Economía
Ver día anteriorMiércoles 9 de marzo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
México SA

CFE: la bomba Pidiregas

Crece la inversión privada

Billón 600 mil millones a particulares

P

ara dar seguimiento a la entrega de ayer (en la que, por cierto, una de las cabezas alegremente anotaba entrepierna liberal, cuando en el original se escribió neoliberal), va el complemento técnico aportado por la Cámara de Diputados para entender cómo es que, sin cambio constitucional alguno, se ha logrado abrir la puerta y dar seguridad jurídica (Calderón dixit) al capital privado en el sector eléctrico nacional, en el que no se otorgarán concesiones a los particulares, según establece la Carta Magna.

Va pues: los proyectos Pidiregas, como se definieron originalmente para el sector eléctrico en 1995, se han utilizado para financiar infraestructura con recursos privados. Los PIE obtienen un contrato de largo plazo para infraestructura con inversiones y recursos privados; al término de la obra, tales productores venden la electricidad; a mayo de 2010 este tipo de productores concentró 57.5 por ciento de la inversión acumulada. La modalidad de PIE es la que en generación de electricidad obtiene los mayores márgenes de rentabilidad, principalmente en electricidad que se vende al sector industrial.

La Comisión Federal de Electricidad desarrolla 260 proyectos bajo el esquema financiero Pidiregas, por un monto de 329 mil millones de pesos a diciembre de 2009, 66.2 por ciento de inversión directa y condicionada el restante 33.8 por ciento. Los proyectos que concentran el mayor gasto de inversión son cuatro de inversión directa: Pacífico, 13 mil 300 millones de pesos, El Cajón, 13 mil 600 millones, La Yesca, 13 mil 700 millones y Laguna Verde, 9 mil 700 millones. Destacan asimismo, 27 centrales generadoras, 21 en operación y seis en construcción, que son operadas por productores independientes, principalmente trasnacionales españolas. Los permisionarios privados de CFE tienen contratos de compra-venta de energía eléctrica hasta por 25 años por un monto total de un billón 600 mil millones de pesos.

Los contratos se extienden hasta el año 2041, pero pueden ser renovados, según lo establecen las cláusulas contractuales. A diciembre de 2009, los permisionarios privados recibieron ingresos por 268 mil millones de pesos, 17 por ciento de los ingresos programados para todo el periodo, lo que implica que al menos con la infraestructura actual recibirán hasta un billón 320 mil millones adicionales entre 2010 y 2041, es decir, el 83 por ciento restante. Existen cinco proyectos nuevos de inversión condicionada (Noreste, Norte II, Guadalajara I, Norte y BC III) cuyas fechas de operación son entre 2010 y 2016 que recibirán pagos por la venta de electricidad a CFE por 507 mil millones de pesos, 31.7 por ciento del total, y sólo generarán una capacidad equivalente a 7.7 por ciento del total programado.

Deuda Pidiregas: entre 1999 y 2043, la CFE tendrá que cubrir un pasivo por 545 mil millones de pesos, de acuerdo con la tabla de amortización y pago de intereses del presupuesto de egresos de la Federación 2010. Al 31 de diciembre de 2009, la CFE pagó 64 mil millones de capital y poco más de 42 mil millones de intereses, lo que significa que entre 2010 y 2043 tiene pendiente de pago amortizar 435 mil millones y 131 mil adicionales de costo financiero. En la medida que se incorporen más proyectos el pasivo incrementará montos y plazos de vencimiento, con los saldos actuales se inició un periodo a partir de 2009 de elevados pagos de capital e intereses que se extenderá hasta 2023, con erogaciones anuales que en promedio superan los 25 mil millones de pesos. Las tasas de los pasivos en moneda extranjera superan 7 por ciento anual por lo que el servicio de la deuda ejercerá una fuerte presión en el pago de las obligaciones.

El pasivo directo y contingente de los Pidiregas crece a una tasa media anual de 24.2 por ciento, lo que implica que la CFE con el impacto diferido en el gasto de los compromisos financieros adquiridos se le empezaron a acumular progresivamente los pasivos cuando los proyectos entraron en operación. Es decir, el esquema está generando ingresos pero una proporción muy importante se está destinando al pago a permisionarios privados por la compra de electricidad y al pago de los pasivos que los proyectos están acumulando. Por ello, anualmente la CFE tiene que estar recibiendo recursos presupuestales subsidiados para compensar sus pérdidas.

La inversión física de CFE y LFC (hasta 2009) ha sido insuficiente para que el servicio público de generación de electricidad cuente con una infraestructura sólida que permita cubrir el crecimiento de la demanda interna de electricidad. El gasto en inversión como proporción del gasto programable disminuyó de 22.7 por ciento en 1998 a 10.8 por ciento en 2009, y en LFC de 6.2 a 5 por ciento en el mismo lapso. Lo anterior ratifica el dominio que tienen los PIE en los proyectos de generación de electricidad.

La cuenta pública de 2009 enfatiza que ese año la CFE sólo canalizó 10.7 por ciento de la inversión presupuestaria ejercida a construcción de nuevos proyectos. El 89.3 por ciento restante fue destinado a cubrir gastos de mantenimiento de la infraestructura en operación y a la amortización de la deuda Pidirega. Si se incorporan el resto de los productores particulares, incluidos los PIE, la inversión de los permisionarios privados podría haber ascendido a más de 50 por ciento de la inversión total y considerando el gasto de CFE efectivamente canalizado a la construcción de nueva infraestructura, la de los permisionarios podría ser mayor a 85 por ciento del total: 3 mil 400 millones de CFE, 19 mil 200 millones de PIE y 6 mil 800 millones de otros productores externos.

Los Pidiregas generan un pasivo directo y contingente que se reflejará en una acumulación creciente de amortizaciones y pago de intereses y mayores saldos de la deuda que no se están reportando en la cuenta pública federal.

Las rebanadas del pastel

En síntesis, sin cambios constitucionales, seguridad jurídica y económica plena para la inversión privada, e inseguridad total para quienes pagan los platos rotos (léase los mexicanos) y las crecientes tarifas eléctricas.