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En México 37% deja la escuela porque no le gustó estudiar

Termina la secundaria menos de 50% de jóvenes en AL: experta

El modelo homogéneo de enseñanza que despoja de identidad, problema

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La enseñanza para adultos en el país enfrenta los retos de atender a quienes viven en el analfabetismo además de a las nuevas generaciones que dejan la escuelaFoto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 27 de mayo de 2011, p. 48

En América Latina menos de 50 por ciento de los jóvenes en edad de cursar la secundaria la terminan, pues prevalece una elevada tasa de deserción que ha encendido focos rojos en la región, afirmó Camila Croso, coordinadora general de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación, quien destacó que la enseñanza para adultos enfrenta dos grandes retos: atender a quienes desde hace muchos años viven en analfabetismo, y por otro, a las nuevas generaciones que están abandonando antes de tiempo el sistema educativo.

En el segundo día de trabajos de la reunión regional de seguimiento de la sexta Conferencia Internacional de Educación de Adultos (Confintea), especialistas de Brasil, Perú, Colombia, El Salvador, Bolivia, Uruguay y Paraguay, entre otros, alertaron sobre la necesidad de establecer parámetros básicos para evaluar y dar seguimiento a la población que no ha acudido a la escuela o que por diversos factores la abandonó.

En el caso de México, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) revela que 6.8 por ciento de los adolescentes en edad de cursar la secundaria abandonan las aulas cada año, por lo que 410 mil menores no concluyen este nivel. De los que desertan, 37.4 por ciento no continuó su formación porque no le gustó estudiar, mientras que otro 35.2 por ciento desertó por cuestiones económicas.

Croso indicó que uno de los grandes problemas de las naciones latinoamericanas para abatir la deserción es hacer de la escuela un entorno con enseñanzas significativas, que representen algo en la vida de los jóvenes, pero que al mismo tiempo que esté alejada de un modelo homogenizador donde se les despoja de su identidad como jóvenes, de sus preferencias en el vestir, en los códigos de identidad con sus pares, en la forma de expresarse, lo que reduce mucho la posibilidad de hacer del centro escolar un entorno de formación crítica, plural e integral.

Sin embargo, insistió en que el derecho a la educación es una obligación inalienable que deben asumir los Estados con su población, y debemos rechazar de forma tajante cualquier esquema que intente justificar que por su condición socieconómica, étnica, rural o urbana, de joven o viejo, no se puede hacer nada para rescatar a un sector importante de la población latinoamericana del analfabetismo y el rezago educativo. Educamos no para tener una tasa de retorno productiva, sino para garantizar la dignidad humana.

Por su parte, Nélida Céspedes, presidenta del Consejo de Educación de Adultos de América Latina, red que agrupa a 190 organizaciones civiles en la región que impulsan el modelo de educador popular, destacó que la formación básica no debe reducirse a saber leer y escribir, sino a generar condiciones para que sea una llave efectiva que nos permita abrir la puerta de muchos otros derechos como la salud, la ciudadanía plena, la participación y organización democrática, sin lo cual no podemos acceder a una vida más justa.