jornada
letraese

Número 178
Jueves 5 de Mayo
de 2011



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




El amor está online

El auge de las redes sociales ha transformado la forma en que algunas personas se relacionan en lo sentimental. La red de redes abre sus puertas a romances, rupturas, contactos sexuales, fantasías incumplidas y, sobre todo, la oportunidad de comenzar todo ello con una idealización de la propia imagen. La tentación de mostrar un mejor yo, de vencer la timidez y de traspasar ciertos límites han convertido al Internet en una página en blanco para crear una vida emocional.

“El vidrio que nos permite ver pero no tocar es el perfecto símbolo de la frustración”.

Ernst Dichter

Fernando Mino

Nuestra vida cabe en tres líneas, dos links y una foto etiquetada… Así es Facebook, la red social de moda, con sus ingresos multimillonarios y su crecimiento exponencial. Ahí están todos, conocidos y por conocer, posteando su vida segundo a segundo (80 mil actualizaciones cada minuto, según el omnisciente Internet). Una de cada once personas en el planeta está en Facebook. Más de 610 millones de perfiles, de existencias virtuales que comparten, dialogan, intercambian, se miran y se desean, a resguardo detrás de un monitor o un teléfono inteligente.
Y se trata de una sola, la líder eso sí, de las redes sociales, los espacios de interacción que se consolidan como el centro del intercambio, el lugar donde se deciden amistades, se cierran negocios y se conocen a los amores de la vida o al compañero sexual para esta noche. El teclado y su lírica capacidad para disimular la timidez o la torpeza, y para crear escenarios de artificiosa espontaneidad, parece encaminado a cambiar las formas en que nos relacionamos. En tan sólo una generación.
Si el empaque es novedoso y cambiante, el contenido es ya un recurso viejo. De las notas galantes usadas para el cortejo por los sectores pudientes desde el siglo XVIII, hasta los clasificados de los periódicos, historietas y fotonovelas que hicieron del intercambio postal un deleite hasta su reciente obsolescencia, desbancado por los correos electrónicos. (“Dama con intenciones de establecer relación. Indispensable enviar foto al apartado postal…”)
Hoy las redes sociales son un gran laboratorio para probar las capacidades de ligue e interacción. “Internet es un buen lugar para practicar tus habilidades como seductor, es excelente para ganar confianza, y para aprender a hablar con las mujeres”, asegura uno de tantos blogueros dedicados a dar consejos a adolescentes sobre las mejores formas de ligar (www.seduciryligar.com). Cada vez es más cierto que contar con un perfil de Facebook es importante (“¿y deveras está guapo? ¿será confiable? ¡Ya está! Facebookéalo para ver sus fotos y con quién se lleva).
Aunque todavía es aventurado predecir tendencias sobre la influencia del ligue digital en las formas en que se establecen relaciones sociales o se pactan encuentros sexuales, investigadores de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, encontraron que las referencias sexuales que los adolescentes publican en las redes sociales son indicativas de actividad sexual o de inminente iniciación. “Nuestro estudio sugiere que si aparecen notas de contenido sexual en el perfil de un adolescente en una red social es definitivamente el momento para hablarle de sexo”, dice Megan Moreno, investigadora líder del estudio publicado por la Academia Americana de Pediatría en mayo del año pasado. La misma Moreno ya había encontrado, en 2007, que más de la mitad de los perfiles de MySpace de jóvenes menores de 18 años tenían referencias a conductas de riesgo ligadas a prácticas sexuales, consumo de drogas y violencia.

Imaginación virtual
En 2008 el fotógrafo neoyorquino Yaniv Schulman fue contactado en Facebook por Abby, una niña artista de ocho años, para mostrarle una pintura hecha a partir de una foto de su autoría. Pronto Schulman conoce, vía Facebook, a Angela, la madre de Abby y a su sensual hermana de 19 años, Megan, con quien inicia una relación virtual, a través del teléfono y la computadora. Este es el punto de partida de Catfish (Henry Joost y Ariel Schulman, 2010), documental exhibido en México recientemente como parte de la programación de la Gira de Documentales Ambulante. Los directores, hermano y amigo del protagonista, siguen a Yaniv en el cortejo a larga distancia cuando comienzan a sospechar de la honestidad de Megan, quien supuestamente compone y graba canciones que luego resultan ser plagios tomados de YouTube. “No puedo creerlo, es una mentirosa”, se lamenta Yaniv, mientras repasa las conversaciones que ha tenido con ella en el chat de su iPhone.
Yaniv y los directores deciden ir a buscar a Megan hasta su pueblo, a orillas del lago Michigan. Ahí se llevan una gran sorpresa: Megan no existe y Abby no es una niña genio, todo es invento de su madre Angela Wesselman, una rolliza cuarentona que sobrelleva su aburrida existencia pintando y creándose ¡21 identidades falsas! en Facebook. La trama parece demasiado retorcida para ser verdad, pero los autores insisten en la veracidad de la historia y la misma Angela ha recorrido programas televisivos de ese país contando su historia, y a partir de su exposición mediática ha abierto un sitio web para mostrar su obra (“Nunca quise ser famosa, sólo quería compartir mis pinturas con alguien”, dice en la presentación de su página). Fuera de las pantallas no existes, parece ser el mensaje, y las redes sociales ponen el escaparate de la vida al alcance de cualquiera.
Detrás del cristal podemos exhibirnos y mostrar/manipular lo que deseamos que los demás sepan de nosotros. Un plácido y seguro clic para dejar entrever nuestra intimidad y con ello disfrutar del extendido placer voyeurista que parece diseminarse viralmente… como todo lo que se comparte en las redes sociales.

