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Está en el templo XX, cuya exploración cesó hace algunas décadas, y ahora se retoma

Prevén que tumba más remota que la de Pakal revele grandes hallazgos

Podría llevar a la reconstrucción de la dinastía real y al inicio de Palenque, explicó la directora de la investigación, Martha Cuevas

Hipótesis apuntan a que ahí yace un gobernante maya

 
Periódico La Jornada
Lunes 18 de abril de 2011, p. a11

Palenque, Chis., 17 de abril. El estudio del linaje del rey maya Pakal será una constante en futuras investigaciones, como ocurre ya con las que se realizan en la pirámide conocida como templo XX. Esta cuarta tumba real se localiza muy cerca de la pirámide donde se descubrió el sarcófago del rey maya en Palenque.

En dicha tumba se encuentra un personaje desconocido –según refieren los expertos, perteneciente a la dinastía de Pakal–, cuyos restos se conservan in situ debido a los trabajos de restauración que se realizan en esa estructura prehispánica.

Martha Cuevas, directora de este proyecto, explicó que durante varias décadas se detuvieron los trabajos de exploración en el templo XX, investigaciones a las que ahora damos continuidad.

Este sepulcro, el cual se remonta a 500 o 550 dC, es de gran importancia debido a que es imprescindible para el estudio del desarrollo de Palenque. Mediante él se podría reconstruir la dinastía real, enfatizó la investigadora.

Cuevas, parada en pleno corazón de ese complejo arquitectónico prehispánico, refiere: Esta tumba pertenece a una etapa temprana de ocupación, de la cual casi no existen evidencias; en su interior hallamos cerámica y pintura mural con representaciones de nueve personajes.

En la tumba, subraya la arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), no existe ninguna inscripción ni jeroglífico como en la de Pakal.

“Los materiales de cerámica hallados han permitido que elaboremos una datación preliminar, la cual sería del clásico temprano, que va de 400 a 600 dC.

Este hallazgo nos permitirá determinar el periodo inicial de la ciudad, la cual se creó como capital e importante cabecera administrativa, política y económica, indicó Cuevas.

La especialista del INAH explicó que una peculiaridad de Palenque es que no han aparecido inscripciones de ese periodo, llamado clásico temprano.

En Palenque existen alrededor de mil 500 estructuras; las más grandes son cerca de 40, entre las cuales destacan los mausoleos del templo de las Inscripciones, donde fue hallado el rey Pakal, y la estructura adjunta, donde apareció la reina Roja.

Hemos elaborado una hipótesis que plantea que Pakal decidió modificar el lugar donde estaban los sepulcros de los gobernantes más antiguos y trasladar las tumbas reales a las principales pirámides de Palenque. Estas tumbas se caracterizan porque se hallan dentro de las pirámides y los restos están depositados dentro de una cámara abovedada.

En Palenque, detalló la arqueóloga, los entierros están dentro de la pirámide, en una cisterna de piedra colocada en la cámara funeraria y con caminos hacia el interior, que conducen al lugar donde el difunto fue colocado para su viaje al inframundo.

En el templo XX trabajamos en la consolidación y restauración del edificio, en su basamento y en todos los cuerpos escalonados, abundó Cuevas.

Explicó que en la parte superior se desplomó la bóveda, por lo que los trabajos actuales se enfocan en la consolidación de ese lugar, para después restaurar la pintura mural.

Foto
Vista de la lápida de casi siete toneladas que cubre el sarcófago del rey PakalFoto cortesía del INAH

Hasta la fecha, la tumba sólo puede observarse a través de un pequeño resquicio. En los próximos meses se espera utilizar tecnología para captar imágenes antes de abrir el acceso a la tumba.

Una de las hipótesis apunta a que en esa estructura yace un gobernante maya, pero será luego de diversas investigaciones y análisis cuando los especialistas del INAH develen la identidad de este personaje.

El misterio de Pakal

El rey maya K’inich Jnaab’ Pakal previno su muerte y eligió el lugar donde reposaría por siempre: el templo de las Inscripciones, en Palenque.

Esta pirámide ha sido objeto de diversas investigaciones, así como los restos del legendario monarca fallecido en 683 dC., la restauración de la máscara mortuoria de jade y la recolocación de la colosal lápida que cubre el sarcófago, entre otros estudios.

“El sarcófago y la lápida –explicó el arqueólogo Carlos Varela– fueron elaborados a petición de Pakal.”

Incluso, en las inscripciones plasmadas sobre la lápida se representa el renacimiento de Pakal, quien después de caer en el inframundo se eleva al cielo y rencarna como dios del maíz.

En un recorrido por la zona arqueológica de Palenque, ingresar al templo de las Inscripciones permite recrear el pasado y comprender la importancia del legado de esta mítica civilización, la cual se asentó en esta área selvática chiapaneca.

La tumba de Pakal se encuentra cerrada al público debido a las necesidades de conservación; es en el museo de sitio donde el público puede observar una réplica exacta.

Para conocer la tumba de Pakal primero hay que penetrar la pirámide, recorrido que se inicia por la parte superior del templo, donde se observa –en el piso– una puerta-reja, como si se fuera a descender a un sótano.

Con una tenue iluminación y en un ambiente de humedad que sofoca, se bajan 65 escalones que conducen a un angosto pasaje que lleva al sepulcro real. El descenso debe ser lento y cuidadoso, ya que los escalones son resbaladizos debido a la filtración de agua.

La cámara se encuentra en el centro de la pirámide, pero en el subsuelo o inframundo, como lo llamaban los antiguos mayas.

Hacia el final del pasaje se observa una oquedad de donde surge el esplendor de la cámara, donde se sitúa el ataúd de piedra cubierto con una lápida labrada que pesa alrededor de siete toneladas. En ese ambiente funerario el rey fue adornado con murales y esculturas de nueve personajes, entre otros objetos rituales.

Hace unos meses fue recolocada la monumental lápida, luego de horas de trabajo. En ella sobresalen escenas grabadas con la representación de Pakal, en las cuales destaca el color rojo del cinabrio que predomina en los contornos de la pieza funeraria.

Entre la exuberante belleza y la fauna de Palenque prima la certeza de que existen más tumbas.