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El periodista Javier Valdez cuenta la realidad de los jóvenes en su nuevo libro

“Mientras el gobierno ignora a los niños, el narco los usa y desecha”

Se trata de una tragedia nacional; estamos matando nuestro futuro, lamenta

Corresponsal de este diario, critica la hipocresía de la sociedad, la cual ha acogido al crimen organizado

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Javier Valdez Cárdenas dará a conocer Los morros del narco. Historias reales de niños y jóvenes en el narcotráfico, en la Feria del Libro de Azcapotzalco, los días 30 y 31 de marzo. En la imagen, cuando presentó Malayerba Foto Archivo
 
Periódico La Jornada
Domingo 20 de marzo de 2011, p. 2

La tragedia nacional del abandono, la falta de amor y la criminalización de los niños y jóvenes mexicanos que participan en el narcotráfico, por parte del gobierno y de la sociedad, así como la utilización y desecho que el crimen organizado hace de ellos, es el ángulo que aborda en su nuevo libro el periodista y escritor sinaloense Javier Valdez Cárdenas.

La sociedad padece de individualismo, se ha replegado, se ha escondido en sus casas, ignorando que también allí está en riesgo, y ha castigado a los sectores más vulnerables: niños y jóvenes, señala Javier Valdez en entrevista telefónica desde Culiacán.

El también corresponsal de La Jornada critica que la sociedad se ha enfermado por la violencia y que se padece una doble moral social.

“Es una sociedad que ha acogido al narco en muchas regiones del país, e incluso lo ha metido en la alcoba, el baño, la cocina de su casa”, advierte Valdez, quien el 30 y 31 de marzo visitará la ciudad de México para participar en la Feria del Libro de Azcapotzalco, que organizan Paloma Sáiz y Paco Ignacio Taibo II.

Después de Miss Narco. Belleza, poder y violencia. Historias reales de mujeres en el narcotráfico mexicano, ahora Javier Valdez publica Los morros del narco. Historias reales de niños y jóvenes en el narcotráfico mexicano (Editorial Aguilar).

–Los niños y jóvenes son quizá el sector social más importante de cualquier país, cuyo cuidado debería ser prioridad.

–Somos un país que, como sociedad y como gobierno, deberíamos avergonzarnos, porque estamos matando nuestro futuro, dicho esto más allá de los discursos recurrentes. El gobierno no sólo desatiende su responsabilidad, sino que margina a los niños y jóvenes envueltos en condiciones de pobreza y abandono, además de criminalizarlos. Y el narco los coopta, pero como material de desecho. Es una tragedia nacional. El centro de todo esto es que las historias que cuento son de desolación, de abandono, de falta de amor y del uso criminal que narcos y gobierno dan a los niños y jóvenes.

–La falta de amor en las familas casi no es mencionada como una de las causas principales, pues por lo general sólo se habla de factores sociales y económicos.

–Cuando escribí el libro no me propuse ni vi esa parte. Pero sí, de niño sufrí mucho, formé parte de una familia numerosa, con muchas limitaciones. Y en varias de estas historias me vi en el espejo como ese morro abandonado, miedoso, en medio de conflictos. Me di cuenta de eso a partir de los textos de presentación del editor. El desamor en el centro de las historias de estos niños y jóvenes.

–La mexicana solía considerarse una sociedad con valores y cohesión familiar y social. ¿Eso ya se está convirtiendo en mito?, pues ahora parece más una sociedad áspera, individualista, materialista

–Sí, está ganando terreno el individualismo, el egoísmo, y en ese sentido pierde terreno la heroicidad y la solidaridad. Como ciudadanía, hemos perdido valor. Creo que los activistas, los que luchan por los derechos humanos, son los únicos ciudadanos, que nos dan ejemplo de civilidad.

“Es una sociedad que ha acogido al narco en muchas regiones del país, porque necesita de él, porque le teme, y al mismo tiempo estira la mano para recibir dinero, en ocasiones condena la violencia en la que mueren niños y mujeres embarazadas. Hay una doble moral respecto del narco en muchas regiones del país.”

Como periodista, comparte Valdez, se ha percatado de que en muchas denuncias que ha recogido, la gente las hace, pero con la condición de que no se mencione su nombre. El único nombre que aparece es el del reportero. También ahí hemos perdido terreno. Nadie quiere dar la cara. Hay mucho miedo, pero también es la falta de valores, la crisis de ciudadanía.

–Con base en su reflexión, las salidas y soluciones para México se ven cada vez más lejanas. Parece que ya no es sólo asunto de políticas públicas, combate a la corrupción, la impunidad, o de efectividad policiaca y militar, sino algo más profundo.

–Sí. Todavía hace dos o tres años podíamos insistir en que una buena opción para atender las broncas de marginación y pobreza sería la implementación de políticas públicas en lo social, lo económico, lo educativo y lo cultural. Pero ahora no bastarían, porque tenemos sociedades que se han enfermado por la violencia, cuyos ciudadanos son hipócritas frente al narcotráfico y han prohijado muchas de sus conductas. Las hemos hecho nuestras.

Eso hace más compleja la solución, porque el fenómeno de la violencia, del miedo y de la muerte lenta de los que supuestamente estamos vivos, está muy arraigado y complica los escenarios. Cada vez es más peligroso vivir en este país. O como dice la dedicatoria del libro, para los jóvenes, vivir en este país es un acto suicida.

Contra el ejecutómetro

Interrogado acerca de las cualidades literarias que siempre busca imprimirle a su trabajo periodístico y editorial, Valdez comenta: “La gente está cansada de las notas diarias, del recuento de los muertos, de los números. Reniego del ejecutómetro. Estamos contando números: casquillos, muertos, drogas decomisadas. Yo no quiero contar eso; quiero contar historias de personas.

El recurso de la narrativa, de la crónica, es muy válido para retratar la perdición abajo, en la calle. Veo estas tragedias y mi deber, mi responsabilidad, es hacer que la gente las sufra cuando las lea. Las historias te atropellan, te abofetean, pero cuando se está metido en un trabajo periodístico burocrático, no se ven.