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Ciudad Perdida

Compra barata en Edomex

Mercancía podrida

Eruviel el inseguro

D

esde luego nadie podría llamarse a sorpresa por la noticia de que René Arce y Víctor Hugo Círigo se unen al PRI. Era más que sabido, alguna vez aquí lo comentamos.

Lo que tiene que observarse no es, entonces, el camino de los caciques de Iztapalapa, sino la terrible inseguridad del candidato del PRI al estado de México, que toma como buena una oferta casi insostenible de esos personajes.

Es, si se quiere ver objetivamente, un acto de total desesperación. Eruviel Ávila, pese al aplauso constante de las encuestas que le presagian un triunfo fácil, suma a su equipo a quienes no pudieron, en la tierra donde sólo ellos mandaron, mantener triunfante a su tribu. Perdieron Iztapalapa, no obstante la ayuda del panismo institucionalizado, y con los parabienes del PRI.

Por ello parece que Eruviel se hizo de una mercancía podrida; fue, por decirlo así, una compra fallida, y eso, para que quede claro, es lo que el candidato priísta al gobierno del estado de México pretende meter en la nómina que paga la ciudadanía. Por eso la transacción no puede inscribirse en ningún otro renglón que el de la desesperación del candidato, de su desconfianza por el triunfo.

Y lo decimos de esta forma porque no parece que exista, por ningún lado, un empate ideológico entre los caciques y el candidato, pero el mercadeo en el que Eruviel supone que se hizo de miles de votos, eso sí les sale muy bien a los ex chuchos, y al priísta que está listo a comprar cascajo sin importar el precio.

Lo que nos muestra este episodio es el tamaño de la perversión del quehacer político que, si en el estado de México se tiñe de cinismo, en otras partes del país, y tal vez aquí mismo, en la capital de la República, existe entre las sombras de las cloacas del poder, donde el billete mata el proyecto.

En política, se dice, no hay nada más barato que lo que está a la venta. Los de Iztapalapa, además –aseguran quienes estuvieron en alguna de las reuniones de regateo–, no se tasaron alto. Lo que buscan es engancharse al poder y mantenerse, como sea, en el mercado, por si se da una mejor oferta.

Aquí no se trata de incluir puntos de vista plurales para realizar mejores proyectos de gobierno. Se trata, a todas luces, de la compraventa que persigue el supuesto de llegar al poder para supeditar al mercado la voluntad política de la gente. Votar por hambre no es lo mismo que votar por convicción ideológica, término en desuso en el tianguis de las elecciones.

Pero lo más grave de este asunto es que a fin de cuentas todo este cuento nos da señales de que para 2012 el camino está trazado y no habrá mayores cambios en la idea de conseguir votos por parte del PRI. A fin de cuentas Eruviel es el candidato de Peña Nieto. Todo está dicho.

De pasadita

Y ya que abordamos el tema estado de México, bueno sería que todos supiéramos que los antorchistas que marcharon por las calles del Centro Histórico de la ciudad de México en los últimos días portaban unas camisetas rojas, símbolo del priísmo en aquella entidad, y con el nombre, precisamente, de Eruviel en el pecho.

Así que las recomendaciones sobre el panorama que le espera a la entidad más poblada del país, en caso de que, como se da por seguro, triunfe el PRI, no parecen ser las mejores. Hay evidencia gráfica de los antorchistas con las camisetas y el nombre del candidato, y hay muchos mexiquenses que sólo alcanzan a decir: ¡Ay nanita!