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El operativo Sellamiento Nazas no ha frenado la violencia en la zona

La Laguna: paz en Gómez Palacio; guerra en Torreón; miedo en ambas
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 20 de marzo de 2011, p. 15

Gómez Palacio, Dgo. La vida en las calles de esta ciudad transcurre con la monotonía diaria; día y noche, los transeúntes se desplazan aparentemente seguros. El río Nazas es una auténtica frontera que separa la paz y la violiencia de la Comarca Lagunera, laboratorio de violencia con cientos de muertos, desaparecidos y ejecutados.

La vida cambia drásticamente nada más cruzar el río y llegar a Torreón, Coahuila. De tranquilidad se pasa a balaceras en las calles, matanzas en bares y restaurantes, robos a mano armada, y al toque de queda nocturno. ¿Por qué tanta diferencia en tan poco espacio conurbado?

La explicación la conoce cualquier ciudadano de ambos lados: los capos del narcotráfico, encabezados por el cártel de Sinaloa y agrupados en la alianza de Los Chapos, viven y duermen en Gómez Palacio, donde preservan la paz lanzando cuerpos de personas que ejecutan en Torreón, controlada por Los Zetas, banda caracterizada por su crueldad que se fue apoderando de Coahuila durante el gobierno de Humberto Moreira, hoy presidente del Partido Revolucionario Institucional.

La disputa entre esos grupos criminales en la Comarca Lagunera se centra en Torreón, estratégico paso de la droga por el centro del país hacia Estados Unidos. Resultado: 365 asesinatos y 10 mil 585 robos durante 2010.

Vida tranquila

Rocío Rebollo Mendoza está sentada en su despacho. Pertenece a ese 3 por ciento de mujeres ediles en México. Hija y hermana de ex alcaldes en Gómez Palacio, dice sentirse segura en su ciudad, por la que incluso transita de noche sin escolta ni vehículo blindado.

No se están dando enfrentamientos en el área urbana ni rural. No ves correteadero. No hay ataques contra la sociedad civil. No tenemos situación de alarma de gente disparando con pistolas. La gente que aparece tirada muerta son ajustes entre ellos mismos. Aquí no andan circulando por las calles. Lo que encuentras son muertos tirados o que me los avientan de otra parte. No sé dónde los matarán.

Gómez Palacio y Torreón sostienen el llamado Sellamiento Nazas, operativo que no ha solucionado la violencia en la comarca: Que no nos echen la culpa. Al momento de que no pueden brincarse para acá no pueden echar la culpa ni que la gente de Gómez vaya para allá [a Torreón]. Que quede muy claro dónde tienen focalizado su problema: [el mercado de] La Alianza y [la colonia] La Durangueña.

–El argumento es que los cárteles agrupados en Los Chapos viven y duermen aquí...

–Que me digan dónde. Yo desconozco.

–En la década de 1970, Gómez Palacio era territorio del cártel de Juárez y luego del de Sinaloa. ¿Qué pasó?

–Pasamos a ser consumidores. Lo que están peleando no es en Gómez Palacio sino la región. Antes éramos de paso, ahora somos consumidores.

–¿Cuáles son las coordenadas de los grupos criminales agrupados en Los Chapos?

–No me aventuraría a darte un diagnóstico de quiénes están peleando. No soy la persona adecuada, esa información la tiene Gobernación.

–¿Por qué en Gómez no hay balaceras como en Torreón?

–Allí no sé qué pasa; no sé que información tengan. Algo se movió.

Rebollo Mendoza asegura que no tiene miedo y afirma que ningún cártel de la droga ha querido negociar con ella: Aquí no hay negociación con nadie. Ninguna llamada he recibido ni para amenaza, ni para arreglar. A mí me dejan totalmente en paz. Yo camino mucho por mi ciudad. No traigo camioneta blindada, a pesar de la recomendación. Nadie me manipula; yo tomo las decisiones y las asumo. Tengo el ejemplo de honestidad de mi papá y de trabajo y humanismo. Poder tender la mano a la gente que lo necesita. Vemos tanta necesidad. Lo peor que puede pasar es ponerte esa coraza de dureza y que no te toque el corazón la necesidad de alguien.

–¿Dicen que El Chapo Guzmán se pasea por aquí?

–Yo no lo conozco. Que me avisen cuando ande por aquí. Es otra área.

–¿El cártel de Sinaloa domina su ciudad?

–No estoy metida en ese rollo.

–¿No tiene miedo?

–Ninguno. Eso ayuda mucho, porque el miedo te paraliza. Tengo muy claro lo que tengo que hacer. Tampoco tengo miedo a morir. Siento que hay tanta gente que reza por mí, que eso me cubre. Dios tiene muy marcado cuándo es el término de la vida.

