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Impulso a los transplantes
Retraso en México de 10 a 12 años en cultura de donación de órganos

Con la reforma de 2000 a la ley de salud se logró que la tasa fuera de 10 por cada millón de habitantes: directivo del ISSSTE

En los 80 fracasó intento de convencer a la población para que el MP diagnosticara muertes cerebrales; eso toca a los médicos

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Preparación para una cirugía de extracción de órganos en el Hospital General Ecatepec Las Américas. Los riñones fueron donados a un paciente con insuficiencia renal crónicaFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de mayo de 2011, p. 2

El éxito de los programas de donación de órganos y tejidos se mide a escala internacional por el número de personas que aceptan que al momento de perder la vida por paro cardiaco o muerte cerebral –propia o de algún familiar– cederán las partes del cuerpo que puedan ser útiles a otros individuos que requieren una cirugía de trasplante para recuperar su salud.

Así, el líder mundial es España, que reporta una tasa de donación cadavérica de 33 por cada millón de habitantes. El promedio en las naciones europeas es de 18 por millón.

La estrategia del país ibérico empezó en 1981, dos décadas antes que en México, mientras en Estados Unidos la donación cadavérica se estableció a partir de 1965. La amplia difusión del tema explica la cultura de entrega de órganos en aquellas naciones, señaló Inés Díaz Muñoz, directora del Consejo Estatal de Trasplantes del estado de México.

En entrevista, la funcionaria comentó que en Estados Unidos el nivel de desarrollo de la estrategia es tal que la autorización para obtener órganos y tejidos de un individuo fallecido se puede lograr con la familia, vía telefónica, y por medio de las funerarias, las cuales cuentan con infraestructura y personal entrenado en los procedimientos de procuración. En otros casos, los servicios fúnebres tienen convenios con hospitales que se encargan de obtener los órganos y tejidos, indicó.

Sobre la situación en México, Baltazar Martínez Navarrete, coordinador de Trasplantes del Centro Médico 20 de Noviembre del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), señaló que ha sido muy difícil impulsar la cultura de la donación. De hecho –dijo–, en 2000 empezó una estrategia formal con la reforma a la Ley General de Salud por la cual se definió el concepto de muerte cerebral (cuando se pierde la actividad del sistema nervioso central, aunque el corazón siga latiendo por medios artificiales) y se establecieron los criterios clínicos para su diagnóstico.

Hasta entonces, apenas se lograban unas 100 donaciones cadavéricas al año. Actualmente la cifra es de alrededor de mil en el mismo periodo, equivalente a una tasa de 10 por millón de habitantes.

El especialista recordó que a mediados de la década de los 80 se intentó –sin éxito– fomentar la donación y los trasplantes, porque se pretendió dejar a los agentes del Ministerio Público (MP) la responsabilidad de autorizar el diagnóstico de muerte cerebral, indispensable para solicitar la donación de órganos. Eso no es posible –aclaró Martínez Navarrete– porque corresponde a los médicos realizar el diagnóstico, y a la procuraduría dar validez legal. Esto provocó un retraso de 10 a 12 años en el país.

Entre 1996 y 1999 se diseñó la reforma a la Ley General de Salud y se reconoció que debería existir coordinación entre médicos y abogados. El ordenamiento, que entró en vigor en 2000, incluyó la creación de infraestructura administrativa y hospitalaria y la difusión del tema ha fomentado la cultura de donación.

Mientras más se conoce del programa es más fácil que las personas entiendan y acepten otorgar sus órganos y los de sus familiares que han muerto, independientemente de su grado de estudios o nivel socioeconómico, comentó Díaz Muñoz.

En entrevista por separado, Martínez Navarrete opinó que todavía falta mucho para que dicha donación sea parte de la cultura de los mexicanos. La gente se siente sorprendida, pero deberíamos saber que estas peticiones llegan en un momento de duelo. Son actos inesperados: un accidente de tránsito que provoca un traumatismo craneoencefálico, una enfermedad vascular cerebral (infarto) que si afecta a todo el sistema nervioso central provoca muerte encefálica. Además (precisa), están los decesos por paro cardiaco, que son la mayoría, en los cuales también es posible donar, principalmente tejidos (piel, córneas).

Con la reforma legal de 2000 también se estableció la figura del consentimiento de las personas para regalar sus órganos. Para formalizar tal autorización, el Centro Nacional de Trasplantes Cenatra creó la tarjeta de donador, en la cual los interesados especifican su acuerdo y los órganos que darán al momento de su muerte.

La idea es que el tema se platique en las familias, cuyos miembros toman la decisión final sobre la disposición del cuerpo de quien ha dejado de existir.

Con 30 años de experiencia en cirugías de trasplante, Martínez Navarrete señaló que es entendible que al fallecimiento de una persona sus parientes tengan sentimientos encontrados, que no entiendan que el paciente perdió la vida, aun en los casos en que su corazón siga latiendo. Esta es una cultura que debe cambiar, y tendrá que hacerlo porque cada vez serán más frecuentes las enfermedades que requieran un órgano sustituto.