo con la temible y violenta realidad.

Esta historia, plantea Crosthwaite, no es una narconovela, pero sí se recuerda de manera irónica a Crimen y castigo, de Fiodor Dostoievski.

El volumen, publicado por Tusquets, en la colección Andanzas, es un thriller policiaco, donde de manera inexplicable desaparecen dos periodistas sin dejar rastro.

La historia es como un cubo de Rubik, porque el lector descubrirá de manera paulatina cada cara, explicó el escritor durante la presentación del volumen, la noche del sábado, en el contexto de la 32 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

En la presentación, Crosthwaite estuvo acompañado por el actor Joaquín Cosío y por la periodista Irma Gallo, quien manifestó que las venas en esta historia comienzan a sangrar despacio, a desbordarse poco a poco, con la precisión aterradora de la realidad.

La reportera de Canal 22, explicó que cuando Tijuana: crimen y olvido llegó a mis manos, lo tomé con reservas, y lo comencé a leer porque el tema de dos periodistas desaparecidos es un asunto que, no importa cómo ni cuántas veces se aborde, siempre resulta necesario, indispensable.

Esta historia de desaparición y muerte –añadió Irma Gallo– es angustiante, fuerte y tan dura, que es imposible continuar; un respiro se hace necesario.

Luis Humberto Crosthwaite escribió basado en la vida de Magda Gilbert, reportera de Tijuana, de 27 años de edad, desaparecida en 2005. Mientras su pareja sentimental, el periodista Juan Antonio Mendívil, tenía 46 años la última vez que se le vio con vida.

A partir de la tragedia de ambos periodistas, Crosthwaite entreteje una novela punzante, durísima, de amor, suspenso y muerte, cuya lectura es imposible abandonar.

En su trabajo literario, Crosthwaite recurre a los juegos literarios, pero también utiliza la investigación periodística. Las entrevistas y diversos testimonios otorgan las terribles características de realismo en la historia.

En su oportunidad, Joaquín Cosío definió la obra como sobrecogedora, tristísima, violenta y sorpresiva, pero formidable: me ha llevado del aparente testimonio de la indefensión y la desesperanza por los crímenes y el secuestro, a la impunidad predominante en nuestras vidas.

Con Tijuana: crimen y castigo, Crosthwaite ofrece un homenaje a Jesús Blancornelas, director del semanario Zeta de Tijuana, asesinado el 23 de noviembre de 2006.

La realidad supera a la ficción y se demuestra –puntualizó Irma Gallo–, con la cifra de 106 periodistas asesinados en el país desde 1987, según cifras dadas a conocer el pasado 8 de noviembre por la Sociedad Interamericana de Prensa.