Radio Ñomndaa gana la batalla

Marcela Salas Cassani. Los integrantes de la difusora comunitaria Radio Ñomndaa tienen motivos para festejar: luego de un proceso penal iniciado en 2004, el pasado marzo un juez absolvió a David Valtierra Arango, Silverio Matías Domínguez y Genaro Cruz Apóstol, miembros fundadores del municipio autónomo de Suljaá (Xochistlahuaca, Guerrero) y del comité de la radio. Sobre ellos pesaba el cargo de privación de la libertad, por el cual habían sido sentenciados a tres años y dos meses de cárcel y al pago de una multa.

El juez del distrito judicial de Abasolo notificó a los también defensores de los derechos humanos su auto de libertad, en cumplimiento a la resolución dictada el 22 de marzo por el Tribunal Superior de Justicia de Guerrero. 

El proceso penal se remonta a 2002, cuando la asamblea general de ejidatarios de Xochistlahuaca solicitó a Narciso García Valtierra que se abstuviera de vender tierras de uso comunitario en el ejido, ante lo cual éste último reaccionó de manera violenta y amenazó a los presentes. De acuerdo con los lineamientos de justicia comunitaria avalados en la Declaración de Naciones Unidas sobre derechos de los pueblos indígenas y en el convenio 169 de la Oficina Internacional de Trabajo (OIT), la asamblea decidió encarcelarlo y dejarlo bajo custodia de las autoridades tradicionales por un día.

Más tarde, Derly Arnaldo Alderete Cruz, juez del distrito de Abasolo dictó sentencia condenatoria contra Cruz Apóstol, Valtierra Arango y Matías Domínguez, por supuesta privación ilegal de la libertad contra García Valtierra, aunque éste admitía no conocer a los acusados y negaba haber sido retenido.

 

Radio Ñomndaa es un proyecto radial independiente que surgió en el 2004 comoproducto de la lucha contra los gobiernos caciquiles de Suljaa’.Desde entonces, a través del 100.1 de FM, hace llegar su voz a los pueblos amuzgos y afro mestizos de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca.

Durante estos años, los integrantes de Radio Ñomndaa han sido perseguidos y criminalizados. Entre 2005 y 2010 se registraron diversos actos de hostigamiento contra miembros y colaboradores de la radio. El Estado ha impulsado acciones para silenciar “la palabra del agua”: falsas acusaciones, intimidaciones, amenazas, órdenes de aprehensión y detenciones, que se agregan a la constante presencia de militares y policías federales y estatales.

En un anterior intento por terminar con este medio de comunicación autónomo, elementos del Ejército federal ingresaron de manera violenta a la cabina y han sobrevolado avionetas a muy baja altura sobre la comunidad y las instalaciones de Radio Ñomndaa.

El deseo de fortalecer y difundir su cultura, y reconocer la diversidad cultural de la Costa Chica mueve a los integrantes de La Palabra del Agua a seguir pese al hostigamiento y la persecución.

La victoria que significa la resolución en favor de Silverio, Genaro y David es producto de muchos años de movilizaciones de los pueblos originarios para el reconocimiento de su organización social y política, así como sus sistemas normativos y jurídicos. Representa un triunfo del pueblo amuzgo y de todos los medios de comunicación autónomos que reivindican el  derecho a la información y la libre expresión.

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Un documental sobre las amenazas a Virikuta

Flores en el desierto

Sergio Adrián Castro Bibriesca. Comprender y ver la forma en la que vive el pueblo wixárika, sus anhelos, sus deseos, problemas, sufrimientos, penas, juegos, preguntas, intenciones y objetivos, motivó a José Álvarez a la realización de Flores en el de­sierto, documental que intenta “mostrar qué tan cerca están los wixárika de nosotros”, según declara el realizador en entrevista. Su trabajo se ha sumado a la campaña de defensa de Virikuta, territorio sagrado del pueblo wixárika amenazado por la concesión de 22 empresas mineras dentro de un terreno de seis mil 326 hectáreas.

Flores en el desierto (Mantarraya Films, Hugh Fitzsimons y Foprocine, México, 2010) se rodó entre 2006 y 2009. Se ha exhibido en festivales y salas ante públicos que muchas veces no conocen la profundidad de la historia del pueblo wixárika, y resultan impresionados por la riqueza cultural de un territorio en el que, se asegura, nació el Sol y donde descansa el dios venado. El documental “te permite poner los pies un poco más en la tierra. No es que los wixárika estén tan alejados. Todo lo contrario, con ellos aprendí qué tan cercanos somos”.

Virikuta, o desierto de Coronado, es uno de los 14 sitios sagrados reconocidos por la unesco en el mundo, y el lugar más importante en el que los pueblos huicholes de Durango, Nayarit y Jalisco realizan sus ceremonias y rituales ancestrales.

En Flores en el desierto, Álvarez acompaña una peregrinación a Virikuta, en el desierto de San Luis Potosí, en busca del jíkuri (peyote), y se capta la realización de diversos rituales de sanación para el bien común. Dice el realizador: “es el templo, la meca, la basílica, el centro donde se creó el Universo; es un espacio fundamental, el lugar donde encuentran la sagrada medicina, el jíkuri. La peregrinación más importante del año es ahí, donde habitan sus dioses, donde realizan sus oraciones más profundas”.

Cada año, desde tiempos inmemoriales, los wixaritari acuden a Virikuta recreando la larga ruta que recorrieron sus antepasados durante la formación del mundo hasta el lugar donde nació el Sol. El sitio, rico en flora, fauna y minerales, está en peligro. El gobierno de Felipe Calderón otorgó 22 concesiones mineras a la empresa canadiense First Majestic Silver para la explotación de plata.

El realizador advierte que si avanza el proyecto de las minas, y se destruye el “gran santuario” natural, “muchos indígenas y no indígenas se quedarán sin su basílica y será un daño importante a la humanidad”.

El peligro de las empresas mineras, insiste Álvarez, es que además del saqueo y la grave contaminación y destrucción del territorio, explotan a los grupos originarios, “ofrecen salarios mínimos y pagan una cuota bajísima al Estado por explotar los recursos”.

Flores en el Desierto permitió al documentalista no sólo acercarse a las formas, costumbres, cosmovisión y tradiciones del pueblo wixárika, sino también vivir en carne propia el permanente acoso y abuso de las autoridades, el ejército y la policía. “Durante la filmación me tocó vivir cómo los acosaban durante la cacería del venado. Incluso nos siguieron unos judiciales. Sabemos que los policías y el ejército los encierran, les quitan dinero y sus armas. Es una constante y lo viven a diario”.

En Virikuta, según explican por su parte las comunidades que se mantienen en defensa del territorio, están los manantiales sagrados “donde se recolectan las aguas benditas”. Muy cerca de ahí están las cuencas de las venas de plata que pretenden explotarse, “corriendo un inminente riesgo de contaminación por cianuro y desecamiento por las grandes cantidades de agua que usaría la industria minera, pues el acuífero, de acuerdo a la Comisión Nacional del Agua, se encuentra de por sí en un grado de sobreexplotación y la capacidad de recuperarse es muy baja”.

 

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