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Narcoviolencia

La delincuencia no nos arrebatará las vacaciones

Usuarios de autobús: hay que encomendarse a Dios
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Central Camionera del SurFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de abril de 2011, p. 7

Ante el miedo por la violencia, a los pasajeros de autobuses interurbanos, quienes utilizarán ese medio de transporte en este periodo de asueto, particularmente hacia zonas conflictivas, sólo les queda encomendarnos a Dios y a la Virgen de Guadalupe para llegar sin mayores contratiempos, pero sobre todo con vida a sus destinos.

Pasajeros entrevistados en las centrales del Norte y del Sur coincidieron en que la delincuencia no nos arrebatará las vacaciones, y no podemos vivir con miedo. No podemos dejar de hacer cosas por temor a los criminales.

No obstante, algunos, particularmente los hombres, reconocen que tienen un poco de temor de viajar por carretera, sobre todo hacia Tamaulipas y Guerrero, pero otros dicen que dada la escalada de violencia cualquier parte es peligrosa. “Donde quiera hay narco”, comenta Carlos Andrés Hernández Martínez, quien ayer se preparaba en la Central del Norte para salir hacia San Luis Potosí.

Alba y su hijo adolescente van a Tampico, Tamaulipas. Ella admite que tiene miedo por lo ocurrido en el municipio de San Fernando, donde se han encontrado 145 cadáveres en fosas clandestinas, que corresponden a pasajeros de autobuses.

En estas vacaciones voy a ver a mi esposo a Tampico, y lo hago porque es necesario. Me da temor, porque cruzamos por partes difíciles, pero hay que encomendarse a Dios. Lo que sucede (la violencia) está muy mal, y nosotros no podemos hacer nada para remediar la situación. Ni siquiera el gobierno.

Insiste en que aunque siente zozobra, “el narco no puede paralizar la vida. Tenemos que movernos. Creo que algo se hizo mal. Picaron un hormiguero, movieron el avispero”.

Esteban viajará a Ciudad Juárez. Aunque se califica de valiente, reconoce que le sobresalta transportarse por tierra. Por las cosas que pasan preferiría ir en avión, pero no se puede. Comenta que no sabe qué es peor, si la autopista o la estancia en Ciudad Juárez. Señala que a quien pide protección, ya que el gobierno no la garantiza, es a la Virgen de Guadalupe.

José Barrón viaja a Acapulco, Guerrero. Afirma, en breve entrevista en la Central del Sur, que lo que sucede en el país es un desastre, la situación está fuera de control, pero el Presidente no cambia la actitud ni la estrategia. Tiene que escuchar al pueblo.

Formado para comprar sus boletos, dice no sentir temor, porque no podemos vivir con miedo. Hay que hacer la vida normal, no se puede paralizar. No podemos dejar de hacer cosas. Debo estar en una notaría el lunes (en Acapulco).

Enrique, quien ayer iba a Chilpancingo, donde radica su familia, a la cual visita cada 15 días, asegura que no tiene miedo, pese a que una vez nos asaltaron en el camión. Nos quitaron todo, pero por lo menos no nos secuestraron.

Miguel Ángel Martínez, cuyo destino es San Luis Potosí, admite sentir un poco de temor. Comenta que, aunque antes de subir al autobús revisan las pertenencias con detectores, el peligro no es por los que van en el camión, sino por los que los detienen, así que en el camino vamos con la pura bendición de Dios.

Perla Mier viajará a Zacatecas y no siente miedo, porque va a pasar lo que tenga que pasar. Con ella coincide José de Jesús Rodríguez Hernández: Lo que pase, sucederá. Lorena Morales, quien llega de Morelia, Michoacán, y se dirige a Cuernavaca, Morelos, dice: Trato de que no me dé miedo, porque estar así no es vida, pero no tengo otra forma de transportarme.