Economía
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Insiste en que Brasil se lleva Olimpiadas porque ningún brasileño habla mal de su país

Critica Calderón sacralidad del petróleo

Fustiga a la prensa por dar malas noticias; plantea costos para la irresponsabilidad política

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Ante un auditorio propicio, Felipe Calderón festinó su política energética. Lo acompañan, el director de BBVA, Ignacio Dechamps González (derecha), y el director del diario El País, Javier Moreno BarberFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de marzo de 2011, p. 33

Durante la clausura del foro México: puerta de América Latina, el presidente Felipe Calderón celebró la determinación de la Suprema Corte de desechar la controversia constitucional del Congreso en contra de los contratos incentivados de Petróleos Mexicanos. Esta decisión, subrayó, da una gran certidumbre jurídica y permitirá que haya inversión especializada, global, para producir petróleo y procesarlo, lo cual va a dar un gran salto cualitativo a Pemex, aunque aún va tardar.

Organizado conjuntamente por BBVA Bancomer y el diario español El País, Calderón encontró un auditorio propicio para festinar su política energética y cuestionar a la oposición los alcances de las reformas en el sector. A pesar de ello dijo que la reforma que hicimos tocó otro tabú, en 50 años nunca se había tocado el tema del petróleo, que es un pecado capital de los políticos hablar del petróleo (por) esta sacralización que se hace que impidió que Pemex avanzara.

De buen humor ante un auditorio que le había prodigado elogios, el mandatario apeló a la metáfora deportiva para ilustrar los alcances de su reforma: “buscabamos el touchdown, no lo conseguimos, pero por lo menos hicimos un primero y 10 muy largo”.

Rememora a Los Polivoces

En este tenor, comparó los avances de México y Brasil, enfatizando en que la diferencia clave ha sido la reforma a Petrobras, lo que ha supuesto que mientras en nuestro país la producción petrolera va en declive, la brasileña va al alza. En esta lógica fustigó la cultura económica de la oposición pues hubo una gran resistencia política dado que no se comprende, a cabalidad, la importancia de mercados y empresas competitivas en el sector público; se sigue viendo una cultura política que ha retrasado al país.

¿Y qué va a hacer con el Congreso para destrabar las iniciativas que hacen falta para resolver los problemas?, le preguntó Rafael López, del consejo de BBVA

El presidente atajó el cuestionamiento. Yo no comparto la idea de que no sale nada del Congreso, porque la verdad sí hemos hecho reformas muy buenas.

Citó la reforma a las pensiones, la energética, las fiscales insuficientes, según reconoció. Enumeró todas las que aún faltan. Entre ellas, la laboral, la de seguridad nacional, la de policía única, la de asociaciones público-privadas –vital para la inversión privada– y hasta la ley de competencia.

Y volvió a la metáfora: La ley de competencia también está atorada, la teníamos, ya estaba, en términos taurinos, para una buena estocada y salió un pinchazo. Ahí me lo pararon en el Senado.

Ya lejos del matiz inicial para reivindicar la labor del Congreso, recordó las insuficiencias institucionales que hacen posible que la inacción legislativa no tenga efectos. A nuestro sistema político le falta asignar costos y beneficios a la irresponsabilidad o la responsabilidad política. Mientras los electores no puedan hacerlo no va a haber estímulos para que se tomen decisiones coherentes o responsables en el Congerso.

Entonces recordó que otro pendiente atorado en el Congreso es su iniciativa de reforma política, que implica la relección de legisladores. Calderón habló de seguridad y su determinación de enfrentar el problema del crimen organizado, un problema que iba a estallar y estalló ahora. Lamentó la brutalidad cobarde con que opera el crimen organizado y optó por la estadística comparativa de homicidios para ubicar su magnitud: los 14 asesinatos por cada cien mil habitantes en México están por debajo de los 25 que se registran en Brasil.

Cuestionó: “si Brasil tiene 25 homicidios y México 14, ¿por qué Brasil puede llevarse a Río de Janeiro –ciudad mucho más peligrosa que todas las de México con excepción de Juárez– los Juegos Olímpicos y el Mundial de Futbol. Tengo una hipótesis, porque jamás he escuchado a un brasileño hablar mal de Brasil”.

Descalificó a los medios de comunicación por dar prioridad a la difusión de las malas noticias que afectan las expectativas del consumidor. Una persona que tiene dinero para comprar casa o cambiar auto no lo hace por la expectativa negativa, está abrumada por malos eventos o malas noticias y todo está mal. Como decía, no me acuerdo si Los Polivoces o Ensalada de Locos, nada te parece, todo te molesta, todo está mal hecho.

Confesó que de no ser político hubiera sido periodista y tendría un periódico llamado Balance en el cual estarían noticias malas y buenas. Ahora, la única información objetiva es la deportiva, dijo.