Laboratorio

En la colonia La Durangueña hay casas vacías. El éxodo de los vecinos a raíz de las balaceras es imparable. Aquí ni los taxis quieren entrar. Hay que caminar desde la Casa del Cerro. Es una zona controlada por Los Zetas y cotidianamente hay ejecutados. En frente está el mercado de La Alianza y los vecinos no pueden pasar al Cerro de la Cruz porque el enclave está en poder de Los Chapos. En medio de la batalla por el control de una de las zonas más pobres de la ciudad, se encuentran los ciudadanos.

Doña Elena, con 47 años en esta colonia, dice que aunque quisiera irse no tiene adónde. Ha criado a cinco hijas que ya casó. Le queda el sexto, un niño de 15 años que reniega con alaridos porque no quiere acompañarla al DIF esta mañana de marzo: Se parece al padre, huevón y gritón, dice. Mi colonia era un buen lugar para vivir hasta que llegó Felipe Calderón con eso que quiere acabar con el narcotrafico, pero esto no se va a cabar nunca. Matan 40 y salen 45.

Mientras doña Elena habla atropellando las palabras como si estuviera deshagándose, un hombre de más de 50 años pasa inhalando solvente: “Este bárbaro no perdona ni la hora. Ahorita pasa el operativo. Nos tienen encerrados por tanta balacera. ¿Y de qué sirve? Mi vecina de al lado ya se fue, la de la esquina también, la de dos casas más se fue la semana pasada. Rentan casa en otra parte. Algunos ya se están regresando, porque adonde fueron a dar está peor que en La Durangueña. ¿Se imagina? ¿No hay salida?”

Los torreonenses no olvidan las tres últimas matanzas indiscriminadas en los bares Ferris, Las Juanas y La Quinta, donde decenas de jóvenes inocentes murieron. Un grupo denominado México Unido contra Los Zetas se adjudicó la balacera en el Ferris, mediante un video subido a Youtube titulado Eliminando zetas. Los videos en Internet y las mantas colocadas en las calles han devenido en medios de información del crimen organizado para difundir sus mensajes. Las horas de las balaceras, incluso, son anunciadas con antelación para prevenir a los ciudadanos.

“Torreón es considerado foco rojo. La Comarca Lagunera desde hace años ha sido uno de los principales, por los niveles de violencia, por el vacío institucional que permite y posibilita la violación de los derechos humanos”, dice Blanca Martínez, directora del Centro de Derechos Humanos Fray Juan de Larios.

La comarca es también lugar identificado en la República por sus desapariciones forzadas. Sólo en Coahuila han contabilizado más de 100 en los últimos años: Por un lado están las violaciones a los derechos humanos, la impunidad y la desaparición forzada. En el actual contexto de violencia obviamente todo lo que tiene que ver con la negación del derecho a la paz, a la seguridad, es un asunto generalizando en la población y se extiende en todo el estado.

Peor: recuerda que en 2009 se intentó instaurar el modelo Coahuila, simil del modelo Chihuahua, cuyo rasgo central era la incorporación de militares en cargos fundamentalmente de seguridad pública. Desde entonces, 16 militares han asumido funciones de seguridad pública en municipios de Coahuila, con el consiguiente aumento de violaciones de derechos humanos. “Lo que vivimos en el norte del país es el uso de la fuerza pública aplicada indiscriminadamente contra la población en aras de combatir a la delincuencia organizada; barren ante la incapacidad de prevenir el delito, de investigar y sancionar conforme a derecho [y] lo único que tienen es la fuerza bruta, sin ningún parametro legal ni mucho menos de derechos humanos.”

Señala al general Carlos Bibiano Villa Castillo, ex director de Seguridad Pública de Torreón, como clave en el aumento de violaciones a los derechos humanos y, como él mismo dijo, sobre el tema de ejecuciones sumarias: “No hemos podido asumir casos de ejecuciones extrajudiciales. Estamos rebasados con las desapariciones forzadas donde la familia tiene un temor justificado para presentar la denuncia; en las ejecuciones el temor es mayor, porque ya tienen la confirmación de la crueldad del atentado contra la vida”.

Explica: “Es muy peligroso, idignante y de suma gravedad las declaraciones del general Bibiano Villa. No porque estemos hablando de un funcionario público que asume públicamente la violación a los derechos humanos de manera indiscriminada. Eso implica responsabilidad no sólo estatal, nacional, sino en terminos de responsabilidad a escala internacional. Las ejecuciones extrajudiciales son una grave violación a los derechos humanos contra quien sea. Se supone que para eso deben funcionar los marcos jurídicos y de derechos humanos. Se tiene que investigar a este señor, se le tienen que fincar responsabilidades. No sólo por la comisión de delitos, sino por graves violaciones a los derechos humanos. Esas declaraciones que ahora intenta matizar son sujetas a investigación y la Procuraduría General de la República y la fiscalía tendrían que iniciar una indagatoria”.