Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 24 de abril de 2011 Num: 842

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

México, el país y sus miedos
Alejandra Atala

La revolución
somos nosotros

Claudia Gómez Haro entrevista
con Octavio Fernández Barrios

La narrativa mexicana: entre la violencia
y el narcotráfico

Gerardo Bustamante Bermúdez

Erasmo: necedad
y melancolía

Augusto Isla

Un vicio como otro
Vilma Fuentes

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Juan Domingo Argüelles

Eloy Sánchez Rosillo y su Sueño del origen

Entre el 29 de agosto de 2007 y el 17 de febrero de 2009, el poeta murciano Eloy Sánchez Rosillo (1948) escribió sesenta y cinco poemas que ahora ha recogido en su nuevo libro Sueño del origen (Barcelona, Tusquets, 2011, colección Nuevos textos sagrados).

Sueño del origen es su octavo libro de poesía, pues antes, en esta misma colección de Tusquets –dirigida por Antonio Marí– había publicado La vida (1996), La certeza (2005), Oír la luz (2008) y Las cosas como fueron: Poesía completa 1974-2003 (2004), en cuyas páginas acoge también sus cuatro primeros libros: Maneras de estar solo (1978), Páginas de un diario (1981), Elegías (1984) y Autorretratos (1989).

Como ha afirmado Miguel García-Posada, la de Sánchez Rosillo es “una de las obras poéticas más genuinas de las últimas décadas”, y como ha aconsejado Lorenzo Oliván:  “Quienes piensen que la poesía, como la vida misma, puede ser sencilla en su complejidad y compleja en su sencillez, que lean a Eloy Sánchez Rosillo y saldrán de la lectura siendo un poco más sabios.”

En los sesenta y cinco poemas de Sueño del origen encontramos la voz íntima y profunda de un poeta que sabe nombrar las cosas, que no se anda por las ramas de los jugueteos verbales, y que acomete el ejercicio de la poesía desde la experiencia y el deseo, pero también desde la sabiduría que dan el dolor, la nostalgia, la melancolía y, por supuesto, la alegría de vivir, que es la recompensa de saber estar en el mundo sin daño para el prójimo; porque la poesía de Sánchez Rosillo es también ética de la existencia.

En Sueño del origen leemos lo que ha sido el ayer y lo que es el hoy: “Qué extraña y sorprendente,/ la prodigiosa vida./ Antes vivía en el temor, y quise/ inútilmente disputarle al tiempo/ mis grandes y pequeñas posesiones,/ hasta llegar al ínfimo abalorio./ Ahora dejo la puerta de mi casa/ de par en par abierta. Entran y salen/ las cosas de este mundo, pero aquellas/ que más amo conmigo permanecen./ Nada acaba o se pierde: gira y torna/ purificado a nuestro corazón;/ nube que luego es lluvia, fuente y río,/ nube otra vez, y lluvia y ancho mar./ Supe de la añoranza y el lamento./ Ahora celebro y canto.”

En la obra de Eloy Sánchez Rosillo la poesía es un misterio, pero también es fundamentalmente, por encima de todo, una revelación. Sueño del origen nos muestra que la poesía no sólo está en los libros, sino en todas partes, pero para encontrarla es menester la sensibilidad y la emoción. La poesía sucede; nos sale al encuentro en cualquier parte, o, como dijera García Lorca, la poesía es algo que anda por la calle, que se mete en las casas, que nos aborda en el sitio inesperado y en el momento imprevisible.

Para Sánchez Rosillo, la poesía es “oír en lo profundo”, y a veces “no pensar ni decir,/ Escuchar, escuchar. Tan sólo eso”. Y todo ello para alcanzar, a fin de cuentas, el enigma de todo y de todos: “La muerte forma parte del enigma/ en que se fundamenta/ también la propia vida. No ha podido/ nadie soltar el nudo del misterio,/ ni cortarlo siquiera/ con arrogante espada y gesto inútil./ Hermoso es que así sea lo que es./ El misterio, en sí mismo, es hermosura./ Respíralo; ten confianza; deja/ que lo albergue tu pecho,/ y no te pierdas en el sí o el no./ Por la vida y la muerte va la nave/ surcando el mar azul. Y todo es mar.”

Sánchez Rosillo coincidiría, seguramente, con el apotegma de Gabriel Zaid: “La cuestión de la vida es más importante que la cuestión de los versos.” No puede ser de otra manera: “La cuestión de los versos, como todas, importa al convertirse en una cuestión vital.” Los poetas que no saben esto, creen que lo que realmente importa es el pretexto para vivir y no la vida en sí.

En “Haber vivido”, poema con el que Sánchez Rosillo cierra su nuevo libro, está la clave:  “Haber vivido en este mundo hermoso/ inspira confianza. ¿Quién que tenga/ cierta experiencia del vivir dirá/ que todo fue un engaño? Si escuchaste/ al jilguero cantar cuando eras niño,/ si has tocado la luz, si conociste/ el amor y el dolor, viste la luna,/ te dio su sombra un árbol, caminaste/ solo o con alguien junto al mar o un río,/ sabes de sobra que es verdad la vida/ y que somos misterio, que es misterio/ cuanto ha existido, o es, o existirá./ También, que aquí te encuentres y que un día/–un día milagroso como todos–/ digan que te has marchado y aún se escuche/ tu canción a lo lejos.”

Sánchez Rosillo cree (y yo con él) que “la belleza es de todos: patrimonio común que sin embargo/ sólo es de cada uno”. Su Sueño del origen lo comprueba.