Opinión
Ver día anteriorMartes 29 de marzo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ausencias remediables
L

os primeros tambores de guerra electoral en serio empiezan a retumbar, y nos prometen por ahora una conflagración desastrosa. Tenemos por ahora un programa sin partido y un partido sin programa. Tenemos también otro partido cuyo discurso dice que hacerse nuevamente de la Presidencia de la República es casi un trámite. Y tenemos un tercer partido que no se entiende bien si es el que está ocupando la silla presidencial. Pero las cosas caminan con rapidez, y quizá no debamos esperar mucho para conocer a los contendientes y sus armas de combate (sus programas).

Si en esta ocasión en la arena de la lucha se colara un poco de lógica, este ciudadano que ve no sin desazón esa arena, creería que los contendientes tendrían que ser Andrés Manuel López Obrador (AMLO), por el PRD y compañeros del lado izquierdo o cuasi izquierdo; Josefina Vázquez Mota, por el PAN, y el al parecer ya afianzado Enrique Peña Nieto, por el partidazo. Los dos últimos no han presentado hasta ahora un programa, y AMLO ha presentado, en la forma de un documento para fundar el Movimiento de Regeneración Nacional, un esbozo de un programa de gobierno.

AMLO ha hecho más de lo suficiente política y programáticamente, para que los Jesuses y Marcelo se apresuren a alzarle el brazo en un gesto de determinación vigorosa frente a la sociedad, de reunir la mayor fuerza en pos de la Presidencia. La necesitará como nunca porque, entre otras cosas, tendrán en contra no sólo a los otros dos partidos, sino a una gran parte de los poderes fácticos.

Andrés Manuel ha hecho cambios en algunas de sus ideas o en la presentación de las mismas. Las cincuenta propuestas del Morena prefiguran el programa de un partido socialdemócrata y su Estado de bienestar. No podría ser, desde luego, la socialdemocracia del norte de Europa en sus años dorados. Sino una mexicanizada, en el marco de la globalización, con una economía mundial en crisis, que vive un intenso movimiento de transformaciones en el centro dominante. Inescapable la elaboración de un conjunto de posiciones políticas frente a ese contexto, y es éste uno de los grandes pendientes y de los vacíos del programa del Morena.

En el programa del Morena no existen las palabras equidad ni género: el tema de derechos efectivos entre hombres y mujeres, y entre éstos y las minorías sexuales; una necesidad imperiosa si las hay en un Estado democrático de bienestar. Aunque hay algunas alusiones, no existe la idea de una reforma fiscal, que está esperando este país desde principios de los años 60 del siglo pasado. No existe tampoco, extrañamente, la idea de una redistribución del ingreso susceptible de establecerle metas que puedan ser medidas anualmente, y que se alcanzan en lo fundamental por el lado del gasto público.

Tampoco existe la idea de poner fuera de la política a las iglesias. Se trata nada menos que del Estado laico, uno que es ajeno a cualquier influencia o intromisión externa ya religiosa, ideológica o filosófica, sostenido por un conjunto de principios y valores irrenunciables: libertad de conciencia, neutralidad confesional, educación laica, bien común, principio de igualdad, principio de libertad, principio de no discriminación, principio de separación del Estado y las iglesias teniendo como fundamento ético los derechos humanos. Su única fuerza la origina la adhesión de todos los ciudadanos, quienes lo consideran la objetivación de su propia soberanía. AMLO no puede hacer a un lado estos temas cruciales.

Está mencionada la reforma educativa, pero no hay ninguna idea de sustancia sobre la misma. Se limita a comprometerse con una absorción escolar sin cortapisas, que hace al tema de la cobertura, pero no a la forma y el contenido del aprendizaje. Se trata de un tema extraordinariamente extenso y complejo cuyo último y enorme capítulo es el vínculo entre el conocimiento y el desarrollo. Ninguna de estas dos palabras aparecen en el programa del Morena. Desarrollo se le usa para cuestiones parciales, pero no se trata del extenso y profundo contenido de este concepto. El concepto de conocimiento tampoco está, ni hay alusión al inmenso impacto que ha tenido sobre el desarrollo de países como Irlanda, Finlandia, Sudcorea, India, y otros de desarrollo reciente, que es preciso tenerlos en cuenta en el contexto anterior a la gran crisis financiera, que se trocó en económica. El desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación, no son mencionados por el programa del Morena. Probablemente los dos temas referidos en este párrafo son las dos ausencias mayores del programa.

Dejo sin mencionar la falta de claridad de algunas de las propuestas. Pero entiendo que se trata de un documento en desarrollo y que ninguno de los temas apenas aludidos en este espacio chocan con los propósitos de refundación de los que habla López Obrador. Coincido plenamente con el diagnóstico de partida: todos los mexicanos sabemos que nuestro país padece de una grave crisis en todos los órdenes de la vida pública. Hay desempleo, migración, carestía, corrupción, impunidad, inseguridad, violencia, pérdida de valores, temor, tristeza y desencanto.

El del Morena es un programa que apunta, completándolo y desarrollándolo, a combatir el mar de azotes, estragos e infortunios que aplastan a la gran mayoría de los mexicanos.