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La violencia por la guerra al narco no distrae de su adicción a ludópatas regiomontanos

Monterrey: un oasis del lavado de dinero mediante el auge de casinos

La ciudad, el principal centro de blanqueo: EU

Estancada, la propuesta de reforma legal

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Los casinos ofrecen a sus clientes juegos en máquinas tragamonedas de las mejores marcas. Imagen de archivoFoto Germán Romero /Cuartoscuro.com
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 10 de abril de 2011, p. 5

Monterrey, NL. Son las siete de la mañana y la luz del día empieza a clarear en el estacionamiento del Casino Revolución, uno de los más de 50 centros de apuestas y juegos que existen en Monterrey, considerada Las Vegas de México. La gente acude desde temprano a divertirse. Algunos no se han ido a casa. El casino permanece abierto las 24 horas y tiene todo para que sus clientes se sientan confortablemente en un lugar seguro.

Pero la guerra también toca a los casinos, negocios utilizados para blanquear dinero procedente del tráfico de drogas. Atentados y asesinatos en los centros de juegos se han vuelto cotidianos debido a su relación con la delincuencia organizada. El pasado 4 de abril este casino fue atacado por un comando que lanzó una granada y ráfagas de metralleta: una persona resultó herida, ocho sufrieron crisis de histeria y dos vehículos fueron incendiados, uno ardió en su totalidad.

Los hechos, sin embargo, no han afectado la afluencia de clientes que a esta hora de la mañana están apostados frente a una máquina tragamonedas esperando un golpe de suerte, el premio añorado o acariciando la fantasía de hacerse rico. En otros casos, en cambio, los clientes asiduos viven una auténtica obsesión y ansiedad producto de la ludopatía, padecimiento con alta incidencia en la entidad.

El problema crece y es tan grave que la Cámara de Diputados acaba de exhortar a la Secretaría de Salud a intervenir para combatirlo, creando programas de prevención y atención a ludópatas, pues existen daños irreversibles en la calidad de vida de las personas y sus familias.

Vengo a jugar todos los días, pero no soy una ludópata, dice Laura, de 58 años, soltando una carcajada mientras oprime los botones de la máquina de tres rieles, una de las zonas más rentables del casino que exige comprar tarjeta con un mínimo de 200 pesos. Juego por diversión, no por adicción, aclara a la defensiva.

Las luces multicolores de las tragamonedas y la penumbra del lugar con apenas luces suaves y de neón ayudan a los jugadores a no sentir el paso de las horas del día y a entretenerse con más de 90 juegos en las mejores marcas: Williams, IGT, Cadillac Jack, Atronic, Merkur, Casino Technology, Shuffle Master, Aristocrat, Novomatic, CGi, Alfastreet, Bluberi, Betstone, Zitro, Metronia, Digideal y Lightning Poker.

Casi nadie reconoce ser ludópata. La negación es constante, dice en entrevista con La Jornada Ramón Antonio Lara López, director del Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones AC, especializado en problemas con el juego, al señalar que en Monterrey la ludopatía ha crecido al ritmo del aumento de casinos: entre 50 y 60 por ciento.

No existen cifras de ludópatas en México. Algunos de los casinos tienen un departamento de juego responsable que advierte a sus clientes de los riesgos de la adicción, pero la mayoría prefiere no mencionar la palabra ludopatía. El ambiente del casino está lleno de sugestivas ofertas de premios y diversión. El salón de póquer, el bingo y las promociones irresistibles para seguir gastando dinero.

Hoy me recupero, comenta un hombre con pelo entrecano sin apartar la vista de los símbolos de las máquinas con su compañero de juego. Al recorrer los pasillos del casino el sonido explosivo de las tragamonedas puede ensordecer a cualquiera, pero a los jugadores compulsivos les reconforta. Hay dos restaurantes y shows en vivo de fara fara norteño y rock, con alimentos y bebidas de cortesía. El casino se convierte en el hogar para algunos, en el infierno para otros y en el medio ideal para todos de lavar dinero.

Sin control

Desde hace 15 años el gobierno de Estados Unidos considera a Monterrey como el principal centro de lavado de dinero. El Estudio Binacional de Bienes Ilícitos México-Estados Unidos señala que entre 19 mil y 29 mil millones de dólares producto de la venta de drogas son introducidos al año al país para su blanqueo.

Las proporciones del problema sin atender debidamente por el Estado son tan grandes que la misma Asociación de Permisionarios de Juegos y Sorteos reconoce que la delincuencia organizada tiene operaciones de lavado de dinero en 40 casinos del norte de la República.

