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Los de abajo

Acoso al CNUC

E

l Consejo Nacional Urbano y Campesino (CNUC) nació en 1993 en Tlaxcala, en el contexto de la resistencia a las reformas al artículo 27 constitucional: Éramos de esos que, entre otros pocos, nos resistíamos a ver la tierra como proyecto productivo jugoso, a cambio de una firma de complicidad, de un aval, de una foto para pasar a ser los parteros del Tratado de Libre Comercio al lado de Carlos Salinas.

A lo largo de 18 años de organización, el CNUC ha caminado a la par de las iniciativas zapatistas. Los compañeros son la referencia, espejo de lo que hacemos o dejamos de hacer, han declarado en diversas ocasiones.

Las batallas recientes las han dado contra una ley recientemente aprobada en Tlaxcala que, entre otras cosas, será la entrada legal del maíz transgénico a la entidad. También en días pasados se manifestaron frente al palacio de gobierno en exigencia de apoyo para la adquisición de fertilizantes, ya que aunque su objetivo es no depender del gobierno, gestionan algunos proyectos productivos que cuentan con el consenso de los campesinos de la región.

En Tlaxcala y en Michoacán los congresos respectivos acaban de promulgar leyes que no prohíben la siembra (experimental, piloto o comercial) de maíz transgénico. Tampoco la introducción de semillas transgénicas en los estados, pero sí definen el procedimiento de autorización para introducirlas, almacenarlas, distribuirlas y comercializarlas en su territorio, dando certeza jurídica y económica a la inversión de empresas semilleras y agroindustriales, trasnacionales y nacionales (Ojarasca 168).

Las acciones recientes contra esa ley y la exigencia de subsidio para fertilizantes son probablemente la causa del actual hostigamiento contra integrantes del CNUC. El pasado 15 de abril, denuncia la organización, una unidad de la Policía Ministerial se apostó frente a la casa de la líder Luz María Rivera, en Tepeyanco, con el único objetivo de vigilar los movimientos. Al cuestionar a los elementos sobre su presencia, sólo dijeron que eran órdenes de la procuradora. Otros miembros del CNUC también están siendo vigilados, en lo que ellos han calificado de acciones de intimidación y presión motivadas por las actuales movilizaciones.

El asedio a Luz Rivera, su familia y otros integrantes del CNUC es condenable. Rivera ha acompañado en todo momento las dignas y justas luchas de los pueblos y su actuación es civil y pacífica, sin vínculos con ningún grupo o acción criminal.

Para la próxima semana están convocadas acciones de solidaridad con el CNUC y de repudio a la violación de las garantías individuales de sus integrantes.