Sociedad y Justicia
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Elabora el PUEG libro y documental con testimonios que desnudan el sistema de justicia

Reciben reclusas un tercio más de condena que los varones

Creció el número de reclusas en el Distrito Federal, debido a la imposibilidad de pagar fianza

 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de marzo de 2011, p. 45

El Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) trabaja en la elaboración de un libro y un documental que contienen testimonios de mujeres que narran las atrocidades cometidas en el país, no en su perfil de corrupción, sino a partir del sistema de justicia punitivo que castiga sin pruebas y sin testigos.

En ocasión del Día Internacional de la Mujer, que se celebra el martes, la directora del programa, Marisa Belausteguigoitia Rius, señaló que el libro y el documental, actualmente en proceso, harán eco al trabajo de Presunto culpable, que relata las injusticias cometidas en el sistema de justicia.

De acuerdo con datos del PUEG, los tres principales motivos por los que las mujeres son recluidas en prisión son daños a la salud por tráfico de drogas, robo y parricidio. Este último nos muestra la enorme violencia que existe en las familias y, sobre todo, hacia las hijas, señaló la especialista.

Otra forma de violencia y de discriminación aparece porque el juez dictamina hacia ellas un tercio más de condena por el mismo delito, respecto de los hombres.

Los datos revelan que el número de mujeres encarceladas en el Distrito Federal ha aumentado debido a que las fianzas ahora son más costosas, y que quienes ingresaron por un delito menor no cuentan con recursos suficientes para salir de prisión.

En entrevista reproducida por la UNAM, Belausteguigoitia señala que en México las mujeres de entre nueve y 35 años son más susceptibles de ser violentadas o asesinadas. Sólo hasta 2006, había alrededor de 200 feminicidios sin aclarar. No obstante, muchas más fueron asesinadas por su esposo, novio, hermano o familiar varón.

En cuanto a los feminicidios, señaló que tienen una condición distinta. En la actualidad, dijo, su cifra se ha multiplicado, mientras los casos de violencia doméstica permanecen estables, añadió la directora del PUEG. Los feminicidios, perpetrados por el crimen organizado, permanecen impunes.

El problema más agudo que enfrentan las mujeres de menores recursos económicos es la falta de acceso a la justicia, así como sufrir castigos excesivos. Casi ninguno de los varones que delinquen está preso; en cambio, las cárceles están llenas de mujeres inocentes o con procesos jurídicos incompetentes, largos e irracionales, dijo.

Además, “cualquier mujer pobre es presunta culpable y, según la práctica de la justicia en México, basta que una persona indique que alguien es sospechosa para que sea detenida 48 horas. En ese lapso, y en confabulación con policías judiciales, a quienes les ofrecen bonos por condenar, se puede configurar un expediente que diga cualquier cosa y que incrimine a la detenida. Ésa es la chamba del Ministerio Público, tal como exhibe Presunto culpable”, sostuvo.

Las prisiones sirven, en este caso, para ser atestadas de pobres y marginadas por su condición social y aspecto; se les mantiene como una estrategia de acumulación de capital: a las familias de las encarceladas se les exprime y a las presas se les explota.

Lo que hemos hecho en el PUEG, explicó, es estudiar qué pasa con la violencia en México y, en específico, nos enfocamos en la de género; vamos a las prisiones para impartir talleres de sensibilización a las reclusas e ideamos proyectos artístico-jurídicos; nos vinculamos con la Facultad de Derecho para establecer estrategias de liberación, como el uso del amparo, por ejemplo.