Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 13 de marzo de 2011 Num: 836

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Tres cuentos
Orlando Monsalve

Céline, bagatelas
de un aniversario

Gabriel Santander

La aguja en el arenal
(poesía joven de Jalisco)

Philip K. Dick,
el filósofo escritor

Matteo Dean

Las manos de John Berger
Ángela Pradelli

Palabras
John Berger

Grandeza y miseria de
un vestido y un cocodrilo

Vilma Fuentes

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Enrique López Aguilar
[email protected]

La imagen desolada en la obra
fotográfica de Juan Rulfo (III de X)

Dieciséis de las aparecidas en El gallo de oro… fueron fotos fijas tomadas durante las filmaciones de El despojo y La fórmula secreta, producidas en 1960 y 1964, y dirigidas por Antonio Reynoso y Rubén Gámez, respectivamente. Las tres pertenecientes a El despojo son fotos fijas tomadas por Rulfo; las nueve de La fórmula secreta son de Rubén Gámez; y las cuatro en las que el mismo Rulfo, Carlos Monsiváis y Abel Quezada aparecen como extras de una película, pertenecen a la filmación de En este pueblo no hay ladrones y no fueron hechas por el escritor. Aparte de que por el año de filmación de El despojo se deduce que, después de 1958, la actividad fotográfica de Rulfo no había menguado por completo, debe señalarse la confusión derivada de lo que se afirma en la cuarta de forros de esta edición de El gallo de oro…, pues sólo siete de las veinte fotografías fueron tomadas por el escritor.

Juan Rulfo. Homenaje nacional se agotó rápidamente, al grado de que es de muy difícil acceso para aquellos curiosos o aficionados no incluidos dentro de los tres mil posibles lectores entre los que se distribuyó el tiraje de la edición (ninguna de las bibliotecas más importantes de Ciudad de México cuenta con ese libro dentro de su acervo); en 1983 se publicó una segunda edición, con variantes y un nuevo título: Inframundo. El México de Juan Rulfo. Después de la muerte del escritor, el suplemento Sábado, del periódico unomásuno, dedicó un número de homenaje a Juan Rulfo en su edición del 18 de enero de 1986, en el que incluyó textos “inéditos” que habían sido sustraídos de los archivos de la familia Rulfo durante una mudanza que ésta realizó cuando vivía en la calle de Río Nazas, en Ciudad de México –y que, en 1986, aparecieron en manos del cineasta Carlos Velo, vecino de la familia durante los años de la colonia Cuauhtémoc–, así como una profusa selección de sus fotografías, tomadas de Homenaje nacional…, Inframundo y El gallo de oro…; también en 1986 se presentó una nueva exposición del escritor mexicano en la Casa de Pensiones de Barcelona, Juan Rulfo/ Pere Calders, que presentaba una muestra de la obra visual de dos escritores-fotógrafos: la de Rulfo y la del catalán Calders. El mismo año, el Instituto Nacional Indigenista, lugar donde Rulfo trabajó durante más de veinte años, publicó un número extraordinario de México Indígena, su órgano de difusión, para rendir un homenaje a su ilustre colaborador con la inclusión de numerosos textos de escritores, amigos y compañeros de trabajo de Rulfo, y veintisiete fotografías realizadas por éste.

Dos años después de la muerte del autor de El Llano en llamas, en 1988, gracias a José Luis Martínez, se localizaron en los archivos de Rulfo 150 negativos provenientes de 1956; su tema, por supuesto, era el de los ferrocarriles y, de los 150, se escogieron setenta y cuatro para ser expuestos en un itinerante vagón de tren, que llevó la exposición de Puebla, donde fue preparada, a Ciudad de México, en 1990; por razones que sólo la burocracia cultural puede explicar, fue abierta durante un solo día al público y, después, el proyecto itinerante vio paralizada su peregrinación por varias ciudades mexicanas de los estados, contrariando el proyecto original.

La impresión de esos setenta y cuatro negativos la realizó el fotógrafo Jesús Sánchez Uribe –amigo de Juan Pablo Rulfo, hijo del escritor–, quien, aparte de realizar las copias en formato pequeño y con tonalidades finas, dio a esta serie, y a todas las que ha impreso de Juan Rulfo desde 1990, un carácter marcadamente intimista. La serie fotográfica mereció algunos comentarios, como el siguiente, de Giménez Cacho: “Las máquinas, las vías de trenes y las estaciones son vistas desde una perspectiva moderna, que deja a un lado cierta visión romántica y resulta en composiciones casi abstractas.”

Un año después, con motivo de los 150 Años de la Fotografía, se hizo una nueva selección de negativos para una muestra colectiva realizada en el Museo Franz Mayer, en 1989, y de ahí se publicó la foto “El correo del lugar”, de la serie Nada de esto es sueño, con formato de tarjeta postal. Nada de esto es sueño fue presentada, después, en España. Dicha exposición fue bautizada así por Juan Carlos Rulfo a partir de los cuadernos de su padre. Como la frase fue escrita por el mismo Juan a manera de epígrafe, pero sin referencia de autor, resulta difícil saber si es original o si fue tomada de alguna fuente literaria. A partir de ese año, el fotógrafo que ha impreso las fotos de Rulfo ha sido Sánchez Uribe.

(Continuará)