Sociedad y Justicia
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Insuficientes, esfuerzos para formar especialistas, señala el Conacyt

Las universidades dan empleo a jóvenes con doctorado, pero no para investigar
 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de junio de 2011, p. 46

A pesar de que en México cerca de 950 mil personas tienen estudios de maestría y doctorado, sólo 19.5 por ciento optaron por especializarse en campos vinculados a las ciencias aplicadas y la innovación tecnológica, 7 por ciento se formaron en el área de salud y 39.3 por ciento cursaron su posgrado en áreas de las ciencias sociales, administración y derecho.

Arturo Menchaca Rocha, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), aseguró que si bien la mayoría de quienes tienen un doctorado encuentran empleo, esto no significa que estén haciendo investigación. Explicó que cada año se gradúan cerca de 3 mil doctores en el país; en contraste, el Sistema Nacional de Investigadores, organismo que agrupa a los especialistas que se dedican a tareas de investigación aplicada o teórica, apenas crece en mil nuevos miembros.

En los hechos –indicó–, no todos los que se gradúan de un posgrado están haciendo ciencia. En México hay muchas instituciones de educación superior privadas que dan trabajo, pero no para hacer investigación. En la mayoría de los casos, si un joven con doctorado solicita trabajo, se lo dan, pero para estar frente a grupo, no para estar en un laboratorio o realizando una investigación de campo.

De acuerdo con los resultados del Censo de Población y Vivienda 2010, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México hay 13 millones 92 mil 463 personas mayores de 18 años con educación superior. De ellos, 10.4 millones tienen estudios de licenciatura; 1.4 millones cursaron una formación técnica o comercial con estudios de bachillerato, y menos de un millón ingresó al posgrado luego de concluir su carrera universitaria.

El Inegi revela que, en su mayoría, los mexicanos con altos estudios radican en ciudades con más de 100 mil habitantes, pues poco más 746 mil viven en comunidades urbanas. De ellos, sólo 12.4 por ciento se especializó en ingeniería, manufactura y construcción; 7.8 por ciento en ciencias naturales, exactas y de la computación, mientras en los temas de educación se formaron 13.3 por ciento; en ciencias sociales y administrativas, 41.6, y en artes y humanidades, 4.3.

En cuanto al reto de formar mayor cantidad de científicos y especialistas, Enrique Villa Rivera, director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacy), reconoció que los esfuerzos aún son insuficientes, pero hoy tenemos 33 mil becarios en programas nacionales y extranjeros, aunque enfatizó que de ellos, 33 por ciento provienen sólo de dos instituciones de educación superior: la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Esta alta concentración de alumnos con interés por cursar un progrado –indicó– debe impulsarnos a fortalecer las universidades estatales, pero también a demandar que se cuente con plazas y apoyos suficientes para que los doctores que con tanto trabajo estamos graduando se dediquen a hacer aquello para lo que fueron formados: generar nuevos conocimientos e innovación tecnológica.

René Asomoza Palacios, director del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, señaló: sí tenemos jóvenes que están ganando premios como los Weizmann, que sólo se entregan a las mejores investigaciones de tesis en campos de las ciencias exactas y naturales, de las ingenierías y la tecnología, y año con año vemos a alumnos talentosos que logran estos reconocimientos, cabe preguntarse a dónde van.

Con salarios que si acaso llegan a 10 mil pesos mensuales en el mercado nacional, como aseguró en su momento el subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán, para quienes tienen doctorado o maestría, es obvio que se van a ir donde reciban sueldos y condiciones de trabajo competitivas.