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Balance de la Jornada

Luego de un dopaje extraño, resurge el futbol de cancha

S

on pocas las páginas brillantes del futbol mexicano a escala internacional. La mayoría de ellas están escritas con una frase que ya parece celebre en nuestro balompié: jugamos como nunca, perdimos como siempre.

Famoso es también ese grito de sí se puede, que en la mayoría de las veces ha terminado con un lapidario no se pudo otra vez. O está también lo que llamamos la maldición de los penales... o que nos volvieron a faltar 10 centavos para el peso.

Por eso, y sobre todo por la forma en que se consiguieron los resultados esta semana, resultan gratificantes los triunfos de la Sub-17 en el Mundial y de la selección mayor en la Copa Oro. No se pueden echar las campanas al vuelo, por supuesto, pero por el bien de los aguantadores aficionados, nos agradaría que se tratara de una nueva etapa en nuestro futbol.

La selección Sub-17, con el peso de Perú 2005, pero con el apoyo de estar en casa, ligó tres triunfos en la fase de grupos, ante rivales tan distintos como Corea del Norte, Congo y Holanda.

Hay que destacar sobre todo la victoria ante los europeos. Se habla de suerte del portero Richard Sánchez o de mala puntería de los delanteros holandeses. Pero lo cierto es que el mini Tri fue certero en las escasas ocasiones de gol que tuvo, cuando casi siempre sucede al revés: México llega, falla y al final el rival se impone en la única ocasión que tiene. Ya merecíamos saber qué se siente jugar mal y ganar, por decirlo así.

La Copa Sub-17 ha sido de bajo nivel: Argentina clasificó de carambola y Brasil gana sin brillantez, mientras los europeos se quejan con razón del sofocante calor en el que se desarrollan los partidos.

Y el Tri mayor espantó a uno de sus peores fantasmas. Varios años después, Javier Aguirre confesó que en el Mundial 2002 sus jugadores hubieran preferido enfrentar en octavos a una potencia europea y no a Estados Unidos. Cuando los tricolores se enteraron del rival, el estado anímico decayó, por supuesto México perdió y dejaba así su sitio como gigante de la Concacaf.

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Jordy Meléndez, de Panamá, marca al alemán Mitchell Weiser, quien anotó un gol ayer en La Corregidora de QuerétaroFoto Notimex

Este sábado, en Pasadena, el Tri repetía sus errores eternos al dominar, fallar y recibir dos goles en las únicas dos llegadas de los estadunidenses.

Pero los miedos de la niñez se empezaron a alejar cuando Pablo Barrera demostró que sigue teniendo futbol en los botines, aunque pasó tanto tiempo en tribunas inglesas; cuando Andrés Guardado demostró talento para estar en un equipo de primera división tras el descenso del Deportivo La Coruña; cuando Javier Hernández dio un pase de crack y fue pilar del equipo, a pesar de cargar con todo lo que implica ser El Chicharito; cuando Giovani dos Santos anotó un gol de antología y fue otra vez aquel joven desequilibrante de Perú e hizo olvidar sus andanzas nocturnas en Londres.

El futbol cancha resurge, pero el futbol de escritorio agoniza por un dopaje extraño, al sugerir el propio Joseph Blatter que son más de cinco los casos positivos, lo que hace válida aquella versión de que fueron 12 en total los seleccionados involucrados.

Mientras, la Sub-22 hace resurgir leves esperanzas al obtener su primer triunfo rumbo a la Copa América. Después de empatar con Colombia, el equipo del ex Flaco Tena venció a Ecuador con tanto de Marco (Marcote, diría José Luis Real) Fabián, pero los refuerzos Rafael Márquez Lugo y Oribe Peralta siguen fallando muchas opciones de gol y no parecen los refuerzos idóneos para ese difícil certamen.