Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 22 de mayo de 2011 Num: 846

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Una expresión humana
de Satán

Defensa de la poesía

Cuando ni los perros ladran
Víctor Hugo de Lafuente

Poema
Andreu Vidal

La ficción predetermina
la realidad

Ricardo Yánez entrevista con Dante Medina

El Jilguero del Huascarán, cronista musical de su tiempo
Julio Mendívil

Bob Dylan: un lento tren
se acerca

Antonio Valle

El inclasificable Dylan
Andreas Kurz

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Una expresión
humana de Satán

[La carta a continuación está firmada por Satán y
supuestamente proviene de él; pero tenemos razones
para pensar que no fue escrita por él sino
por Mark Twain. El editor.]

Para el director de Harper’s Weekly:

Estimado señor y pariente mío. Terminemos con esta conversación frívola. La Junta Estadunidense acepta mis contribuciones todos los años: ¿por qué no habría de recibir las del Sr. Rockefeller?

En todas las épocas tres cuartos del apoyo a las grandes organizaciones de beneficencia han provenido del dinero de conciencia, como muestran mis libros: ¿entonces qué sucede con el sambenito cuando el término se aplica al regalo del Sr. Rockefeller?

El negocio de la Junta Estadunidense se financia de los cementerios, en lo fundamental. Herencias, usted sabe. Dinero de conciencia de un viejo crimen y la perpetración deliberada de uno nuevo, pues la contribución de los difuntos es un robo a sus herederos. ¿Rechazaría la Junta herencias porque provienen de una de esas ofensas siempre, y de ambas en general?

Permítame continuar. El cargo que se aplica en forma persistente, con resentimiento y sin remordimientos, es que la contribución del Sr. Rockefeller está incurablemente teñida de perjurio; perjurio demostrado en las cortes contra él.

¡Nos hace reír aquí abajo en mi lugar! Porque no hay un hombre rico en su vasta ciudad que no cometa perjurio todos los años ante la junta de impuestos. Todos están embarrados de perjurio, con muchas capas de espesor. Férreo, por así decirlo. Si hay alguno que no lo esté, deseo adquirirlo para mi museo, y pagaré tarifas dinosáuricas.

¿Dirá usted que no se trata de una infracción a la ley, sino sólo de una evasión anual de ésta? Confórtense con esa graciosa distinción si usted quiere.

De momento. Y por cierto, cuando usted llegue, voy a mostrarle algo interesante: ¡un infierno pleno de evasores! De repente aparece un quebrantador de la ley sincero, pero atrapo a los otros todo el tiempo.

Para volver a mis ovejas. Deseo recordarle que mis perjuros ricos están contribuyendo a la Junta Estadunidense con frecuencia: es dinero escamoteado al impuesto personal jurado; por ello se trata de los salarios del pecado; por ello se trata de mi dinero; por ello soy yo quien hace la contribución y, finalmente, es por eso, como ya he dicho antes: si la Junta acepta mi dinero todos los días, ¿por qué rechazaría el del Sr. Rockefeller, quien es tan bueno como lo soy yo?, y que digan las cortes lo que quieran decir.

Satán.

Traducción de Rubén Moheno