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General Pedro Ortiz, director de la Escuela Militar de Infantería

En el Ejército tratamos de evitar los daños colaterales; no somos infalibles
 
Periódico La Jornada
Sábado 19 de marzo de 2011, p. 15

San Miguel de los Jagüeyes, Edomex., 18 de marzo. En el Ejército Mexicano tratamos de evitar los daños colaterales, pero no somos infalibles, aseguró Pedro Ortiz Martínez, general brigadier del 81 Batallón de Infantería y director de la Escuela Militar de Infantería (EMI). Uno de los objetivos de fortalecer el entrenamiento de mandos medios, es decir, quienes están más cerca de la población urbana y rural, es reducir al máximo la afectación a civiles, señaló.

Durante un recorrido por el Centro de Adiestramiento Regional de la Primera Región Militar, donde se capacita a oficiales y mandos de pelotón, sección y compañía de infantería, a fin de mejorar su entrenamiento físico, táctico, de respuesta a ataques y emboscadas, rescate de rehenes, prácticas de tiro, así como en su conocimiento del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos, destacó que actualmente se atiende a 238 elementos en este curso aunque se tiene, un promedio anual de egreso de mil sargentos de infantería.

Sabemos que más vale un delincuente vivo, que un inocente muerto, tras enfatizar que en el Ejército se busca formar al personal en la excelencia técnica y táctica, pero también en el conocimiento de los derechos humanos que está presente desde la formación inicial de un soldado.

Ubicado en el campo militar 37-C, con una extensión de 3 mil 107 hectáreas, la EMI cuenta con un centro de adiestramiento de 826 hectáreas, donde los alumnos permanecen ocho semanas en entrenamiento táctico, físico y de estrategias de combate.

Objetivos

Suprvisados por expertos en operaciones de enfrentamiento, recuperación de rehenes, patrullaje, prácticas de tiro con blancos móviles, desplazamiento táctico y adiestramiento físico, se capacita a sargentos que replicarán sus conocimientos en su unidad de mando. En este curso se busca fortalecer la motivación, el sentido de pertenencia y el amor a la patria, pero también que estos conceptos los refuercen entre los hombres bajo su mando, apuntó Ortiz Martínez.

En el centro de adiestramiento se cuenta con áreas extensas donde se han instalado símiles de casas, oficinas, aulas, iglesias y juzgados para llevar a la práctica en condiciones extremas lo que aprenden en el aula.

En el caso de la formación del derecho internacional humanitario, que se aplica a la población civil y prisioneros de guerra, así como a la preservación del patrimonio cultural y artístico en caso de un conflicto armado internacional, los alumnos practican durante una semana 10 módulos que van desde la identificación de la simbología y emblemas internacionales para personal médico, instalaciones peligrosas y patrimonio cultural, entre otros.

Además, se les forma para identificar personas combatiente y no combatiente, que incluye a la población civil desarmada, así como los mecanismos para clasificar, separar y trasladar prisioneros de guerra. También deben conocer y aplicar los derechos básicos que todo prisionero de guerra debe tener, como garantizarle un trato digno, sin violencia, acceso a alimentos y cuidado médico, así como un reporte de su identidad, lugar y condición de captura.

De no cumplir con las normas que marca el derecho internacional humanitario, destacó Juan Guerrero Cortés, teniente coronel de infantería y subdirector de la EMI, todo elemento del Ejército sabe que habrá consecuencias. Por eso los entrenamos con un simulacro de juicio ante la Corte Penal Internacional, donde deben responder por sus actos.

En cuanto a su capacitación táctica y técnica. Cuentan con prácticas de liberación de rehenes, respuesta a emboscadas, pista de reacción –donde entrenan habilidades físicas y tácticas–, así como la práctica de intervenciones nocturnas que les permiten mantener un acercamiento estratégico del enemigo, desplazamientos en la oscuridad y respuesta a ataques.

Ortiz Martínez enfatizó que lo que buscamos es reforzar la confianza de los mandos, mantener la excelencia en su capacitación y entrenamiento, pero sobre todo queremos formar en valores. En el respecto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas, concluyó.