Postéame un orgasmo
El sexo es uno de los protagonistas de Internet, este laberinto que separa con ligeras cortinas lo público y lo privado. En las redes sociales está siempre presente, a veces en un jugueteo deliberado y gozoso y otras como intruso incómodo. Una antigua nota periodística parece confirmar el potencial sexual de estos sitios: una joven británica de 23 años alcanzó a tener sexo con 50 hombres de su grupo virtual, llamado “I Need Sex”, antes de que Facebook lo cerrara; tras narrar su hazaña al periódico sensacionalista The Sun la joven dijo: “Sé que es un comportamiento riesgoso, pero eso es lo excitante”. Antes del cierre, el grupo de esta chica contaba con alrededor de 100 seguidores.
Facebook se ha cuidado en construir una imagen cuidadosamente pulcra, con la que el sexo suele desentonar. En sus políticas corporativas se reserva el derecho de remover imágenes y cerrar perfiles que sean denunciados como “pornográficos” o que contengan imágenes de desnudos; la naturaleza autogestiva del sitio permite que los propios usuarios sean los responsables de “denunciar” el contenido inapropiado.
YouTube, otro popular sitio, éste para subir videos, también batalla en forma cotidiana para evitar que material explícito sea cargado en el sitio. Sus criterios son mucho más claros y directos: “YouTube no admite contenido pornográfico o sexual explícito. Si tu video incluye este tipo de contenido, aunque sea un video sobre ti mismo, no lo publiques en YouTube”. Hasta ahora ambos sitios han tenido éxito en un tema sensible que ha afectado en el pasado a redes populares como MySpace, que en 2007 fue envuelta en un escándalo al revelarse información de la propia compañía que decía que podría haber unos siete mil potenciales abusadores sexuales entre los 180 millones de usuarios. El golpe afectó a esta red que de entonces a la fecha ha perdido cerca de 100 millones de usuarios, incapaz de enfrentar la competencia de Facebook y Twitter.
Ahora que para quien va directo a buscar sexo en Internet hay una oferta cuantiosa de redes sociales. Espejos de las líderes, hay “facebooks del sexo” por montones (medidas, preferencias, apetencias, datos de contacto, fotos y demás información útil incluida en cada perfil) y varias versiones triple equis de YouTube, repletas de videos explícitos subidos por usuarios de todo el mundo, en promiscua convivencia con fragmentos de películas de las grandes productoras de pornografía del orbe. Muchos de estos sitios complementan el servicio con video-chats con desnudistas y parejas dispuestas a recrear en vivo las fantasías de los espectadores.
Una de estas redes es interesante, por cuanto ratifica que para muchos la existencia adquiere cabal sentido sólo cuando se convierte en post. IJML (www.ijustmadelove.com) es un sitio polaco que permite ubicar en un mapa los lugares donde sus usuarios han tenido sexo. Con la misma tecnología de mapas de Google, puedes acercarte a cualquier rincón del mundo y ver los puntos donde la gente tiene sexo, con espacio para comentario, breve, tipo twitter, e iconos que identifican el lugar (un sofá, un auto, un parque, una casa…) y las posiciones del encuentro erótico. Sus contadores presumen 167,302 personas alrededor del mundo, incluidos cientos de mexicanos, señalando los lugares de sus encuentros sexuales, en tiempo real. Nada, pues, queda a la imaginación.

 

SU B I R

Flujo de datos

  • Facebook tiene más de 610 millones de usuarios, es decir, una de cada once personas en el planeta está en tal red social.
  • Cada minuto ocurren en Facebook: 230 mil mensajes enviados, 95 mil estados actualizados, 80 mil actualizaciones de muro, 65 mil fotos etiquetadas, 50 mil enlaces compartidos y medio millón de comentarios.
  • El 65 por ciento de adolescentes en Facebook acepta ser amigo de sus padres, mientras que 16 por ciento tuvo como condición aceptar a sus padres para inscribirse en la red social. Un 38 por ciento ignoró la solicitud de amistad de sus padres.
  • Cada mes, el usuario promedio crea 90 entradas, para lo cual destina unas seis horas.