Ha habido un gran incremento en la instalación de casinos en México, dice en entrevista Juan Ernesto Sandoval Villarreal, tesorero de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco), al señalar que en 2007 en Nuevo León había 23 casinos y actualmente hay más del doble en 12 municipios. Son una fuente de ludopatía y del fenómeno de lavado de dinero. La autoridad debería investigar que no estén ligados con la delincuencia.

La Ley Federal de Juegos y Sorteos tiene 63 años y es considerada obsoleta por la propia Secretaría de Gobernación, que acepta la vulnerabilidad ante la corrupción y el lavado de dinero. Es necesario crear un nuevo marco jurídico para evitar discrecionalidad e ilegalidad, señaló Juan Bosco Martí Ascencio, titular de la Unidad de Gobierno de Gobernación.

La proliferación de casinos en Monterrey sucede al ritmo que permiten la opacidad y el tráfico de influencias en la venta de permisos federales por millones de dólares. Un inversionista estadunidense comentó que le ofrecían 10 permisos de casinos por 18 millones de dólares. El estado y los municipios carecen de facultades para regular y controlar los casinos que inmediatamente obtienen amparos federales para su operación violando leyes locales, algo que urge corregir, según Sandoval Villarreal: Es muy lamentable y estamos contra ese tráfico de permisos. Son montos muy elevados y no podemos esperar nada bueno de esto. Se va a saturar el mercado y si los empresarios están invirtiendo esas cantidades las querrán recuperar y finalmente quien viene pagando son los clientes en detrimento de las familias.

Las transacciones financieras en los casinos sin recibo ni comprobantes de por medio generan el lavado de dinero. Algo sintomático es que la Concanaco no tiene afiliados con este giro: Hay muchas lagunas legales. La propuesta de reforma de la ley lleva años estancada. Los permisos los proporciona la autoridad federal. Los estados y los municipios han tenido batallas y todas las han perdido. Con la situación de inseguridad y que este tipo de negocios están ligados a la delincuencia, la autoridad en muchas de las ocasiones prefiere no actuar y deja que los casinos funcionen.

Entre los beneficiados de los permisos para 450 casas de apuestas otorgados por Santiago Creel Miranda cuando era titular de Gobernación se encuentran Emilio Azcárraga y Televisa, Olegario Vázquez Raña, José María Guardia, Arturo Rojas Carmona, Jesús Héctor Gutiérrez Cortés, Juan Eduardo Mounetou Pérez, Carlos Enrique Abraham Mafud, Raúl Santiago Fernández y Pablo Cortina de la Fuente, Fausto Zerón Medina y Greg Sánchez, pero los negocios no aparecen a su nombre, sino al de empresas, razón social o sociedad anónima, lo que propicia mayor opacidad: Desde entonces esos permisos se han ido instalando conforme los empresarios han ido queriendo. Cuando uno pregunta ¿de quién son los casinos?, en esos negocios nadie sabe. Son sitios muy grandes con mucho personal y nadie sabe quién es su patrón. Hacienda o Gobernación deberían saber.

Enfermedad en aumento

La apertura de casinos en Monterrey se ha ido descentralizando a diversos municipios. Hace unos meses abrió sus puertas en Apodaca, Nuevo León, el Abu Dhabi, al más puro estilo árabe, con un edificio suntuoso color dorado y cerca de 350 máquinas, sport book, bingo, black jack y ruleta virtual: El autorizar un casino más llega a derivar en que se pierdan más familias regiomontanas por caer en las garras de la grave enfermedad de la ludopatía, dice en entrevista el diputado panista Omar Pérez Ortega, quien promovió desde San Lázaro el exhorto para que la Secretaría de Salud atienda la ludopatía y surjan políticas públicas para su estudio y prevención.

Involucrado en la investigación de casinos y sus consecuencias sociales y económicas, explicó que con el aumento de casinos también se ha incrementado la adicción: La Secretaría de Salud necesita crear programas para atender a los ludópatas, es decir, a aquellos padres y madres de familia que dejan sus quincenas en los casinos. Es urgente y es prioritario, si no mañana este será otro de los grandes problemas que lamentar.

Monterrey, con un poder adquisitivo estable, atrajo a inversionistas nacionales y extranjeros para abrir casinos, un lugar de escape para muchos jugadores compulsivos que ya han perdido propiedades, trabajo, pareja y familia. Las clínicas y consultorios privados están saturados con dos tipos de tratamiento: ambulatorio e internamiento. El sicólogo Lara López reconoce que es una de las peores adicciones: La ludopatía arrasa con todo.