Sociedad y Justicia
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Se debe analizar primero los logros de dichos centros, señalan

Critican expertos que Gordillo califique de monstruos a escuelas
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de junio de 2011, p. 40

Desaparecer las escuelas normales sería uno de los más graves errores del sistema educativo nacional, no sólo porque se carece de un modelo público alternativo de formación para el magisterio, sino también porque los profesores egresados de sus aulas han sido por décadas los únicos que han llegado a las comunidades más empobrecidas y lejanas para educar a miles de mexicanos, tarea que ningún egresado de licenciatura o posgrado querrá hacer, aseguraron especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En entrevista, afirmaron que antes de aplicar adjetivos como monstruos o escuelas patito, es necesario realizar una análisis de lo que han sido las normales, su financiamiento y objetivos pedagógicos. No podemos desecharlas o decir que son un monstruo si antes no evaluamos qué resultados han obtenido, y si no alcanzaron las metas, identificar cuál fue la razón. No podemos aceptar la desaparición de un sistema de formación de docentes que ha dado a México excelentes maestros, sin que se nos diga por qué y qué modelo lo sustituiría.

Teresa Farfán Cabrera, investigadora de la UAM-Xochimilco, experta en planeación y desarrollo de la educación, destacó que estamos ante un problema multifactorial en el que por un lado está la tarea formativa que han cumplido las normales y, por otra, un modelo educativo neoliberal que se busca imponer desde el gobierno federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que encabeza Elba Esther Gordillo Morales.

Desigual competencia

Los maestros normalistas, agregó, enfrentan una competencia desigual, porque son ellos quienes por décadas han atendido a los alumnos en las comunidades más empobrecidas del país con muy bajos salarios y en condiciones precarias.

Ahora se les pide que enseñen por competencias, que den resultados a través de la prueba Enlace, cuando no han tenido acceso a mejores salarios ni condiciones laborales, y de esto no se puede culpar a la educación normalista.

Sergio Martínez Romo, especialista en política educativa y catedrático de la UAM-Xochimilco, aseguró que considerar a las normales como monstruos no es ningún análisis serio. Sólo puede generarse en un contexto político-electoral que busca mostrar la fuerza de un sindicato y de su aparato para negociar mejores posiciones políticas.

Cerrar las normales, indicó, no es ninguna solución. Además cabe preguntarle al presidente de Fundación Televisa y Mexicanos Primero, Claudio X. González –quien demandó el cierre de estas instituciones por ser un hervidero de política y de grilla–, a qué normales se refiere, porque hace muchos años que funcionan normales privadas, algunas de excelente calidad, pero muchas otras han sido sólo un buen negocio.

Indicaron que las normales demandan una reforma profunda de su modelo pedagógico, pero aún son vigentes los objetivos que les dieron origen, pues hay mexicanos a quienes no les han garantizado su derecho a acceder a una educación laica, gratuita y obligatoria como establece la Constitución.