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Inauguraron biblioteca con el nombre de la autora de Tinísima

Elena Poniatowska causó revuelo durante su visita a jóvenes reclusas del DF

¿A quién más quieren que les traiga?, preguntó la periodista y ellas le respondieron: a Gabriel García Márquez

La homenajeada las exhortó a ser felices a pesar de las adversidades

Foto
Elena Poniatowska con jóvenes de la Comunidad de Mujeres del Sistema Penitenciario del DF –de quienes se preserva su identidad–, ayer, durante el homenaje que se rindió a la periodista y escritoraFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de mayo de 2011, p. 5

La presencia ayer de la periodista y escritora Elena Poniatowska en la Comunidad de Mujeres del Sistema Penitenciario del Distrito Federal fue para las jovencitas allí recluidas como tener frente de sí al genio de la lámpara de Aladino y poderle pedir un deseo.

¿A quién más quieren que les traiga, preguntó de nueva cuenta la colaboradora de La Jornada, con lo que volvió el revuelo entre ese grupo de adolescentes, como había ocurrido momentos antes, cuando preguntó por vez primera y recibió la jubilosa petición a coro, como si lo hubieran ensayado, de que invitara al Nobel colombiano Gabriel García Márquez.

En esa segunda oportunidad, las internas, cuyas edades fluc-túan entre 16 y 21 años, solicitaron a la autora de Leonora conocer a otras escritoras, periodistas o personajes de la televisión, como Ángeles Mastretta, Laura Esquivel o Carmen Aristegui.

Cálida y con esa bondad por todos conocida, Elena Poniatowska se dejó tomar infinidad de fotos con las jóvenes reclusas, conversó con ellas, las abrazó y se dejó abrazar, las besó y se dejó ser besada, les firmó libros y se comprometió a donarles más; pero sobre todo prometió regresar y les prodigó cariño y palabras de aliento, para que sigan preparándose y busquen ser felices, no obstante las adversidades de la vida.

Les aseguró que sin las mujeres, México se caería en mil pedazos, y que por eso escribe sobre ellas.

La presencia de la escritora en ese lugar, el único para mujeres de las seis comunidades para adolescentes de las que dispone el Sistema Penitenciario capitalino (antiguamente conocidas como correcionales), respondió a que este martes se inauguró allí una biblioteca con el nombre de Elena Poniatowska.

El acto ocurrió a 16 días de que la autora de La noche de Tlatelolco cumpla 79 años (el próximo 19 de mayo) y consistió en una breve serie de discursos de las autoridades, una escueta semblanza con la vida y la obra de la homenajeada, a cargo de un par de internas, y la develación de la placa alusiva en la entrada de la biblioteca, así como el corte simbólico de listón.

Interés por la lectura

Desde su llegada y hasta su partida, Elena Poniatowska estuvo siempre rodeada por la admiración y el afecto de la treintena de muchachas que integran esa comunidad, la mitad de ellas cumple condenas de hasta cinco años de reclusión y las restantes se encuentran en espera de que les dicten sentencia.

La causa más común por la que son privadas de la libertad es el robo con agravantes, aunque también algunas se encuentran allí por delitos contra la salud, secuestro u homicidio.

Un dato a considerar es que muchos de estos delitos, según la oficina de prensa del sistema penitenciario, son cometidos por estar relacionadas sentimentalmente con hombres mayores que ellas.

Al concluir la ceremonia, en la que se valoró a la autora de Tinísima por hablar de temas que otros no se atreven y luchar para que las mujeres dejen de ser las olvidadas de la historia, Poniatowska ingresó a la modesta biblioteca, integrada por poco más de 2 mil ejemplares, ordenados y clasificados por las propias internas, entre otras categorías, en cuento, novela, inglés, ciencias y matemáticas.

Allí escuchó con atención que existe un libro-club y que entre las jóvenes hay un real interés por la lectura, como parte de sus actividades cotidianas.

Interés y afición que ellas mismas demostraron cuando comentaban con la autora alguno de sus títulos, le solicitaban que les donara otros o le pedían que regresara pronto e invitara a otros escritores para poder conocerlos en persona.

Todo eso, en medio de emotivas muestras de afecto y admiración de ambas partes.