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Compite en condiciones de desigualdad con las nuevas redes sociales: Luis María Scasso

La escuela dejó de ser instancia de socialización entre jóvenes urbanos

No encuentran en ella, ni en la familia, ningún atractivo que sirva como dispositivo de contención, señala el directivo de la OEI

Si antes se estudiaba se tenía el futuro garantizado; hoy no es así, dice

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Vivimos un mundo dinámico y la escuela no monopoliza los procesos de socialización, señaló en entrevista el director general de Educación Permanente de la Organización de Estados Iberoamericanos, Luis María Scasso. En la imagen, jóvenes creadores en la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) de OrienteFoto Fabrizio León Diez
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de junio de 2011, p. 40

La escuela en las grandes urbes de América Latina, entre ellas el Distrito Federal, dejó de ser la principal instancia de socialización entre los jóvenes, quienes no encuentran en ella ningún atractivo al competir, entre otros actores, con las nuevas redes sociales, aseguró el director general de Educación Permanente de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Luis María Scasso.

En entrevista con este diario, durante una visita a la ciudad de México, el especialista consideró que ante ello es necesario buscar fórmulas para las escuelas urbanas que permitan utilizar estas innovaciones tecnológicas como parte de una actualización permanente en los sistemas educativos.

Advirtió que en las grandes urbes, un joven no escolarizado está expuesto a problemas de irreversibilidad más complejos que los que viven sus pares en zonas rurales. Es más fácil que a este último se le invite a regresar a la escuela, y lograrlo, que a un joven en una urbe, que requiere de abordajes específicos, apuntó.

Anteriormente –expuso–, la escuela, junto con la familia, era la instancia principal de socialización, hoy en las familias no hay dispositivos de contención y la escuela tiene que competir en desigualdad de condiciones con estas nuevas instancias de socialización, que la hace aburrida para los muchachos, y menos competitiva en términos de atractivo.

A ello se suma el hecho de que la educación, en el marco del complejo proceso de cambios civilizatorios, llámese globalización, mundialización o posmodernidad, ha perdido ese rol de garantizar una movilidad ascendente.

Si antes se estudiaba se tenía el futuro garantizado, hoy no es así, hoy sabemos que un joven que no estudia no tiene oportunidades, pero en el imaginario de nuestros niños y nuestros jóvenes la educación no está ligada necesariamente a una mejor calidad de vida que sus padres. Entonces, en su intimidad, puede preguntarse para qué ir a la escuela, refirió.

Indicó que no se trata de una transformación genética. Los niños y los jóvenes son exactamente iguales que los de hace 50 años, pero han nacido en un mundo completamente diferente y nuestras escuelas, nuestros sistemas educativos, se han creado con otra lógica: la lógica de instalación o construcción nacional.

De tal manera que a la escuela, que ha sido muy eficiente para dar respuesta a los paradigmas sociales de aquellos momentos, le cuesta adecuarse, renovarse, pensarse en una actualización permanente, porque hoy vivimos un mundo dinámico y la escuela no monopoliza los procesos de socialización.

Señaló que para resolver esta problemática no hay una receta única, debe ser una construcción permanente y de compartir experiencias de lo que funciona o no, pero sobre todo, de no enfocarla como una cuestión estricta del sistema educativo, sino de generar todo tipo de condiciones para lograr que los niños se queden en la escuela, desde garantizar los útiles, la alimentación, transporte, apoyos compensatorios y docentes capacitados.