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Busco ayudar a la comprensión de las rebeldías y revoluciones, manifiesta el investigador

Armando Bartra recibe honoris causa de la Universidad Nacional de Córdoba

Tenemos la misión de mandar al carajo la dicotomía civilización-barbarie, dijo en su discurso

La obra del sociólogo es un referente para aproximarse a la cuestión campesina en AL

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Armando Bartra durante su discurso, ayer, en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de junio de 2011, p. 5

El sociólogo Armando Bartra recibió este jueves el doctorado honoris causa de la Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina, en una ceremonia efectuada en esa institución.

Durante su discurso que tituló Mito, aquelarre, carnaval: el grotesco americano, el coordinador del suplemento La Jornada del Campo, manifestó: “En el amanecer del milenio vivimos en un momento de bifurcación, estamos en la encrucijada de nuestros tiempos. Los saldos de la modernidad han devenido pesadilla compartida por la humanidad, sin embargo es posible encontrar indicios y huellas claras explicativas en el pasado al que podemos voltear a ver en busca de inspiración.

Me he propuesto ayudar a la comprensión de las rebeldías, insurgencias y revoluciones con que los pueblos asumen los magnos retos del milenio, dijo el intelectual y activista mexicano, y el camino puede ser por medio de conceptos como mito, aquelarre y carnaval.

Bartra hizo una exposición de lo grotesco como forma subversiva ante el orden dominante, pero también como indicio en su sentido de utopía posible.

Docente en la UAM

El profesor del Posgrado en Desarrollo Rural de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Xochimilco y también director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural Maya, o Circo Maya como se le conoce, se mostró agradecido con la Universidad Nacional de Córdoba por esta importante distinción, y de manera más personal con aquellos que componen el cuerpo académico del doctorado en Estudios sociales agrarios de la misma y de la cual el doctor Armando Bartra es miembro externo de su Consejo Académico.

En nombre de esa universidad argentina, Luis Daniel Hocsman afirmó: “es un honor para nosotros otorgar esta distinción y con ella hacer parte de nuestra universidad y de su propia historia a este ilustre intelectual latinoamericano.

Pero habría que explicitar, se planteó en el acto, que en el transcurso de su vida también se ha propuesto transmitir el conocimiento y ayudar en la formación educativa de un país necesitado de esto, apoyar los procesos subversivos que han surgido a la luz de la barbarie capitalista, difundir, denunciar, pero también proponer e indagar formas creativas, alternativas a la gran crisis, a la debacle del sistema, a la noche que se nos viene encima.

De esto da cuenta su paso por instituciones educativas como la Universidad Nacional Autónoma de México, la Escuela Nacional de Antropología e Historia y en especial, de la universidad de la que es docente, la UAM-Xochimilco.

Asimismo, desde el suplemento La Jornada del Campo ha estado denunciando las prácticas de exclusión hacia el campo y los campesinos mexicanos o el ecocidio permanente del continente, pero también difundiendo experiencias significativas de resistencia campesina, o las formas creativas que impulsan los pueblos originarios lo mismo de los estados mexicanos de Chiapas o Guerrero que de países como Bolivia.

Practicante de la utopía posible

Aunque las temáticas de su obra son muy amplias, el campo y los campesinos, los campesindios, como suele decirles Bartra, son sus temas preferidos, ya que son los análisis de los procesos de los rústicos del país y el continente los que componen gran parte del cuerpo teórico de su obra.

Entre otras cosas, a Bartra le debemos la conceptualización de los campesinos como clase.

Su obra es una referencia para aproximarse al conocimiento de la cuestión campesina en América Latina. Su prolífica labor en investigación abarca más de 40 años de manera ininterrumpida.

Bartra ha mostrado la madurez intelectual que ha alcanzado en obras, como El hombre de hierro: límites sociales y naturales del capital y Tomarse la libertad: la dialéctica en cuestión, esenciales no sólo para ver sus influencias intelectuales como las de Jean-Paul Sartre, Walter Benjamin o Carlos Marx, sino que estas últimas obras son un punto cardinal para entender la configuración material de la polimorfa opresión capitalista, la multiforme resistencia del monstruo codicioso con los más variados disfraces y la crisis histórica sistémica a la que nos ha llevado: la debacle ambiental, energética, alimentaria, migratoria y financiera que inaugura el nuevo siglo, donde se percibe el agotamiento de un modelo civilizatorio. Destaca su libro más reciente, La utopía posible, editado por La Jornada. La utopía posible sobre las luchas cívicas del pueblo de México.

Al finalizar, dijo: Nosotros los otros, los salvajes, tenemos la misión de mandar al carajo la dicotomía civilización-barbarie. Nos tocó la tarea de jubilar la confrontación excluyente entre ciudad y campo, cultura y naturaleza, hombre y bestia, vigilia y suelo, masculino y femenino, vida y muerte. No la de suprimir la tensión vivificante, sí la polaridad alienada.