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Calderón se juega su reputación en el combate al crimen organizado, afirmaron

PGR y SG pidieron ayuda a EU para enfocar la lucha en dos ciudades
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Mash, desempleado y habitante de Juárez, una ciudad insegura, fuma mariguana para relajarseFoto Pablo Ramos García
 
Periódico La Jornada
Martes 15 de marzo de 2011, p. 7

El 21 de septiembre de 2009, cinco altos funcionarios del Departamento de Justicia, de visita en México, son invitados a una cena de trabajo con funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR), la Secretaría de Gobernación (SG) y el Sistema Nacional de Seguridad Pública. Los mexicanos piden a los estadunidenses ayuda para enfocar las baterías del combate al narcotráfico en dos ciudades, Juárez y Tijuana, y quizás una tercera, Culiacán, para revertir la espiral de violencia y ofrecer a la sociedad mexicana resultados en un plazo no mayor de 18 meses. Tienen la esperanza de poder demostrar que la lucha contra el crimen organizado puede ganarse. El presidente Felipe Calderón se juega en ello su reputación, dicen.

Los subprocuradores Bruce Schwartz y Kenneth Blanco, el asistente especial del procurador estadunidense Paul Rosen y otros invitados escuchan al subsecretario de Gobernación Gerónimo Gutiérrez reconocer que al régimen se le agota el tiempo, según una reseña redactada por el embajador Carlos Pascual (cable 09MEXICO2882).

Nos quedan 18 meses. Si en ese lapso no conseguimos resultados tangibles para el pueblo mexicano, para la próxima administración va a ser muy difícil sostener la lucha, dice el segundo de a bordo en la SG.

El entonces secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Jorge Tello Peón, agrega que ya no hay tiempo para planes piloto. Si pudiéramos centrarnos en en las ciudades con mayor inseguridad, Ciudad Juárez, Tijuana, tal vez Culiacán, resolveríamos 60 por ciento de la violencia, sugiere.

Juan Miguel Alcántara es el anfitrión en su calidad de procurador interino. Asisten también la directora de la SIEDO, Marisela Morales; el subprocurador para procedimientos penales y amparo, Víctor Emilio Corzo, y el director de análisis e información estratégica, Oscar Rocha.

Los mandos medios mexicanos son insólitamente autocríticos y reconocen que en retrospectiva, el gobierno mexicano no tuvo la visión estratégica necesaria sobre la forma de aplicar la Iniciativa Mérida (que entró en vigor en octubre de 2007), al poner demasiado énfasis en la planeación y la transferencia de equipo (bélico) y no atender la construcción de instituciones.

Tanto Tello como Gutiérrez sugieren la formación de células de trabajo binacionales, con unos cuantos expertos en cada lado, para enfocarse en estos programas en los dos últimos años del gobierno de Calderón.

La cena concluyó con un acuerdo que recoge el cable: Vamos a estar en contacto con Gutiérrez y Peón (...); vamos a ver qué tan comprometido está el gobierno mexicano con la idea de elegir unas cuantas ciudades y trabajar en un cambio. Si se deciden, estaremos con ellos, aplicando un nuevo marco estratégico para hacer frente a los retos en las ciudades fronterizas.

Células binacionales como caballo de Troya

Siete meses después, en abril de 2010, se concretaba ese nuevo marco estratégico con el final de la Operación Conjunta Chihuahua, el repliegue de los militares a los retenes carreteros y a sus cuarteles en las ciudades menores del estado. La Policía Federal, bajo el mando del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna (y las células binacionales de expertos operando tras bambalinas), tomaban la plaza en Ciudad Juárez.

Se rescatan unos intercambios más en esa cena. Pascual relata que tanto Tello como Gutiérrez explican que aunque el sistema político de México es federado, históricamente funciona más centralizado, como Colombia o Francia. En la actualidad, confiesan, este sistema ya no es funcional, ya que el centro no puede controlar las estructuras de la punta a la base y resulta indispensable sincronizarse con los estados.

Rocha plantea que la PGR desea desarrollar un intercambio de información e inteligencia de manera más general, no caso por caso, como funcionaba entonces, y para ello requería un proceso de transferencia de tecnología propia, no solamente el préstamo de equipo. Morales pidió que la unidad cibernética creada por la FBI para México se ampliara y expandiera.

Los funcionarios estadunidenses respondieron que por supuesto contaban con esa tecnología y podían transferirla para que nuestros colegas mexicanos puedan hacer las cosas por sí mismos. Siempre y cuando, agrega el cable, “no siga existiendo impunidad, por ejemplo, para El Chapo Guzmán”.

Un mes después de esta cena fue enviado un cable (el 09MEXICO3195), multicitado en varios medios, en el que se critica duramente la estrategia de seguridad de Felipe Calderón y en particular la actuación de las fuerzas armadas, y se concluye que la Operación Chihuahua –la cual descansó fundamentalmente en un despliegue masivo de tropas del Ejército– fracasó por la ausencia estratégica y operacional de inteligencia.

Desde ese momento –noviembre de 2009– la Secretaría de Seguridad Pública está en la mira de los funcionarios estadunidenses. Se le considera un jugador de grandes ligas, capaz de aprovechar las recientes reformas legales y de solicitar información a las compañías telefónicas directamente, saltándose a la PGR.

Por el contrario, la Sedena, “que tiene unidades de inteligencia bien establecidas, con capacidad de señalar el paradero de los capos de los cárteles, no comparte su información con otras instituciones antinarcóticos desplegadas en el terreno”. Y cita particularmente Ciudad Juárez. En un encuentro reciente con funcionarios estadunidenses el secretario de Defensa, Guillermo Galván Galván, no manifestó interés en alentar la cooperación con otras dependencias.

En este mensaje, como en muchos otros, se asegura que la cooperación antinarcóticos entre los dos gobiernos nunca fue mejor, a pesar de los múltiples retos que aun hay que superar. Claro que en este estado ideal de la cooperación la dependencia del socio más débil es un factor clave, como lo refleja la siguiente afirmación: “Los expertos de la embajada nos informan que las autoridades mexicanas con frecuencia dependen de los tips de las organizaciones judiciales y de inteligencia estadunidenses y que muchas capturas de figuras de alto nivel del narcotráfico tuvieron apoyo nuestro”.

Cables:

09MEXICO2882 228419

09MEXICO3195 233964

Enlaces:

Esta nota con vínculos a los cables

Los cables sobre México en WikiLeaks

Sitio especial de La Jornada sobre WikiLeaks